Día 8: Dejando Tokyo en todo lo alto

Hola a todos. Ha sido nuestro último día en Tokyo - por el momento, ya que volveremos al final del viaje para disfrutar de esta gran ciudad durante tres días más. El balance general es que Tokyo es un sitio estupendo para petardear, hacer el gamberro y visitar sus muchas tiendas, pero no es una ciudad para todo el mundo. Hoy ha hecho mucho, mucho calor y unido a la potencia descomunal del aire acondicionado, que simula las condiciones del último tramo del Everest, ha hecho que me resfríe. No es nada grave, tranquilos. Mala hierba nunca muere.

Siendo sinceros, hemos empezado el día sin saber muy bien qué hacer. Bueno, lo primero que hemos hecho sí lo teníamos clara - mandar las maletas a Takayama a por tabaco. El coste es de 25 EUR, lo encuentro muy barato porque mañana nos comemos cuatro horas de tren con transbordo. Bueno, siempre y cuando el tipo que nos lo recomendó, un señor catalán muy amable, no sea el dueño de la compañía de las maletas y vaya por ahí troleando a la gente para robarle el equipaje. En mi mente y hasta que se demuestre lo contrario, el tipo estará ahora con nuestras dos maletas, poniéndose la ropa de Belén, bailando con música clásica y gritando "¡¡¡DOS PRINGADOS MÁS, JAJAJAJAJAJAJA, JODEROS, HIJOS DE PUTA!!!". En fin, tendremos que esperar hasta mañana para ver qué pasa.

El caso es que no había plan, pero sí un día muy bueno. Habíamos leído que en un día bueno se puede ver, a lo lejos, el Monte Fuji desde Tokyo así que rápidamente busqué en Internet dónde ir. Elegí un sitio casi al azar porque no había que cambiar de línea de metro y allí que nos fuimos. El sitio en cuestión se llama Bunkyo Civic Center y el observatorio está en la Planta 25 de un edificio de oficinas. Ha sido curioso subir, porque el ascensor paraba en todas las plantas y se veía a la gente currando. He visto ataúdes de mudos más silenciosos que esta gente currando, qué bendición. Al llegar, oh sorpresa, no había nadie. Un observatorio de puta madre prácticamente para nosotros solos y con la posibilidad de ver el Monte Fuji. Porque sí, se veía. Allí a lo lejos, allá en el Rancho Grande, pero se veía.



La única persona que había era un señor mayor con el que he mantenido una conversación, con él hablando en japonés, más o menos así.

- Hola, amable señor. ¿Es aquel el Monte Fuji?
+ Pues claro que sí, tonto del culo, ¿cuántas montañas así de grandes has visto por aquí? ¿Qué pensabas, que era el Mont Blanc?
- Perdone, pero es que no hablo jap...
+ (interrumpiendo) Sabes, guiri de mierda, cuando era joven subí el Monte Fuji subiendo solo impulsado por la punta de mi poderoso cipote.
- En fin, que tenga usted un buen día, caballero. Ya que no me entiende, con todo el dolor de mi corazón, me voy a tener que cagar en sus putas muelas.





Aprovechando que arriba había dos máquinas de bebidas hemos hecho el Reto de Bebidas Japonesas #9. Parece que haya sido el más satisfactorio del mundo. Lo que no sale en el vídeo es que media hora después me pegó un apretón demoníaco que me hizo salir por patas hasta el hotel, que era el wc más cercano en ese momento.

Aparte, hemos hecho alguna foto desde arriba que creo que nos han quedado espectacular con la cámara de Belén, compacta, de 200 pavos. Espectacular compra. Están encima de este párrafo. Y debajo, algunas fotos de la exposición de arte escrito que había en la planta 1. ¡Visita completa!

La segunda parada del día ha sido el parque de al lado del hotel, el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen. Hay que pagar 200 yenes - menos de 2 EUR - para entrar y está prohibido prácticamente todo menos hablar y respirar, pero el parque merece la pena y es uno de los más bonitos que he visto en mi vida. Una explanada con los rascacielos de Tokyo al fondo, varios estanques, muchos pájaros - ojo con los cuervos negros, con muy mala leche - y hasta un pequeño palacete dedicado a Taiwán. Recomendadísimo. Lo que yo pueda decir no le hace justicia, así que añadiré fotos y vídeos. 

Eso sí, hacía un calor INFERNAL, el mayor momento de calor en todo el viaje, sobre todo en un invernadero que aquello parecía una jungla tailandesa. O una sauna finlandesa, vaya. Horrible de verdad, pero ha merecido la pena porque el parque es un 10.

¡Hemos activado al Japan Rail Pass! Es una pequeña tarjeta que nos ha costado 400 EUR cada uno pero que nos permite viajar por todo el país durante dos semanas. Hemos cogido la opción verde, que es como ir en business - había que pagar algo así como 75 EUR más por cabeza, pero qué coño. Hemos hecho los cálculos y coger dos trenes en business ya nos costaría más que el JRP. Es FUNDAMENTAL sacarlo si venís a Japón y queréis salir fuera de Tokyo. Nos hemos acercado a Yokohama, famosa por a) su Chinatown, dicen que el más grande de Asia... pero qué coño, Hong Kong, Shanghai y Pekín ya son tres Chinatowns en sí mismo que se mean en este... y b) su skyline, lleno de edificios iluminados cerca del puerto. Hemos visitado lo primero y hecho algunas compras pendientes. Belén me ha sorprendido con un Reto de Bebidas Japonesas sorpresa. Sí, hoy ha habido doble ración.

También hemos comido por allí, no muy bien. Nos hemos metido en un buffet libre con Pato Pekín... pero venía en porciones muy pequeñas. En mi primer porción había más huesos que en todo el Cementerio de Montjuic. Al final hemos cumplido la papeleta con otros platos que estaban más decentes y hemos vuelto, parando en Shinjuku y dando un paseo de 15 minutos hasta al hotel para despedir a uno de nuestros barrios favoritos del mundo. ¡Hay de todo!

Mañana nos vamos a Takayama. Primera experiencia con el Japan Rail Pass y viaje largo con dos trenes. A ver qué nos encontramos por allí. ¡Aún queda mucho camino por andar!