sábado, 17 de agosto de 2019

Días 15-16: Buenos momentos en Zadar



Hola a todos desde Zadar. Estamos en el Hotel Lavandula, propiedad de un jugador de baloncesto, Rok Stipcevic, que nos ha hecho buen precio. Es uno de los mejores hoteles de Zadar y estamos comodísimos aquí. Es la segunda vez que nos quedamos en su hotel - la primera fue solo una noche, la semana en la que Rok se casaba con Patricija, su mujer. Fue muy divertido porque estaba nerviosísimo. Esta vez no hay opción: Rok ha fichado por la Fortitudo Bologna y ya está de pretemporada, así que no lo hemos visto esta vez. Ha hecho una buena inversión en el hotel y creo que rendirá muy bien muchos años.








Finalmente nos fuimos de Hvar - pensé que tendríamos un poco de Síndrome de Estocolmo tras tantos días en nuestro pequeño apartamento con vistas, pero qué va. No fue fácil despedirse de Poma, Adrian y su familia, pero ya volveremos, digo yo. Nos han tratado como si fuésemos uno de ellos. Devolvimos el coche y tomamos un café - partida de cartas incluída, por supuesto - en un bar cerca del muelle. No hubo nada reseñable después, la verdad. Cogimos el barco, no me mareé, llegamos bien y nos dirigimos a la oficina de Sixt en Split, que está exactamente en el mismo sitio que en 2014. No tenemos coche en Barcelona pero Belén alquila muchos y casi siempre cn Sixt, así que tiene la tarjeta platino y cuando hay disponibilidad, nos dan cochazos por precios de coches churripuercos. Este ha sido el caso: tras conducir la carraca azul y otro coche con menos potencia que el peo de una babosa, Belén se ha puesto a los mandos de un BMW X3 alucinante. Dice que es el mejor coche que ha conducido en su vida y amenaza con no devolverlo jamás.



Paramos en un outlet que prometía mucho y acabó siendo una mierda. Eso sí, aprovechamos la parada para comer en el Restaurante Feniks, prestigioso antro de carretera donde nos pusimos morados por la mitad de lo que pagábamos en Hvar. De ahí nos fuimos directos a Zadar por la famosa autopista que cruza todo el país y en la que ningún coche va a menos de 150 kilómetros por hora. Van a toda hostia, es horroroso. Hubo uno que nos pasó a 200 por hora y resultó ser LA POLICÍA, qué huevos. Paramos en un par de supermercados - en un Lidl y en un KONZUM a comprar la cerveza de The Garden Brewery, buenísima a la vez que carísima para los estándares croatas, dos euros la lata. Es igual porque la cerveza esa es una maravilla.







Tras llegar al Lavandula y hacer check-in nos fuimos a lo que viene a ser la mayor atracción de la ciudad: su puesta de sol. Alfred Hitchcock, que era un redomado hijo de la gran puta, decía que no había visto nada igual. Nosotros simplemente os vamos a dar las herramientas para que comparéis vuestra puesta de sol favorita con esta: unas cuantas fotos sin filtro y unos cuantos vídeos lo cuales teneis que ver sin falta. Eh, que miramos las reproducciones y los números no engañan. Complementando a la puesta de sol está el Órgano del Mar, que hace música con el golpeo de las olas, y una plataforma gigante que acumula energía solar durante el día y lo convierte en luces de colores durante la noche. La combinación de todo es muy especial. Cenamos en un sitio cerca del hotel llamado Kuzina, no estuvo mal.





Teníamos varias cosas que hacer a la mañana siguiente. La principal era quedar con nuestro amigo Marko Banic, que nos invitó a desayunar en un sitio al lado del mar con muy buena comida y un servicio bastante chulesco. Estaba al lado de una especie de parking de yates y por la actitud de los camareros, parecía que ellos eran los dueños de los barcos. Marko fue fundamental para la creación de BasketCast, el podcast de baloncesto que tengo con Quino Colom. Él nos presentó en Kazan y desde entonces nos hemos llevado muy bien, tanto como para hacer el podcast juntos. Hicimos alguna coña con Quino, que ahora está con la selección española en Estados Unidos, y hablamos un poco de todo - Marko es un excelente conversador y su español es perfecto. Está a punto de fichar por un equipo, así que espero que tenga suerte y haga un buena temporada, sea donde sea.










A partir de ahí todo fue a peor y la tarde se volvió un poco absurda. Fuimos a un centro comercial a buscar bolsas de lavanda y una lavandería (que aunque tengan nombres parecidos, no tiene nada que ver una cosa con la otra) pero no encontramos un carajo, y acabamos dando vueltas por ahí sin ningún sentido, sin comprar nada. Casi lo único positivo que hicimos en el centro comercial fue cagar, vaya. Luego fuimos a una lavandería automática en un barrio de lo más aleatorio. Las máquinas funcionaban con monedas de 5 kunas y había una máquina para cambiar monedas, pero nos dijeron que estaba rota. Belén tuvo que ir a cuatro tiendas distintas a conseguir las 8 monedas que necesitábamos para que la cosa funcionara. Cuando por fin acabó la secadora dos horas después y estábamos al borde del suicidio por pura diversión, llegó un fulano a la máquina de cambio y funcionaba. Reaccionamos como si a tu equipo le pitan un penalty en contra por una falta en el centro del campo...



Esta noche hemos quedado con Marko Popovic, superestrella del basket croata - como Marko Banic -, recientemente retirado. Su camiseta será retirada en Fuenlabrada dentro de unos días. Dicen que es mucho mejor pescador que jugador de baloncesto, y eso que en la cancha era pura dinamita, que se lo digan al Cajasol en la final de la EuroCup de 2011. Mañana salimos hacia Glasgow y tendremos el concierto de Madness. Es probable que acabemos muy perjudicados, pero tarde o temprano daremos señales de vida. ¡Nos vemos en Escocia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario