miércoles, 21 de agosto de 2019

Día 20: Castillos Rosas y Lagos Chungos



Hola a todos desde el Lago Ness, nueva etapa final de nuestra Aventura de este verano. El día ha empezado en Aberdeen, donde hemos hecho unas últimas compras - no muchas, porque vamos muy restringidos con el tema del peso en las maletas - antes de salir hacia aquí. Lo dicho ayer: Aberdeen no es imprescindible, pero sí es el mejor sitio donde parar si vas de Edimburgo a Inverness. Belén está mucho mejor tras dormir nueve horas anoche y yo, bueno, lo mío es el insomnio garantizado. Nunca duermo bien la primera vez que duermo en una habitación nueva, y no repetimos desde hace días, así que os podéis imaginar cómo estoy, que me duermo por las esquinas.









La primera parada del día, sorpresa para mí y organizado todo (obviamente) por Belén era el Castillo de Craigievar. Pensé que sería el típico castillo escocés, esto es, un montón de ruinas del Siglo XV con unas vistas brutales pero no, nada que ver. Primero, el castillo está intacto, tal y como se terminó en el Siglo XVII. Creo que ayuda mucho el hecho de que está bastante escondido - hay que conducir por una carretera de piedrecillas durante muchos kilómetros para llegar y claro, así no hay ejército invasor que pueda con ellos, porque ir para allá es de bajada, pero luego hay que subir con las armaduras y su puta madre. Segundo, precisamente por su ubicación, no están permitidos los autobuses turísticos: si quieres ir, tienes que ir expresamente.










Tercero: el castillo es rosa. Le dieron un tono rosa al granito local y de ahí salió el color final. Dicen que Walt Disney se inspiró en el Castillo de Craigievar para el Castillo de la Cenicienta, y visto lo visto, me lo creo totalmente. Hicimos una visita guiada de hora y cuarto que mereció la pena muchísimo, en petit comité, cinco personas, todos con muchas preguntas que hacer a la excelente y sarcástica guía. El castillo perteneció a la familia Forbes hasta los años 1960s y nos contaron varias historias muy buenas. La mejor fue que el chico de un clan rival se enamoró de una de las hijas del Forbes jefe, y el chaval no tuvo mejor idea que colarse en el Castillo de Craigevar, supongo que a ver si se la follaba. Cuál fue su sorpresa que a quien se encontró fue a su padre, que le retó en duelo en una de las habitaciones del castillo. El chico acabó saltando por la ventana, 22 metros al vacío, evitando que un miembro de su familia fuese matado por el clan rival.








Eso, o lo empujaron, vaya. El mejor chiste de la guía fue cuando fuimos a la azotea y yo me quejé de la cantidad de escalones que teníamos que bajar. "Bueno, hay otra manera de bajar y es más rápida, tú mismo". Hijaputa, qué carcajada me sacó. Tomamos un café excelente, compramos una pastilla de jabón deluxe (a veces me da por hacer estas cosas, olía muy bien, qué le voy a hacer) y salimos en dirección a... donde fuese que nos dieran de comer. Esta vez acertamos yendo a un lugar llamado Alford Bistro, elegante, con muy buen servicio y mejor comida. Era nuestra segunda opción, así que me alegro que esos cabrones de la primera opción estuviesen cerrados, ja, ja, joderos.







Por sugerencia de un follower de Aventura Global en Twitter, @powfelo, fuimos a la Destilería de Chivas, llamada Strathisla. Nos pillaba bastante de camino y hacían catas de whiskey, así que perfecto - Belén no iba a beber en ningún caso porque tenía que conducir, pero a mí me apetecía. Llegamos y una señora muy amable nos dijo con muy buenas maneras que nos fuésemos a tomar por culo, que todo lo que quedaba en ese día, desde las opciones de más pasta hasta las catas más sencillas, estaban reservadas por japoneses. Y eso que no se podían hacer reservas online, tócate los cojones. Con gran pesar y unas ganas de beber whiskey que ni John Wayne tras cruzar el Desierto de Sonora nos fuimos a la destilería inmediatamente más cercana: la de J&B. Resultó ser una puta fábrica de whiskey sin acceso al público en general - y a gilipollas como nosotros en particular. Muy amablemente nos mostraron el camino de vuelta a la carretera. Nos mandaron a la mierda, pero muy amablemente. Un vídeo más para la mítica sección "Momentos Chungos en Aventura Global".







Total, que no hubo cata de whiskey y seguimos hasta Elgin, ciudad con la enésima catedral destruída. Está un poco más entera que las demás pero vaya, sigue estando en ruinas. Se ve todo desde fuera y pagar nueve libras por la ruina de una catedral me parece un insulto, un abuso, una farsa, una auténtica pantomima. Hay que ser chorizo para sacarle los cuartos a la gente de esa manera. "Es que ayuda a la conservación del edificio". PERO QUÉ CONSERVACIÓN, SI AQUELLO LLEVA TRES SIGLOS EN RUINAS, HOSTIA. En una jornada de paisajes brutales por todas partes, aproximarnos al Lago Ness al atardecer fue bastante especial.





Lo que no estuvo tan bien fue la llegada a nuestro Bed and Breakfast. Primero, llovió todo el camino hasta el sitio y cuando tuvimos que sacar las maletas y cuando apretó más. Segundo, hemos tenido que subir las maletas por una escalera superestrecha, rollo la del castillo rosa. Hoy es nuestra última noche juntos en este viaje y hay que hacer las maletas bien hechas, esto es, con el peso correcto y tal. Tenemos un pesador electrónico que va muy bien y nos libra de pagar sobrecostes absurdos en los aeropuertos. Las caras de los tipos en el check-in cuando ven que nuestras maletas siempre pesan el máximo posible es un poema, en plan, a estos no podemos encularlos.



Tercero y más importante, llevamos todo el viaje pensando que tendríamos una habitación con vistas al lago y resulta que no. La tía del B&B dice que es la que reservamos, y punto, pero lo dudamos poderosamente. La vista es a la carretera, y cada vez que pasa un coche entra un ruido que ni un comedor social birmano. Encima la habitación es bastante pequeña y reubicar todo ha sido un poema. Al menos nos dejan cenar abajo - probablemente para que ellos limpien menos, no como cortesía - y podremos ver el lago un ratito.



Total, que nos vamos. Nos queda un día completo en Escocia - Belén se irá mañana por la noche a Palma y yo me iré al día siguiente a Faro, a hacer la tradicional ruta Faro - Isla Cristina - Islantilla - Sevilla, pidiendo más favores que Tsipras en la Unión Europea. Dejaremos aparcado el blog unos días y volveremos con dos entradas finales, una de Belén y otra mía, para rematar la temporada. Si os ha gustado, dejad un comentario aquí abajo, y si habéis llegado hasta aquí tras leerlos todos y aún así no dejáis un comentario tras proporcionaros horas de entretenimiento gratis, espero que un enjambre de abejas se introduzca en tu recto, se desorienten toas y empiecen a picar con gran violencia y precisión.

En serio, gracias por leernos. Seguiremos con nuestra misión de vivir lo mejor posible, conocer el mundo y explicarlo por aquí con cierta gracia. ¡Ha sido otro bun viaje veraniego! 

martes, 20 de agosto de 2019

Día 19: La cuna del golf y mucho más



Hola a todos desde Aberdeen, Escocia, donde hemos llegado esta tarde. Hemos dado un paseo por la ciudad y sí, hay monumentos interesantes, hemos podido entrar en la Catedral y no está mal, es una buena parada de un día si haces una ruta por Escocia. No es una ciudad superespecial, no vas a ver nada que se te caigan los huevos al suelo, pero no está mal. Hemos cenado en un italiano bastante bueno, con personal italiano. El problema es que los vecinos de mesa, italianos también, han recibido un trato de favor brutal con respecto a nosotros, que nos han tratado con la puta punta del pie. Me han dado ganas de empezar a hablar italiano y como podéis imaginar, lo que más sé son insultos de todo tipo. En fin, buena comida pero pésimo servicio. Hasta nunqui.








Empezamos el día con muchos problemas logísticas. Primero, Belén no está al 100% debido a una herida donde la espalda pierde su santo nombre. En el culo, vaya. Estas cosas pasan, y afortunado es el que no le haya pasado: recuerdo que me pasó a mí hace tres años y me quería MORIR. Belén es una titana, una ídola, una jefaza por conducir tantos kilómetros con tanta precisión en una situación personal tan incómoda. Eso solo lo hacen los cracks. Segundo, no había agua caliente en la habitación esta mañana. Resulta que están haciendo una obra al lado del lado del hotel y de algún modo ha afectado al agua caliente. Como el hotel (The Lane) tenía dos edificios, nos hemos ido al otro a ducharnos. Un poco raro, pero al menos el personal de hotel ha tenido reflejos y solucionado el problema, aunque sea de forma un tanto chapucera.








