sábado, 29 de agosto de 2015

Día 19: Osaka mon amour



Buenas desde la bonita ciudad de Osaka, no, que cojones, a quién queremos engañar? Osaka no es una ciudad bonita, ni siquiera es muy limpia, ni moderna del todo, pero, palabrita del niño Jesús, que es una ciudad muy interesante.

Esta mañana hemos amanecido en Kobe y el día no ha podido empezar de mejor manera que con un reto de bebidas a traición y en ayunas... Ahora Javi debe haber quedado ensalzado a figura de mártir total, pero no se me echen las manos a la cabeza, que es solo para darle un poco de vidilla al asunto, que si no, entre tanta estación y tanto vending al final todo parece lo mismo. Aquí las imágenes del dulce despertar de Javi:



Nos hemos plantado en la estación y pretendíamos tomar allí un desayuno tranquilo, pero estos señores japoneses desayunan raro y, tras sentarnos en una especie de cafetería y ver la carta de ensaladas de desayuno y pescados variados, nos hemos levantado, no sin quedar como dos guiris tontosdelculo y nos hemos ido a lo fácil, un sandwich y un café con leche de los que venden aquí en botella y están buenísimos (palabra!).





En 15 minutos de reloj y habiendo creído ver a Miguel de La Quadra Salcedo en la estación de Kobe, nos hemos plantado en Osaka y nos ha recibido con un calor de esos que te azotan fuerte y te hacen sudar cual cochinita, lo cual me recuerda que aquí hay muchos hombres que salen a la calle con la toalla por el cuello en plan Rocky IV y, sientiéndolo mucho por un buen amigo al que le parece una buena idea, tengo que decir que me parece una cochinada enorme, que si se suda, pues se suda, pero ir secándose el sudor con una toalla... arrrrggg, que grima más grande oiga!

Como tenemos embarcadas a Pepa y Pepe caminito de Tokyo, nos hemos dirigido, con nuestro poco equipaje, hacia el hotel y tengo que decir que cada vez nos manejamos mejor por estos lares, en serio, creo que ya es la intuición, pero nos ubicamos inmediatamente y pallá que nos plantamos en un santiamén.




Habiendo dejado nuestras mochilas en el hotel nos hemos dirigido hacia el castillo de Osaka, caminando una media hora desde nuestro hotel con toda la solana encima, pero el caminito ha merecido la pena, ya que es una ciudad muy distinta a lo que hemos visto aquí hasta ahora. Si la tuviéramos que comparar con alguna ciudad de España sería Madrid, edificios gubernamentales, grandes avenidas, tráfico intenso... una ciudad más desordenada que el resto que hemos visto de Japón, pero en el fondo se agradece comprobar este punto de humanidad, que estaba todo demasiado colocadito y perfecto y un poco de roña, de vez en cuando, no hace daño. Incluso aquí la gente es más fea ¡vivan los feos!






El castillo es una fortaleza increíble, enorme, segura y super bien conservada, sobre todo teniendo en cuenta que a uno de sus primeros pobladores le dio por incendiarlo todo cual Nerón embrutecido y el castillo en cuestión las ha pasado canutas, pero la visita es obligatoria. Fuera del castillo hay un ambiente brutal con puestos de comida, bebida, animación gratis (si, gratis), incluso te enseñaban a luchar como un Samurai y luego, dentro, una fortaleza de 8 plantas a las que puedes acceder en ascensor hasta la 5ª, luego el resto de la subida es cosa tuya, pero merece la pena, incluso, en una de las plantas, nos hemos vestido de samurais para el disfrute de la afición, ya que nos hemos convertido en la sensación del momento. Ver la primera foto de esta entrada y alguna más por aquí










De nuevo caminata a tope, que, con la tontería, parece que nos estemos entrenando para algo serio, pero nos sentimos fuertes y ágiles, de hecho, queremos conservar este ritmo una vez volvamos a Barcelona, a ver si sacamos algo bueno de esto.









