sábado, 19 de febrero de 2022

Día 7: Y David Byrne lo petó




Hola a todos desde New York, a punto de hacer la maleta. Aún nos quedan unas horas por aquí y vamos a intentar aprovecharlas. Belén quiere ir a un museo de la imagen que tiene muy buena pinta. Tenemos la tarjeta de metro aún activa, así que podemos dar una última vuelta por la ciudad. Sobre las 20:00 volveremos al hotel para pillar las maletas e irnos a la estación más cercana, Penn Station, para pillar un tren al aeropuerto de Newark. Si todo va bien, estaremos en Barcelona a las 17:00 del domingo.



Ayer hicimos un par de cosas: una nada atractiva para el público en general y otra que hay que hacer si estás en New York y la persona en cuestión tiene su show en cartelera. Lo primero que hicimos fue irnos a un outlet que hay en New Jersey, que resultó ser un éxito. Se llama The Mills at Jersey Gardens y está a poco menos de una hora de camino del hotel. Compramos algunas cosas para renovar el armario, los precios son muy buenos, hay tallas de todo tipo... Faltan más secciones de lo que aquí llaman Clearance, o sea, ropa muy rebajada, me la quitan de las manos, vaaamos neeeena cómprame dos, pero en general es recomendable. Sigo pensando que los mejores outlets del mundo están en Las Vegas.





Los dos caímos dormidos en el viaje de regreso en autobús, que compartimos con unos chicos de Camas, un pueblo a la salida de Sevilla. Ellos también se quedaron sopa. A ver, era la hora de la siesta y no había nada mejor que hacer, así que estaba claro. Hicimos una pequeña parada en el hotel para cambiarnos y, en mi caso, ducharme. Hacía mucho calor en el outlet, iba cargando con varias bolsas y necesitaba un poco de aire. Y de agua. Y de jabón.





Volvimos a Brooklyn, al mismo bar de ayer, llamado Tuffet, a quedar con unos directores audiovisuales que han trabajado con Belén, Matteo y Erika, que trabajan juntos con el nombre de Mathery. A ver, todo lo que sé de este tema es a través de Belén, obviamente, pero no hay que ser muy listo para darse cuenta que estos dos chicos valen un montón. Son italianos pero han vivido en Australia y ahora en New York, viajando alrededor del mundo. Son jóvenes, guapos, se arriesgan, adoran lo que hacen y tienen una frescura especial. Hagan lo que hagan, estoy seguro de que lo harán bien. En el Tuffet me bebí lo que creo que es la peor cerveza que me he bebido en mi vida. Caliente, malísima, ácida, horrible. No descarto que les camareras se mearan en el vaso por turnos y me la sirvieran descojonadas de risa.







El plato fuerte del día era ver a David Byrne en el St James Theatre con su show de Broadway, American Utopia, basado en su legendaria carrera. El show no decepcionó a nadie: 12 músicos sobre el escenario, ni un solo cable para los instrumentos, y David Byrne dirigiendo todo - está perfecto de voz, diría que mejor que nunca, con 69 años. Es un genio, y tiene una clase espectacular. El show es parecido al que dio en Barcelona hace unos años, pero claro, en un teatro con acústica perfecta, con un público entregado y dedicado, y con más tiempo para que él conectase las canciones e hiciese que la obra tuviese sentido. Una auténtica maravilla, y encima estábamos a escasos tres metros del escenario. Justo delante estaba una familia de fanáticos de Talking Heads, el primer grupo de Byrne, cantando y bailando. Todo fue completamente inolvidable. Espectáculo muy recomendado: buenas canciones, una banda excelente, una puesta en escena simple pero muy efectiva. Un 10.







Dimos una última vuelta por Times Square antes de volver al hotel completamente reventados. Hoy será un largo día y al final del mismo estaremos camino de Barcelona. No tenemos ni idea de qué va a ser lo siguiente. Tenemos algún crédito de vuelo aún disponible que deberíamos usar y eso condiciona un poco nuestro próximo destino. Hemos decidido ni pensar en ello hasta finales de Abril, cuando podamos evaluar la situación y a qué países podemos viajar. También tendremos que tener en cuenta el dinero, porque ahora no nos podemos permitir según qué cosas que hicimos en el pasado. Pero encontraremos un equilibrio y seguiremos con la aventura.