Tras un buen rato en la carretera, nuestra primera parada ha sido en un extraño sitio llamado Cupar. El pueblo no tenía nada de nada, el típico pueblo salido del culo de la civilización en la que la gente vive no se sabe muy bien por qué. Pero coño, al final nos hemos dejado una pasta en el puto Cupar. Belén y yo hemos tenido una escena muy cómica en la farmacia, en la que la farmacéutica se ha imaginado lo peor al decirle "no, no son hemorroides, es una herida". Encima el nombre de la crema que le ha dado, Anusol, no ayudaba PRECISAMENTE. Hemos comprado revistas, tomado una taza de té malísima que no sacaría puntos ni en un concurso que agua sucia. Hostia, pero esta gente se suponía que sabe de té, ¿cómo es posible que estuviese tan jodidamente malo? Al final hasta yo me he comprado una chaqueta en un outlet que había al lado de donde aparcamos el coche. De locos.













Llegamos at St Andrews sobre las 12:30 para ver un poco la ciudad antes de dirigirnos al campo de golf, el famoso Old Course. La catedral y el castillo están en ruinas, pero igualmente es interesante visitarlos. Comimos un riquísimo bagel de salmón cada uno antes de ir al campo de golf. Por supuesto, nos perdimos dos veces por culpa del puto Google Maps, que sabe de golf lo mismo que yo sé de política uzbekistana. Al final llegamos a un hotel cerca del campo de golf y un señor muy amable, recepcionista, nos indicó dónde ir con una perfección absoluta, paso por paso. Acojonante. Llegamos al club a las 13:58 y teníamos que andar 7-8 minutos al lugar donde empezaba el tour, vaya, que no llegábamos. Un tipo cogió un carrito de golf (buggy, los llaman) y nos llevó allí en un santiamén. Le dimos propina y todo.









Una vez allí, el tour iba un poco lento y Belén se retiró pronto porque no estaba en la mejor condición física. Para los que nos gusta el golf, fue muy interesante. Primero, contrariamente a lo que podría parecer, St Andrews es un campo de golf público y cualquiera puede jugr - el fee en verano para el Old Course, el más famoso de los seis campos de golf en ese área, ronda las 190 libras. Hay una lista de espera que flipas, pero puedes llegar a jugar. Segundo, los domingos no hay golf salvo que haya un campeonato grande tipo The Open. Se abre el parque a todo el mundo, pidiendo que no pisen los greens. En el tur vimos los hoyos 1, 17 y 18. El hoyo 1 es el mismo que es 18, más o menos, solo que uno se juega en dirección opuesta al otro. El 17 es uno de los hoyos de golf más cabrones que existen en el mundo, con un golpe de tee ciego al green, un bunker muy famoso donde salir es casi imposible y una carretera que si la bola cae allí, tienes que seguir jugando. Allí está un puentecillo del Siglo XIII, uno de los símbolos del golf mundial, donde no pude resistir hacerme una foto. Gran visita, recomendada.
















De allí nos fuimos al Castillo de Dunnottar, petición expresa de Belén - y quién soy yo para oponerme, por Dios. Como siempre, la recomendación de Belén fue estelar, un castillo en lo alto de risco al lado del mar, con unas vistas impresionantes. Parte de Los Inmortales se rodó allí, también Hamlet. Verlo casi al atardecer fue muy especial, la verdad. Como la Catedral y el Castillo de St Andrews, el castillo de Dunnotar está el ruinas, pero eso no quita que sea una atracción turística de primer nivel. Hemos hecho unas fotos impresionantes. El sitio mola que te cagas.






Una vez en Aberdeen y antes de ser vilipendiados en el restaurante italiano, conseguimos llegar al hotel no sin suspense. Para llegar al parking del hotel (Siberia, 60 EUR la noche con desayuno, un chollo impresionante) había que dar una vuelta importante con una precisión de reloj suizo con una pistola en el pecho si fallas una decíma de segundo. Lo conseguimos, aparcamos de chiripa en el último sitio y entramos. Lo dicho, hemos dado una vuelta y Aberdeen mola, pero no tiene nada que hacer con St Andrews o, por supuesto, Edimburgo.

Mañana seguimos para Inverness antes de separar nuestros caminos - momentáneamente, claro - pasado mañana. Vamos a disfrutar, que esto es muy bonito y a saber cuándo volveremos...





PS: Conducir con estos paisajes es una pasada. Si no fuese por Belén y el coraje que tiene, no lo habríamos hecho nunca.

PS2: Podéis dejar comentarios sobre Escocia o lo que queráis (sin pasarse con temas chungos) debajo de estas líneas.

PS3: Me he quedado dormido dos veces escribiendo el blog... Ahora sí, me voy a dormir.