Hola a todos. Aquí andamos, haciendo las maletas dirección Hiroshima, próximo destino de nuestra aventura. A partir de ahora empieza lo más movido - una ciudad por día durante los próximos seis días. Empezamos en Hiroshima para seguir en Miyajima, Kumamoto - ¡yeah, Kumamón, prepárate para conocernos, oso pirómano! -, Kobe - que reemplaza a Kagoshima por motivos meramente volcánicos y de riesgo de nuestra supervivencia en este planeta -, Osaka y Nara. Después de este tour que ya lo quisiera para ella Marifé de Triana volveremos a Tokyo para tres días finales antes de coger nuestro avión a Barcelona. Bueno, qué coño, ojalá fuese nuestro el avión, pero ya me entendéis.
Hoy voy a mantener la actividad literaria del blog a su más mínima expresión porque estoy muy cansado. La subida al Fushimi Inari, el templo de las mil puertas de Kyoto dedicado a los hombres de negocios, nos ha dejado hechos mierda.... pero hemos subido hasta arriba. Cuatro kilómetros de escaleras y rampas hasta llegar arriba. Hemos hecho un buen tiempo, llegando aproximadamente en 52 minutos. El cronómetro ponía 55, pero tras llegar arriba, preguntar si era de verdad el final del camino, celebrarlo, sentarme en un rincón a que me picaran una docena de mosquitos y hacer un vídeo para recordar el momento. El caso es que nunca dudamos que llegaríamos arriba, y hacerlo en menos de una hora es sensacional para nosotros. Hace seis meses no habríamos subido a esta movida ni de coña.
Y por cierto, lo que hay arriba es un poco mierda. Tanto subir para ver un pequeño templo y no una vista de la ciudad. La vista buena se ve más o menos a mitad de camino, y nos cogió el atardecer en pleno bajada. La experiencia... es completamente recomendable para todo el mundo. Subir atravesando todas esas puertas rojas (toriis, es la palabra japonesa), ver cómo la gente se queda en el camino pero tú sigues adelante... es reconfortante. Muy buen rollo todo el mundo, la verdad. Ha sido muy chulo. Subiremos cada vez que volvamos a Kyoto - que nadie dude que vamos a volver - y nos respete la salud.
Qué más... Hemos hecho muchas cosas hoy. Empezamos el día desayunando al otro lado de la calle - guardamos el jamón que nos queda para tiempos más difíciles - y tirando para el Templo de Ninna-ji. Personalmente me ha gustado mucho, en especial porque se notaba que era lunes y había muy poca gente. Hemos podido pasear por el templo, siguiendo una ruta escrupulosamente marcada por los monjes budistas, el gobierno o quien coño sea el hijoputa puntilloso que ha puesto flechas por todas partes. Magistralmente, por cierto, porque no te pierdes nada. La pagoda en sí no está mal pero está un poco abandonadilla. Impresiona mucho, pero podría estar mejor conservada. Aún así, templo recomendable. Hemos hecho el primer Reto de Bebidas Japonesas de hoy en el templo. Belén localizó un yogur con burbujas, o eso parecía.
Hemos atendido la petición de Mónica, la hermana de Belén, para hacer un vídeo comparando un supermercado japonés con los españoles. Haciendo el vídeo, inevitablemente, y debido al fracaso del reto anterior, Belén se ha inspirado y ha tirado a dar. Entre los cientos, literalmente, de bebidas que había allí, ha ido directamente a la yugular. Hasta hemos hecho una precuela. Se mascaba la tragedia, y así ha sido.
Antes de ir el Fushimi Inari hemos hecho parada y fonda en el castillo de Nijo, que nos ha encantado. Es un recinto amurallado... a ver, es un castillo, una fortaleza, qué coño, OBVIAMENTE está amurallado, si no, vaya mierda de castillo. Hay tres partes, a saber: 1) los jardines, preciosos, 2) una casa que te dejan visitar al 100% y que era donde descansaban el shogun y su tropa. El Shogun era un título directamente dado por el emperador al general que comandaba al ejército enviado a combatir a los malos. De hecho, viene de la abreviatura de algo que significa "gran general apaciguador de los bárbaros". Vamos, que el shogun y los notitas que trabajaban para él tenían que ser unos tipos duros, despiadados y de un hijoputismo extremo, capaces de cortar cabezas a diestro y siniestro... y 3) otra casa que no te dejan visitar y que sospecho que es del emperador. Otra vez, si vienes a Kyoto necesitas mínimo 5 días para ver todo. A nosotros nos han quedado por ver dos templos de los importantes y hemos ido a tope todo el rato.
Tras el Fushimi Inari hemos hecho un pit stop en el hotel para cambiarnos de ropa, ducharnos y salir a cenar a un sitio de carne muy bueno que hemos encontrado por casualidad. Cuatro mesas, todos japonesas. He pedido una sopa coreana, por probar, y me han traído lava fundida. Estaba ardiendo y picaba como el infierno. Aunque para cosa rara, el postre que nos hemos pedido a la hora de comer. Impresionante.
Mañana será un día más duro de tragar que un cubata de amoniaco. Iremos a Hiroshima y visitaremos lo que ellos llaman el Museo de la Paz, pero que en realidad es un museo para que nadie olvide el horror que supuso la bomba atómica que los yankis tiraron allá por 1945. Creo que Japón nunca ha llegado a superarlo del todo como pueblo. Será interesante y, a la vez, difícil. ¡Ya os contaremos!
PS1: Como podemos ver en las dos fotos anteriores, la moda handmade ha llegado a la cima del Fushimi Inari. Un poco horteras sí que son a veces.
y PS2: No puedo resistirme al poner estas dos fotos más. Una es un autobús escolar lleno de juguetes y el otro... un tío dormido en una pared!
Osaka y Nara, el ying y el yang
ResponderEliminarDe osaka visitad el mercado,el castillo y la calle comercial. De lo demás podéis prenderle fuego.
Nara mola mucho,un gran buda, renos come galletas y gorros de reno.
Desea voz dice que está asqueroso, pero la cara no dice lo mismo. No se yo si me lo creo... Que por cierto, deberías estar obligado a beberte el contenido de las botellas/latas enteras siempre, no sólo cuando está bueno!!!! (Lo se, soy mala).
ResponderEliminarÁnimo con la maratón de estos próximos días!!! Pese a todo, no nos abandonéis!!!
Gracias por cumplir mi petición y lamento Javi que el ojo clínico de Belén te las haga pasar p....
ResponderEliminarParece que yo tengo más ganas que vosotros de que volváis
Superar "la bomba", casi nada... Japón nunca trato bien a los supervivientes, los hibakusha, estigmatizados por la sociedad que los veía como portadores de cáncer y otros complejos históricos, así que mejor se callaban "su" secreto. Japón enamora pero en todos lados cuecen habas, su machismo es pavoroso, por ejemplo...
ResponderEliminar