Día 1: ¡Por fin en Tokyo!

¡Hola a todos desde Tokyo! Ha costado, pero hemos llegado y hasta hemos aguantado todo el día haciendo bastantes cosas - a la hora de empezar a escribir esto son las 22:30 hora local. Me vais a permitir que vaya por orden cronológico porque no quiero dejarme nada. La aventura empezó en Barcelona ayer - una empleada muy amable de Sky Team nos permitió pasar las maletas con exceso de equipaje. Más vale que vayamos desprendiéndonos de ropa, champú y demás mierdas que nos hemos traído porque si no, nos van a pegar una clavada de tres pares de huevos. Una pareja que iba a Hong Kong nos adelantó en la cola CON TODO EL MORRO DEL MUNDO - con tan mala suerte (para ellos) que había dos ventanillas de check-in abiertas y acabaron las dos a la vez. El karma es justo con nosotros. Un policía intentó ligar con una rubia en el control de pasaportes, lo cual nos retrasó un poco.

El vuelo a Moscú fue bastante tranquilo, llegamos sobre la hora. Nos dijeron que necesitábamos 50 minutos para hacer el tránsito, pero qué coño, tardamos 10. Subir una escalera, pasar un control de pasaporte, pasar las bolsas de mano por un escáner y llegar a la puerta de embarque. Vamos, que ni nos requisaron los bocatas de jamón. Podríamos haber pasado una vaca entera, pero no cabe por la máquina esa de Rayos X. Afortunadamente, tenía 700 rublos que me sobraron de un viaje de curro a Rusia y una botella de agua valía 175. Vaya, que tenemos para cuatro. A mí me han salvado la vida las dos botellas de agua porque en Aeroflot la bebida parece ser un buen muy preciado. Secos nos han tenido todo el camino. Me ha sido difícil dormir - y eso que me he tomado una pastilla para dormir, pero ni así. Dolor de culo extremo al estar encajonado en el asiento, una pareja de españoles detrás hablando a todo volumen. Del tipo pareja joven que si fuera a Pekín Express no durarían ni 45 segundos. Total, que hoy tocaba aguantar.

Obviamente lo primero que he hecho al llegar al hotel es meterme en la cama. Viva la incoherencia, pero no podía más, y ha sido solo una hora. Tras pasar todos los controles hemos tirado por la via más fácil - coger el tren bala hasta Shinjuku, llamado Narita Express, y tras buscar sin éxito la parada de bus que nos llevaba directo al hotel, hemos pillado un taxi. Antes, he intentado hablar las tres palabras de japonés que he aprendido y pedir ayuda a unos amables viandantes, tres o cuatro, que han pasado de mí como de comer mierda. Así que al grito de "¿¿¿POR QUÉ SOIS TODOS TAN HIJOS DE LA GRAN PUTA??? hemos entrado en el taxi.

El amable taxista se ha perdido, y eso que le di LA DIRECCIÓN EN JAPONÉS del sitio. Decía que estaba mal, pero lo he comprobado y no, es él, que es carajote. Hablando de comprobar, he tenido la oportunidad de comprobar una vieja teoría mía - si alguien no habla buen inglés, te va a entender mejor en castellano cabreado. La situación es que, tras perderse tres veces, Belén ha visto a lo lejos el hotel Citadines Shinjuku, dónde estaremos toda la semana.

Javi: "There, there, on the other side of the road. The yellow building!"

Taxista: "Ugh?" (siguiendo para alante)

Belén: "Miñi, miñi!!!" (derecha en japonés)

Taxista: "Eh?" (sin cambiar al rumbo

Javi: "QUE GIRES A LA DERECHA, DESGRACIAO! QUE EL HOTEL ESTÁ ALLÍ, QUE ESTÁS EMPANAO, COJONES!!!!!" (señalando con ambas manos abiertas y boca abajo al hotel)

Taxista: "Aaaaah!" (giro a la derecha)

Hablando de la aventura propiamente dicha, lo primero que hemos hecho es ir al edificio del gobierno, desde el que puedes ver todo Tokyo desde un piso 45, gratis. Aparte de unas vistas impresionantes, había mucha publicidad sobre todas las regiones de Japón y una tienda de regalos con todo tipo de regalos freaks - desde un bote de soja con la forma de R2D2 de Star Wars, pasando por todas las reencarnaciones de Doraemon, el gato cósmico y llegando a - claro - Kumamón. Es completamente recomendable, y conseguimos llegar al atardecer. En las cuatro direcciones, solo se veían edificios y más edificios.

Hemos pasado el resto del día en la zona de Shibuya, hueveando, básicamente. Hemos salido por la salida del metro del mítico cruce y hemos avisado en Twitter de que íbamos a pasar por ahí, el cruce de caminos urbano más transitado del mundo, con un paraguas abierto en la mano - si leísteis el blog anterior, hay una webcam retransmitiendo este cruce las 24 horas del día. Ha sido lo más parecido que he estado de llevar la bandera de mi país en el desfile de apertura de los Juegos Olímpicos, así de triste es mi nula carrera deportiva, la verdad. El caso es que nuestra amiga Zuriñe ha estado al quite y ha capturado la pantalla. No se ve muy bien... pero somos nosotros.

Para acabar el día hemos entrado por causalidad en un lugar llamado MARUHAN Pachinko Tower Shibuya, que es un centro de ocio y perversión en esa zona. Hay dos plantas de juegos de arcade y cuatro más de máquinas tragaperras y máquinas de Pachinko, que es un juego imcomprensible para mí que se practica en máquinas terriblemente ruidosas. Hemos hecho un vídeo, aunque no teníamos permiso. En la planta de abajo había una especie de fotomatón de diseño en la que te puedes hacer fotos rollo manga por 400 yenes. Hemos estado muy entretenidos durante 20 minutos - retocando las fotos, poniendo accesorios, haciéndonos fotos divertidas para llevarnos a casa. Los hay muy profesionales - hasta alquilan disfraces de colegiala para hacerse las fotos. Ni idea de si son para ellas o para ellos... También hemos ido a un pacífico local llamado Vandalism y a cenar en un restaurante del séptimo piso de un edificio bastante mierdoso, pero donde hemos comido muy bien, con carne así rollo teriyaki, y muy barato - algo así como 27 EUR los dos.

Mañana todo dependerá de a qué hora nos levantemos. No vamos a poner el reloj, eso seguro...

PS: Me he encontrado con un amigo, Adrià, que iba a Moscú y luego a Kursk - creo que me ha dicho eso - de vacaciones. Espero que lo pase bien.

PSS: Me he comprado una bolsa de anarcados con miel. En el apartado de avisos importantes, ponía "CONTIENE ANARCADOS". Joder, menos mal, hijos míos. Pensaba que eran cagarrutas de cabra, cabrones. Hay que ser carajote.




PSSS: Lo que el mundo estaba esperando - el Reto de Bebidas Japonesas, que pretende llevarme a la autodestrucción, ha comenzado.