Día 2: Explorando Tokyo - by Javi

Hola a todo el mundo. Belén ha hecho un buen resumen de lo que ha pasado hoy y no me gusta ser redundante, así que voy a intentar darle un giro de guión - hablar de lo que ha pasado hoy pero con una perspectiva diferente. Llevamos dos días en Tokyo y puedo desmentir un mito sobre esta ciudad - que los transportes son muy difíciles de entender y que orientarse es casi imposible. Falso. Hasta el mayor tonto del culo podría orientarse medianamente bien en esta ciudad.

(...)

Bueno, el mayor tonto del culo no. SEGURO que habéis pensando en alguien tremendamente torpe y no, ese cabrón de mierda se pierde seguro. Pero en general no es difícil. Las líneas de metro tienen asignada una letra y cada parada, un número. La más cerca de nuestro hotel es la M-7. Se trata de mirar el trayecto en Internet, y ver si los números crecen o no, para coger el tren en un sentido u otro. Lo de los autobuses puede llegar a ser más complicado - hoy hemos estado a punto de coger uno que nos habría llevado al mismísimo infierno, pero Belén ha estado lista y nos ha frenado. Quien sabe, igual el tonto del culo que estábais pensando y que se pierde como si fuera gilipollas soy yo. 

Otro mito - la tecnología es buenísima y barata en Tokyo. Y una polla. Hemos ido a un edificio tecnológico de siete plantas que no solo tenían electrónicas, también todo tipo de juguetes para niños, una tienda de discos gigante y vendían infinidad de electrodomésticos, libros y demás. Pues bien, un USB con forma de trozo de sushi costaba 60 EUR o así. Hablar de Japón es pensar que están tecnológicamente avanzados. Pues no. El Google Maps, sin ir más lejos, funciona como el mismísimo culo. Hoy queríamos ir a un centro de videojuegos retro llamado SUPER POTATO. Hemos tardado dos horas en llegar y al Google Maps lo único que le ha faltado es sacar una mano por la pantalla del móvil y darnos collejas como Benny Hill al calvo. La dirección estaba mal, pero hemos conseguido ir por nuestros cojones. El método ha sido de traca - encontrar un vídeo en YouTube de cómo ir para allá desde un punto determinado (ver vídeo adjunto). 

Buscar el Club Sega ese que pone al principio del vídeo y utilizarlo como camino de baldosas amarillas. Total, para nada, porque el SUPER POTATO ha resultado ser un truño de dimensiones considerables. Una tienda fea, llena de cosas ya inservibles y un salón arriba con arcades antiguos... y unos pocos occidentales jugando. Eso sí, tanto perdernos nos ha servido para ver la zona de Akihabara entera - una exposición de artículos artesanales, el mercado tecnológico y una tienda llena de juguetes manga, de Marvel y de Star Wars, cinco plantas. Hasta ha dado para una situación bastante cómica con un dependiente.

Belén: do you have anything from Sinchán?
Dependiente: Sorry?
Belén: Sinchán? ¡Javi, busca una foto de Sinchán!
Javi: This! Sinchán!
Dependiente: Aaaah, Shinchán!
Javi y Belén: ¡Tu puta madre, coño, pues eso! ¡Cojones!
Dependiente: Ah, you mean cajones! Fifth floor!

Bueno, esto último no lo dijo, pero sí que es muy frustrante que me haya aprendido 30 expresiones básicas en japonés y nadie entienda un carajo de lo que digo. Igual es que hablo japonés con acento andaluz. O igual me he equivocado de idioma y me ha dado por el birmano, pero les digo algo tipo "me llamo Javier, tenemos una reserva" y me miran como si hubiese dicho algo extraño rollo "por la izquierda ha pasado un filete de pollo cantando la Marsellesa, disfrazado de botella de Marie Brizard".




Otra cosa que no entiendo es que sean tan proamericanos en este bonito país después de los dos cebollazos atómicos que les metieron hace 70 años. Es que hay una Estatua de la Libertad por aquí y todo. Entiendo que hay cosas que la globalización hizo inevitables, pero J-O-D-E-R, plantar una Estatua de la Libertad lo encuentro excesivo. La zona de Odaiba es una oda al consumismo. Si pensáis que en España somos consumistas... bueno, estáis en lo cierto, pero aquí lo son algo así como 10 veces más. Todo está orientado a la compra, a mover el dinero. Mucha gente con empleos supérfluos, tiendas con 100 empleados en los que podrían funcionar con 40... pero todo el mundo con dinero en el bolsillo dispuesto a gastarlo. Eso sí, el que más tiene que tener es el jefe de Japanese Rail. Hay señales de JR por todas partes. Esto en vez de Japón parece Dallas, la mítica serie de televisión. Volviendo al tema inicial del párrafo, si viviese aquí y conociese mi historia sería el más antiamericano del mundo. A mi lado el difunto Hugo Chávez iba a parecer Sarah Palin. Pero en fin, no es el caso.




Qué más... ah sí, que como hoy había dos entradas de blog, hemos hecho dos Retos de Bebidas Japonesas. De momento estoy teniendo suerte. Ya vendrán mal dadas. Que hemos intentado ir a un karaoke llamado Gigabar, y tras ser puteados tremendamente por el Google Maps, que nos ha hecho cruzar un paso subterráneo dos veces y dar unas cuantas vueltas, al final estaba cerrado. El muy cabrón del dueño del Gigabar debe estar en Barcelona tocándose los cojones, para compensar, metido en una bañera llena de billetes con dos putazas. Vamos, lo que es estar en su negocio un jueves por la noche, va a ser que no. No creo que lo volvamos a intentar.

Llevamos bien el tema de la comida - este es un país en el que el McDonald's debería estar de adorno, porque en todas partes encuentras un sitio para comer bien, barato y hasta saludable. Por otra parte, esto de llamar a tus seres queridos utilizando el whatsapp cuando tienes wifi es un invento verdaderamente cojonudo. Todo el mundo debería hacerlo cuando esté por ahí. Esto sí que es tecnología que funciona bien. Mañana empezaremos el día en el mercado de Tsukiji, a saber, el mercado de pescado más famoso del mundo. Y después... pues no lo tenemos muy claro. ¡Lo divertido es averiguarlo! 

Finalmente, os dejo con dos fotos - una del robot gigante y otra que, inequívocamente, es una toalla de perro de peluche follándose al Planeta Tierra. ¡Hasta mañana!