Día 13: Karaoke y templos increíbles en Kyoto

Hola a todos desde Kyoto, ciudad a la que volveremos y en la que no nos importaría vivir un tiempo indefinido. Sí, Kyoto ha saltado al número 1 de ciudades en las que viviría fuera de Europa. Es maravillosa - los templos, la gente, el ambiente... lo completa que es como ciudad - tradición, modernidad, cultura, buenas conexiones... es un 10. Paso a comentaros telegráficamente - y con un chorro de fotos y vídeos - lo que ha sido el día de hoy, otra gran jornada en una grandísima, grandísima ciudad. Creo que es uno de esos sitios a los que hay que venir una vez en la vida. Y varias veces, si puede ser.

Hemos empezado el día, previo paso por nuestra cafetería fetiche, cogiendo el autobús camino al Pabellón de Plata. Se llama así porque el tipo que lo hizo era el nieto del jambo que diseñó el Pabellón de Oro, y este no quería ser menos. La cosa le salió un poco mal porque ni es tan bonito como el de oro, ni es de plata - se quedó sin pasta a mitad de obra, parece. Aún así el Pabellón de Plata tiene unas vistas brutales, un jardín precioso y se lo recomendamos a todo el mundo.

Llegó el momento de visitar un segundo templo, el de Eikan-do, muy famoso entre la chavalería local. Es coña, solo había ancianos y turistas. El caso es que probablemente sea el mejor templo que hemos visto ya no en Japón, en nuestras vidas. Grandes salas de tatami cubiertas por tapices de cientos de años, un jardín impresionante decorado con un gusto exquisito y minimalista... si hasta tiene un jardín de infancia dentro del recinto del pabellón. Para mí ha sido un momento muy especial: he podido alcanzar un rato de tranquilidad absoluta, paseando por ese gran templo y ese jardín perfecto, sin acordarme de tanto cabronazo que hay en el mundo.

Igualmente valioso ha sido el tránsito de un templo a otro. Nuestro archienemigo el Google Maps decía que se tardaban 21 minutos en autobús y 24 andando, así que hemos optado por caminar los dos kilómetros entre uno y otro. Ha sido un fantástico camino siguiendo un riachuelo, sin turistas, escuchando la naturaleza. Por supuesto, el Google Maps pretendía llevarnos por una calle mucho menos bucólico y más mierdosa, pero no le hemos hecho caso y ha merecido la pena.



Nos ha dado tiempo de ver un tercer templo, el Kumanonyakuōji Shrine, uno de los más antiguos de Japón, antes de ir a comer a una cafetería de toda la vida. Llevan 60 años al pie del cañón, sirviendo sandwiches occidentales, café de todas las partes del mundo y un par de postres. Es que la carta es esa - 10 sandwiches, dos postres y como 30 tipos de café. Me he comido un club sandwich que estaba impresionante, y el sandwich de pollo de Belén era buenísimo también. Y el café. ¡Oh, el café! Preparado como si fuesen químicos, qué genialidad. Por puro postureo me pedí uno del Kilimanjaro y estaba impresionante. 





Hemos dirigido nuestros pasos a los dos siguientes objetivos del día - el templo de Sanjusangendo y un espectáculo de geishas y artes japonesas que viene a ser el equivalente del tablao flamenco, pero en japonés. El templo es, una vez más, espectacular y muy distinto a todos los anteriores. Tienen estatuas de unos 1,000 soldados, como 20 más de soldados especiales con rango de divinidad y en medio, un pedazo de estatua del jefazo, el Kannon de los mil brazos. No nos dejan hacer fotos, así que recupero una de Internet porque esto HAY QUE VERLO. Ah, hemos probado nuestra suerte en el templo. ¿Queréis ver lo que ha pasado? 

También hemos tenido este momento tremendamente cómico, inesperado, de locos. No está preparado, lo juro.