Nos vemos en Barcelona...

jueves, 17 de febrero de 2022

Día 6: El gran museo y una vuelta por Brooklyn



Hola a todos. Estamos muy cansados. Muy, muy cansados, diría que físicamente derrotados. Hemos vuelto de Brooklyn y nos ha caído una tromba de agua interesante. Eso he hecho que las escaleras del metro resbalen como si les hubiesen puesto jabón de bebé, y al tener que pillar dos metros para volver ha hecho que subamos algo así como siete millones de escaleras resbalosas hasta salir de ese puto agujero. Seguía lloviendo al llegar a nuestra parada y hemos hecho una manzana y media bajo la lluvia. Las manzanas aquí no son como en Barcelona. No, qué coño. El caso es que hemos llegado empapados, cansados y nos iremos pronto a dormir.











Por este motivo, la entrada del blog de hoy va a ser más corta de lo habitual. Hoy hemos ido al Metropolitan, aquí conocido como The Met, un museo Top 5 del mundo... en condiciones normales. Han aprovechado el COVID y la falta de turistas para hacer obras, y está abierto como al 50% o así. Antes de coger el autobús en Madison Avenue, vimos que había un restaurante con buena pinta y un menú especial a la hora de comer por 40 dólares. Se llama Royal 35 Steakhouse. Ojo.



Una vez en The Met, procedimos a comprar los billetes. La conversación fue así, más o menos, igual es un poco exagerada:

- Hola, buenas, amable cajera del museo. Venimos a ver las maravillas que aquí se alojan. Picasso, Pollock, Monet, Cez...

+ (interrumpiendo) Cortad el rollo, cabrones. Sabemos quiénes sois. Los mierdosos que pillásteis dos entradas por dos dólares en 2013. Desde que vinísteis cambiamos la norma y solo la gente que vive en New York y New Jersey pagan la voluntad.

- Pues yo venía a darle la buena noticia de que somos ciudadanos neoyorkinos. Nos dieron el pasaporte con la tercera cerveza en el partido de la NBA de ayer. Va, no seas hija de puta, déjanos entrar más o menos por la cara.

+ No hay descuentos para tipejos como vosotros, a no ser que seáis estudiantes.

- Ah, pues el caso es que somo estudiantes. Aquí están nuestros carnets. Estudiamos música en un coro en Barcelona.

+ Sí, claro, y yo soy Janet Jackson, no te jode.

- No te pega ser tan sarcástica con la cara de mierda que tienes, vas a tener que reflexionar sobre esto. Mira, si no nos das el descuento de estudiante, empezaremos a cantar La Cabra, La Cabra, La Puta de la Cabra a pleno pulmón y a dos voces hasta que te echen de este curro de mierda, sobrada, mierdosa, excremento hecho cajera, mala persona, que dudas de nuestro afán por aprender a cantar.

Total, que el carnet del Taller de Musics nos sirvió para pagar la mitad. Hay buenos cuadros en The Met. Soy un apasionado de Claude Monet, al que le debo mi despertar artístico. No tengo ni puta idea de pintura pero me gusta mucho ir a museos y tengo claro que Monet es mi pintor favorito. Belén lo gozó con la pintura renacentista, pero con las obras, no había nada de Miguel Ángel o Leonardo. Solo vimos tres o cuatro Caravaggios, muy chulos, pero poco más. Eso sí, los impresionantes estaban por todas partes, así que no me puedo quejar. Monet, Van Gogh, Matisse, Degas, mis amigos pintores. Unos genios. Solo hay que ver el brillo de mis ojos en este vídeo. Feliz de la vida.



