lunes, 12 de agosto de 2019

Días 10-11: Hasta el final de la isla



Hola a todos. Ayer no hubo blog porque no hubo mucha actividad, la verdad. Solo salimos de nuestro pequeño apartamento para comer y cenar, literalmente. Decidimos tomarnos el día libre y recuperar fuerzas tras una semana de mucho sol y demasiado ir para arriba y para abajo. Fuimos a comer el restaurante con mejor pinta cerca del apartamento, el Primi Piatti. Tienen un especial de lunch hasta las 14:00 pero nosotros queríamos ya el menú normal a las 13:45. Al chico casi le da una crisis existencial por pedir un menú a la hora que no tocaba, pero llegó el jefe y nos dijo que pidiésemos lo que nos saliese de los cojones, faltaría más. Resulta que en el Primi Piatti se come muy bien: excelentes ensaladas y pizzas. El postre estuvo regular.




La cena corrió a cargo de Belén, que quiso invitar a Poma y su familia por el buen trato recibido estos días. De bien nacidos es ser agradecidos, y tanto Poma como Belén han puesto mucho de su parte para llevarse muy bien. Belén estuvo cocinando una paella desde las 18:00, a fuego lento, que le quedó muy bien. Lo pasamos muy bien sobre todo con Adrian, el padre de Poma. Aparecieron los alemanes estos que no nos caen muy bien y resulta que tampoco les caen bien a ellos. Pude decir alguna barbaridad en croata para las risas del personal. Mi vocabulario es muy básico pero sé decir cosas con gracia como "a tu madre que la follen, pero recuerdos a tu padre". ¿Os he dicho que la paella estuvo deliciosa? Alguno repitió tres veces. Un muy buen rato en buena compañía, con vistas excelentes del Adriático.

Hoy teníamos el firme propósito de llegar hasta el final de la isla. En los mapas solo sale el primer tercio de la isla. Los locales nos alertaron que ir hasta el final de la isla es una gilipollez completa: que si la carretera es una mierda, que si en el otro lado no hay nada, etc. Nosotros, sin embargo, tenemos cierto espíritu aventurero y una extraña capacidad de hacer lo contrario de lo que se nos recomienda, así que a la mierda, decidimos llegar a Sucuraj, que así se llama el pueblo del final de la isla. Hemos alquilado un coche hasta el día que nos vamos, un poco mejor que la chatarra azul, pero no mucho mejor, a decir verdad. Se ahoga en todas las cuestas, el hijoputa. Eso sí, tenemos parking en el centro y eso es MUY conveniente.







Pusimos dirección a Sucuraj. El camino hasta Jelsa lo habíamos hecho tres veces y llegamos hasta allí rápidamente. La putada es que luego venían 10 kilómetros llenos de curvas sin parar y justa después, al llegar a una población llamada Poljica, empezaba la carretera antigua. Un horror: muy estrecha y con verdaderos socavones a los dos lados. Vaya, que si te despistabas cinco segundos, lo normal era caerte en una zanja, o por un barranco directamente. Decidimos parar a mitad de camino en el único bar que vimos, en la pintoresca localidad de Zastrazisce, famosa por la risa que da decir su nombre con tres polvorones en la boca. El bar era tres mesas, un dueño que no hablaba ni papa de nada, y una nevera con cocacolas, aguas y zumos. Y ya está. Encima el tío tenía LOS SANTOS COJONES de tener un cartel fuera que ponía "productos ecológicos". Ole tu abuela Manuela. Hicimos un vídeo de lo que puede ser uno de los peores bares del mundo.





Pese a lo jodido de la carretera y el calor que hacía, 37 grados, llegamos a Sucuraj, donde nos tomamos el mejor café con leche que he tomado en años. Coño, de algo tenía que valer el viaje. Dimos una vuelta por ahí y hasta los bañamos en la playa pública del pueblo casi por necesidad, porque el calor apretaba muchísimo. En un rao que me quedé dormido, a unos 5 kilómetros de Sucuraj, Belén había visto una playa con autocaravanas. Estas suelen ser las mejores por aquí, los campistas saben dónde veranear, así que nos fuimos para allá. Llevamos el coche a las afueras del camping - dentro no nos dejaban aparcar - y me salí del coche para que Belén aparcara. Aún no sé por qué, un coche que se iba se paró al lado mía, me preguntó qué idioma hablaba y empezamos una conversación muy absurda.