El espectáculo de geishas ha sido interesante, con luces y sombras. Muy bien un espectáculo de marionetas antiguas y la danza de dos geishas jóvenes, llamadas maikos. No tan potente un espectáculo de humor en japonés que ha durado como 10 minutos y nos ha dejado a todos los guiris con el culo torcido. Coño, hay gente que le cuesta coger los chistes en español, imagínate tú en japonés. De todos modos ha sido un buen rato - el espectáculo tiene el visto bueno del gobierno de Kyoto y no es especialmente caro - 2500 yenes, al cambio unos 21.50 EUR.

Hemos quedado a cenar con unos amigos, Vicente y Shaila, que con muy buen criterio por su parte, visitaban Kyoto por segunda vez. Nos han llevado a un sitio de carne buenísima al lado del río - y encima ha pagado él, con lo cual cojonudo. Luego hemos ido a tomar un postre y no sé por qué, una cosa ha llevado a la otra y hemos acabado en un karaoke dándolo todo. Pondré un par de vídeos cortos para no dar mucho la brasa, pero nos hemos reído muchísimo. Son una pareja estupenda y da gusto encontrarse gente así por el mundo. Es una anécdota que podremos contar a menudo - colaboro desde hace años en su insigne programa de radio y alguna referencia haremos aquí y allá.





Hoy ha habido doble Reto de Bebidas Japonesas - uno por la mañana sin desayunar y otro con un ilustre invitado.





Os dejo con Belén, que hoy quiere escribir un poquito. ¡Mañana más!

(anexo by Belén)

Espero que lo de "os dejo con Belén" no os haya sonado como lo de "volvemos en 7 minutos", que hoy traigo muchas impresiones curiosas que compartir.

Para empezar le doy la razón a Javi en lo de que esta ciudad es maravillosa, de verdad. Es bonita, llena de vida, de cosas que hacer, cómoda de pasear, amable... joder, ¿y ahora cómo volvemos a la puta realidad?. Japón nos está dando tantas cosas buenas que la vuelta al cole va a ser dura y fastidiosa, pero estoy segura de que volveremos, aunque no es oro todo lo que reluce de este bonito país:

1.- Están obsesionados con París, todo lo relacionado con la belleza es París-algo y lo tienen puesto en un pedestal, hasta el punto que da grimilla... Basta!



2.- Aquí todo es al revés, se entra en el autobús por detrás y se sale por delante y no solo eso, sino que también se paga al final (palabra) y así con todo, si tu te piensas que algo es como tu lo sueles hacer ¡te equivocas!

3.-Es incomprensible su no violencia hacia los Estados Unidos... no solo no los odian, sino que hay un montón de comercios de allí aquí, vale que esta gente sea la hospitalidad en esencia, pero no nos pasemos.

4.- El papel del W.C. es malo de cojones. Si bien es verdad que el tema WC merece un capítulo extenso, por el tema de los chorritos, de los ruidos, de la temperatura de la taza y de muchos cachibaches, el papel del WC es un mojón. La combinación ganadora sería estas tazas de water + el papel acolchado del mercadona (oooooohhhh música para mis oidos!)

5.- Aunque se come de maravilla hay que tener cuidado, sobre todo con los dulces, ya que si parece chocolate serán alubias y si parece fresa será algo muy distinto, además tienen fijación por las cosas gelatinosas y algo babosillas... no thanks! 

Todo esto ha sido por ponerle un pero, peeeeeeeero, la verdad es que estamos en una nube... Kyoto mola mil millones y hoy hemos aprovechado muchísimo el día y la noche.

Se me están pasando los días entre los dedos, no me doy ni cuenta y ya casi estamos a la mitad del viaje y, aunque en mi vida había caminado lo que estoy caminando aquí, mi mente está feliz, contenta y relajada... ayyyyys Dios, qué acierto ha sido venir aquí este año!.

Mañana el día también promete, nuestro último día y nuestra última noche en Kyoto, así que le dedicaremos nuestra mejor actitud, que esta ciudad no se merece menos!

Los templos que estamos visitando son una maravilla. No hay palabras para expresar lo que siente allí dentro, y no es por ponerme mística. Es verdad que en cada uno sientes cosas distintas. Lo que me encanta es que, como te obligan a quitarte los zapatos, el caminar por allí descalza me vuelve loca. Siempre he sido un poco gitanita.

Besitos a todo el mundo!