                           

Esto tenemos que contarlo porque ha sido lamentable. El viaje de vuelta en autobús tenían que ser 22 minutos y han sido casi 55. La conductora de autobús ha parado en todos los semáforos con premeditación, la muy hija de puta. Joder, qué viajecito nos ha dado la tía. Si veía que faltaban 10 segundos para que un semáforo cambiase, ralentizaba la marcha. Ha sido peor que una operación de estómago. Si podéis pillar el metro en New York, evitad el autobús. Mal tráfico y peores conductores. Menos mal que la comida en el Royal 35 Steakhouse ha sido impecable, buenísima, extraordinaria. Desde ya, sitio top para comer en New York, pero solo el menú de mediodía con precio fijo. El resto de precios son completamente prohibitivos.






Por la tarde hemos quedado con Paz, una actriz amiga nuestra que se acaba de mudar de nuevo a la ciudad. Hemos ido a Brooklyn y pasado un rato genial con ella y su novio, Greg. Conversación larga e interesante sobre expectativas, racismo, vivir en esta ciudad y muchísimas más cosas.

Mañana nos vamos al outlet (The Mills at Jersey Gardens) y a ver a David Byrne, que seguro que nos ofrecerá un show sorprendente y tremendamente espectacular. Volveremos a Brooklyn para ver a más amigos. Ya vemos el final de la aventura cercano... pero eso nos da más ganas de disfrutar el tiempo que nos queda en New York. ¡A por ellos!








Día 5: Patinaje, hamburguesas y NBA





¡Buenos días desde la gran villa de Nueva York!

Hoy le toca a la menda lerenda escribir la primera parte de este blog para gozo y disfrute de la afición, así que agárrense los cinturones que el día se presentó la mar de chulo.

El día empezó a lo grande, ya que, de verdad, todo aquí es tamaño XXL: las distancias son más grandes, los precios son más grandes, el tamaño de la comida es más grande, los locos son más locos y así todo. Pues eso, que el día empezó a lo grande porque nos fuimos a desayunar al típico diner americano, ya que, el resto de días hemos desayunado en la habitación porque con el pijama y el anorak por encima, me he ido a “cazar” desayuno cada mañana, esa es una de las cosas buenas de NY, que aquí nadie te mira cómo vas vestido.

El diner se llama ANDREWS y ha cumplido sus expectativas: gofres, panqueques, bacon… vaya, una alegría para el cuerpo serrano. Si cada día desayunáramos eso lo de “mi vida con 300 kg” sería “mi muerte con 300 kg”. Que exceso oiga… menos mal que, por lo menos yo, luego quemé varias de esas calorías, ya que… ¡HOY TOCÓ PATINAJE!.




Hace ya unos meses me apunté a aprender a patinar sobre hielo, porque me alucina verlo y me lo tomé como un reto. He estado yendo a patinar una vez por semana durante 3 meses y mi nivel de patinaje es de 1 sobre 10, pero mira, me gusta y sé que, algún día, iré mucho más suelta.

Llegamos a Bryant Park en donde hay una pista de hielo entre rascacielos y, si vas a patinar antes de las 10 de la mañana, el alquiler de los patines y pista te cuestan 17$ que, aquí eso es barato, muy barato. Llegué con mi reserva hecha, mis coderas, mis rodilleras y un marido dispuesto a hacerme fotos, videos y video llamadas en directo.

El primer obstáculo fue saber el número de mis patines, porque, si bien es verdad que hay una tabla de conversión, los primeros patines que me dieron no me entraban, así que fuimos a por los segundos. Estos sí me entraban, pero ay mama… que dolor más grande. Mi Johnny (así llamo cariñosamente a mi juanete del pie izquierdo) casi revienta ante tanta apretura… di una vuelta y volví a cambiarme los patines, esta vez pedí mi número, pero de hombre y… ooooohhh, esos si me estaban bien!!! Pero, al meterme en la pista de hielo me di cuenta de que no tenían el agarre delantero y no me podía dar impulso, así que vuelvo a la ventanilla y el joven asiático que me atendió ya estaba a punto de matarme, menos mal que su rayo fulminador no funcionaba. Pedí un 42, así que, me calcé de nuevo mis cuartos patines y… ¡ahora sí que sí! Con poca maña, pero sin caerme ninguna vez, di unas cuantas vueltas al ring y borré de mi lista lo de patinar sobre hielo en NY, me costó pero tuve un momento muy chulo conmigo misma y eso si que no tiene precio.