- Ni se te ocurra entrar sin pagar por los bungalows, que estoy harto de los listillos como tú.

+ Mire, buen hombre, mi mujer está aparcando y la chica de la entrada nos ha visto. No sabemos dónde está la playa, pero desde luego no vamos a hacer nada ilegal.

- Tú lo que vas a hacer es colarte, hijo de puta.

+ A ver cómo se lo explico: usted está haciendo suposiciones sobre mí y yo le estoy contestando con hechos, hay una diferencia. Y ahora, déjeme ir a pagar, coño.

- ¡Cabrón, maricón! ¡No tienes cojones!

+ Oiga, ¿es esto una guerra de insultos? Porque no sabe usted con quién cojones se está metiendo (en ese momento me acerqué y le dije una barbaridad que incluía a sus antepasados, sus tumbas, sus hijos y su mujer que no puede ser reproducida en este blog). Pero oiga, necesito meses para hacer eso y paso. Vaya usted con Dios, que pase buena tarde y no se preocupe, que pasaremos por caja.






La playa estaba bastante bien, de las mejores de Hvar. Se llama Mlaska y para empezar, es de arena fina. Está situada en un paraje natural espectacular, con montañas, un bosque cercano, y puedes caminar muchos metros sin dejar de hacer pie. A ver, el problema es ir para allá y los gilipollas que te puedas encontrar, pero por lo demás la playa es bastante, bastante buena. Pasamos un buen rato por allí, aunque estaba un poco preocupado porque después de la barbaridad que le dije al paleto ese, igual volvía con una sierra mecánica a cortarme en pedazos. Es broma, es todo ficción, sí que hubo palabras subidas de tono, pero yo sabía que tenía razón.




Había un largo camino de vuelta en el que casi nos damos una hostia por mi culpa, intentando matar a un bicho con el coche en marcha. Quitando eso, paramos en el mejor supermercado de la isla, que está cerca de Stari Grad, y rematamos el día con un baño en Playa Secreta, que siempre está ahí para nosotros. El único problema de Playa Secreta es que hay muchos mosquitos, pero nada que no se pueda solucionar con Aután. El Aután croata es el mejor del mundo, huele hasta bien. Voy a comprar seis botes mas, por lo menos. 

Nos quedan tres días aquí. Mañana iremos a la playa de Mlini, una isla que Belén quiere que visitemos - y quién soy yo para negarme, cuando he viso fotos y tiene tan buena pinta. Volveremos a Jerolim y a Dubovica como fin de fiesta, además de a Playa Secreta, que está a cinco minutos de aquí. La verdad, no me quiero ir, pero eso da para otro capítulo en dos o tres días. Venir a Hvar tanto tiempo ha sido un éxito absoluto. No pensé que íbamos a estar tan tranquilos y relajados.

PS1: Lo que le dije al tío fue... es una broma, pero cuando nos veamos, si queréis os lo digo.

3 comentarios:

  1. Quizás aquellas enternecedoras palabras de Darko Milicic en el Eurobasket 2007 te pudieron servir de inspiración...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué boniro fue aquello. Aprendí todo lo que sé en 30 segundos de speech de Milicic.

      Eliminar
  2. Seguro Javi que supiste decirle insultos destroyer y por cierto más que merecidos.
    El Bar de sujo...( vaya pueblecito del final de Hvar) de luju ehhh pero todo y su cutrez que queréis que os diga..a mi me ha molao!!!! Jajajaja.
    Mi amiga Belén pero que javata conduciendo,dá igual la carretera o las condiciones climatológicas adversas!!! De 10 nena de 10!.
    Acabarlo de pasar bien.
    Se os quiere y echa de menos!.

    ResponderEliminar