Por la tarde nos hemos dirigido a una calle comercial que tiene unos 2,5 km y que ha sido muy curioso de ver, ya que las tiendas no tenían nada que ver con lo visto hasta ahora, todo como más cutre y antiguo, pero que nos ha entretenido un montón y, sobre las 18:00, de repente, sin saber cómo ha pasado, nos hemos visto rodeados de familias con niños que hacían cola delante de improvisadas tómbolas y extraños pasatiempos infantiles. La cosa funciona de la siguiente manera: Se compran unos vales y, a cambio, los niños pueden jugar a diferentes juegos de azar por toda la calle, como una ruleta, lanzar aros, intentar pescar un pez. Si ganan se llevan premio, si no, pues se joden. Aquí están flipados con los juegos de azar, creemos que los están aleccionando para, en un futuro próximo, ser público objetivo del estresante pachinco de los cojones.





Entre una cosa y otra se nos ha pasado la tarde y hemos comprado un poco de arte local para nosotros y nuestras familias, algo muy bonito que seguro que ocupará un lugar especial en sus casas. Agotados del todo, hemos necesitado un poco de posición horizontal en el hotel, lo suficiente como para coger fuerzas y volver a irnos por el centro a cenar, lo cual ha merecido la pena, ya que la ciudad ha adquirido una vida impresionante y las opciones de comida en esta ciudad son inacabables, así que hemos elegido un pequeño restaurante de tempura y luego nos hemos gastado algunos yenes jugando a maquinitas arcade, haciéndonos fotos de esas que te tunean en plan manga e intentando sacar un kumamon de una máquina de esas de gancho, vaya, que entre una cosa y la otra se nos han dado las tantas, mamoneando, hueveando, kumamoneando, que es lo que uno tiene que hacer en vacaciones.






Llevamos tres días sin ver casi a ningún occidental, lo cual se agradece, pero mañana ya se nos acaba la "exclusividad", que si hay un lugar turístico en Japón es donde vamos mañana.

Mañana nos vamos a Nara, a ver más ciervos, un Buda gigante y templos relajantes, penúltimo paso hasta volver a la locura de Tokyo y despedirnos de esa ciudad como se merece, con la mejor de nuestras sonrisas.

En cuanto Javi se termine el baño que se está dando le dará unas pinceladas a esto. Gracias por viajar con nosotros ;)

Belén

P.D.: Ya tengo la bebida del reto de Javi para mañana y solo puedo decir una cosa: ES ROSA! muahahahahaha



(anexo by Javi)

Pues sí, Osaka es una ciudad caótica y desequilibrada, pero cada día estamos más cómodos en sitios así. Es difícil añadir nada a lo que ha dicho Belén. Nos ha hecho mucha gracia que se ha subido un japo en un ascensor que se parece a una persona que conocemos. He imitado a esa persona y el japo se ha reído. Cómo ha pillado el chiste, ni puta idea.

El trayecto de tren de hoy han sido 13 minutos, es el tiempo que tarda el Shinkansen entre Kobe y Osaka. Belén directamente ha subido, se ha ido a mear y ha recogido las cosas para bajarse del tren. Llegó, orinó y se fue.

Tenemos muchas ganas de ir a Nara mañana y ver cómo tratan los ciervos a Belén. Me aseguraré de que lleve cacahuetes para surtir el zoo de Nueva York... y así conseguir que los ciervos la troleen y podamos hacer un vídeo gracioso. ¡Hasta mañana!

5 comentarios:

  1. Que bonito viaje, y, que diferentes las ciudades , El cangrejo me gusta mas, un dia, (hoy por ejemplo). podriamos comer algo de mi gusto no?, Supongo que algun recuerdo me traeis, que tal un Quimono de mi talla? ji ji ji Bueno que se quede en un iman para la nevera, ja ja ja . Os quiero mucho guapos.

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