Con las piernas más duras que las de Indurain nos fuimos a Central Park a pasear un rato. Esto dicen que es la capital del mundo, pero, para serlo de verdad, necesita poner escaleras mecánicas en sus metros. Hay muy pocas escaleras mecánicas y te pasas todo el día subiendo y bajando escaleras… estoy reventá del tó.










Central Park estaba distinto, con nieve, con un silencio precioso y nos perdimos entre sus caminos, plazas, puentes y monumentos. Siempre es genial pasear por aquí y reencontrarse con sus ardillitas.







Decidimos ir a comer al J.G. MELON, una hamburguesería top que nos recomendó un amigo y siempre que venimos intentamos ir y tampoco decepciona. Excelentes hamburguesas y excelente calidad precio.






De camino al J.G. MELON paseamos por uno de los barrios más exclusivos de NY: el Upper East Side y nos topamos con paseadores de perros, como los de las películas, pero ahí, en carne y hueso. Todo un exceso lo de esta ciudad, de verdad. Ante tanta actividad física yo necesitaba una siesta y me la pegué, para así poder ir al partido de los Knicks-Nets en el Madison Square Garden, así que creo que es el momento de pasarle a Javi el testigo y que os siga contando.




El show alrededor del partido fue brutal, la verdad. El Garden estaba casi lleno porque había muchos aficionados de Brooklyn. Los Nets venían sin sus tres mejores jugadores y perdían por 28 puntos mediado el segundo cuarto, pero de alguna manera remontaron y ganaron el partido para asombro del respetable y un cabreo mínimo de los fans de los Knicks. Esto pasa en Serbia, Grecia o Turquía y se monta un pollo impresionante, seguro. Nadie remonta 28 puntos allí, hombre, antes los dejan sordos.







Lo más criticable del partido son los precios en el Garden. Quince dólares por una cerveza y 130 dólares por las camisetas réplica, ni siquiera las de juego, pero qué cabrones. Emborracharse a precios populares en esta ciudad es directamente imposible, seguro que han copiado a los rusos y están hacierto vodka con jabón Lagarto. Los precios en New York están disparados. Como ganaron los Nets, cené pizza gratis. No, no era una promoción: era una apuesta con Belén. Recomendamos ir a un partido NBA una vez en la vida, y si es en New York, mejor que mejor.




Hoy iremos al Metropolitan, uno de los mejores museos del mundo, y a ver a unos amigos a Brooklyn. Ya os contaremos. :)

martes, 15 de febrero de 2022

Día 4: Bibliotecas, amigos y El Rey León




Hola a todos desde New York. Hoy ha sido un gran día, hemos hecho de todo. 



Seguimos donde lo habíamos dejado, esto es, yendo a cenar al Katz's, famoso deli conocido por fundamentalmente dos motivos: uno, allí se rodó la escena más famosa de la película Cuando Harry Encontró a Sally, en la que Meg Ryan finge un orgasmo. Y dos, sus famosos y tremendos bocadillos, con más carne que dos temporadas de Crónicas Carnívoras. 








El sitio no decepciona, es un deli chapado a la antigua en el que 100% de los camareros son dominicanos. Nos trataron bastante bien, la verdad, y eso que nuestros antepasados hicieron suficiente guarrerías por allí como para odiarnos de por vida. Pedimos medio bocata de pastrami y sí, está bueno, pero no es fácil comer mucho más que eso. Si pides el bocata entero te traerán directamente un Almax. Si te comes dos, directamente un cubo. Volvimos en metro en un tren exprés que iba a la velocidad de la luz, que lo cogimos sin saber seguro dónde pararía, y que una de las pocas paradas que hizo fue la nuestra. Cojonuda experiencia, aunque íbamos un poco cagados, la verdad. 




Esta mañana nos lo hemos tomado con calma, aunque nos hemos levantado inexplicablemente pronto. Hemos ido a Bryant Park porque teníamos una cita con vosotros. Parte de Aventura Global es esto, compartir el viaje con la gente que nos aprecia. Como hemos llegado pronto, he comprado dos cafés que estaban malísimos. Bueno, el mío aún tenía un pase, pero el de Belén era directamente peor que beber de un charco, qué hijos de puta. La broma me ha costado 12 dólares, encima el bar estaba cerrado y poco más o menos que nos han echado a la puta calle, a beberlo a la intemperie, a 8 grados bajo cero. Creo que no hubiese costado nada dejar que nos sentáramos dentro del bar, pero el encargado no lo creyó conveniente. Lo típico, dale una chapa o un chaleco distintivo a un tonto y pasan estas cosas. Ojalá su abuso de autoridad absurdo le lleve a alguna situación incómoda, como caerse encima de un cactus y que se le meta por el culo. De canto.



Gracias a todos por vuestras fotos y vídeos de la webcam en Bryant Park. Hemos elegido el de Zuriñe, pero nos han llegado muchos. Justo al lado estaba la Biblioteca Pública de la ciudad, la New York Public Library. Teníamos entradas para ver una exposición llamada Treasures, de tesoros de la ciudad, pero las entradas (gratuitas) eran para mañana. No ha habido problema, porque no hay ni Dios en la ciudad, no hay turistas en Febrero en  años normales, imaginad ahora. Hemos pedido nuevas entradas para hoy mismo y nos las han dado para rápidamente. Cojonudo.









La exposición en sí ha sido impresionante. Había un poco de todo, a saber: partituras originales de Mozart y Beethoven, la primera edición del himno americano, un escritorio completo que utilizaba Charles Dickens habitualmente, la primera Biblia de Gutenberg que llegó a Estados Unidos, manuscritos de Bob Dylan, Virginia Woolf, Karl Marx, una primera edición de el Origen de las Especies de Charles Darwin, una versión temprana de La Importancia de Llamarse Ernesto de Oscar Wilde, el primer libro recopilatorio de obras completas de Shakespeare, un cuadro de Andy Warhol o la Declaración de Independencia de Estados Unidos original firmada por Thomas Jefferson, entre otros muchos. Hemos dado una vuelta por la biblioteca, que es espectacular, y he encontrado un archivo de fotos totalmente público. Hemos buscado fotos de baloncesto y encontrado verdaderas joyas.









Hoy teníamos El Rey León, ese pedazo de musical, y hemos quedado con unos amigos antes ir al Minskoff Theatre, que es donde se representa, así que hemos comido en un sitio típico. Nos han dado una hostia bastante interesante, pero la doy por bien empleada porque hemos pasado un rato agradable, hemos comido bien y bueno, no todo van a ser hamburguesas y mierdas así. Se llama Pershing Square y es el típico diner neoyorkino con mucha clase. Hemos parado a la vuelta en la tienda de la NBA, cuya variedad solo es mejorada por sus impensables precios, y hemos vuelto al hotel en autobús.











Por la tarde hemos quedado con nuestros amigos Ermal y Marijana, que se han mudado de Estambul a New Jersey. La verdad es que hemos pasado un rato excelente, como siempre. Son encantadores, de esas personas con las que te gustaría quedar cada día. Después hemos ido a ver el musical de El Rey León en el Minksoff Theatre. Era uno de los puntos centrales de nuestro viaje y no ha defraudado: coreografía, canciones, interpretaciones, todo sobresaliente. Debo decir que a mí me gustó más Jersey Boys por la historia, pero está claro que de 100 personas que vean las dos obras, 99 optarán por volver a ver El Rey León. Soy un rancio, y ya está.







A la salida hemos visto Times Square iluminado. Tanto, que al salir del teatro parecía de día. En este caso, es mejor callarse porque una imagen vale muchísimo más que mil palabras. Bueno, depende de las palabras. "Te ha tocado el puto Euromillón" vale más que todas las imágenes del mundo, ¿no?

PS: ¡Belén patina mañana! Será en Bryant Park muy tempranito, para aprovechar los precios populares. Mañana debutará ella en el blog, también, contando su experiencia patinadora. Yo me dedicaré a aplaudir, guardarle las cosas y darle agua cuando me lo pida. No se me ocurriría patinar sin tener ni puta idea, solo tengo una dentadura, gracias...