Día 1: difícil jornada con llegada a Hvar

Hola a todos desde Hvar, una de las más de mil islas de la costa croata. Ha sido un día muy duro, a ratos rozando lo absurdo, otras veces bastante triste, pero tenemos la sensación de que una vez en este bonito lugar las cosas van a ir hacia arriba. Anoche dormimos solamente cuatro horas porque tocaba salir pronro para el aeropuerto. No sabíamos en qué estado están las muchas huelgas encubiertas en el aeropuerto de Barcelona, así que tiramos por la vía fácil: llegar al aeropuerto con la misma rapidez que un eyaculador precoz en mala racha. Nuestro vuelo salía a las 12:10 y ahí estábamos nosotros a las 08:35 por si acaso, con un Fast Track comprado. El Fast Track te permite pasar por una cola de seguridad distinta, solo para business y la gente que lo paga - no es caro, cuatro euros por persona. El caso es que no había ni huelga ni niño muerto y a las 08:55 estábamos en el aeropuerto. Luego nos dijeron que sí había huelga: de los que distribuyen los carritos. En Barcelona siempre tiene que haber alguien...

Todo iba bien, hasta probamos el poderío de nuestro Gallo del Tiempo en un día presumiblemente lluvioso en Barcelona. Pasamos otro control, esperamos y embarcamos a su hora. Todo iba bien, insisto.

Hasta que empezó a ir mal. Pasamos 20 minutos dentro del autobusino que va de la puerta de embarque al avión. El rumor era que el avión no tenía tripulación, pero eventualmente el autobusino salió hacia su destino. Y efectivamente, estábamos los pasajeros, estaba el avión, pero con la puerta cerrada porque no estaba ni el piloto, ni la tripulación ni la madre que los parió. A partir de ahí, un caos tremendo. Gente espeando al lado de un avión, susceptibles de salir corriendo y montar un escándalo de dimensiones internacionales. Niños preguntando qué pasaba... es mejor una imagen que mil palabras, así que hicimos tres vídeos que aquí os mostramos.

Obviamente toda la responsabilidad es de Vueling, que ya nos ha hecho varias putadas en el pasado. La tripulación fue recibida con un aplauso sarcástico por parte de los pasajeros, que además del cabreo se unía el hecho de que había empezado a llover. Maldito momento para demostrar que el Gallo del Tiempo no falla nunca, el muy cabrón. El momento culminante, el colmo de los colmos, fue que un empleado de Vueling nos dijo que "no nos amotináramos contra la tripulación". Mira, gilipollas de mierda, si la gente está cabreada es porque vosotros no hacéis bien las putas cosas. No puedes pedirnos que estemos con una sonrisa de oreja a oreja en esa situación de mierda. Si quieres que alguien trate bien a la tripulación, sube tú y repárteles caramelos.

Total, que entre todos los retrasos acumulados salimos dos horas tarde. Gran putada, porque nuestros amigos Ermal y Mari tenían billetes para el catamarán de Split a Hvar a las 17:00. Estuvimos hábiles, porque llegamos a las 15:40 y nos distribuímos el curro - yo me encargaba de las maletas y Belén cambiaba dinero y a la vez buscaba un taxi. El tipo nos pegó un clavazo, 300 kunas - al cambio, un poco más de 40 EUR - pero en situaciones desesperadas hay que coger lo que sea, como en los chistes esos del tío que entra al puticlub con veinte duros. Llegamos a las 16:52, a tiempo. Por poco, pero a tiempo. Con la lengua fuera, pero nos subimos en el barco.

Cuando parecía que lo peor había pasado, Belén recibió una llamada desde Mallorca. Su tío Juan había fallecido. El pobre estaba mal de salud, pero no por eso la noticia es menos triste. Juan era un crack, un tipo muy amable que nunca tuvo una mala palabra para nosotros. Nunca olvidaré la última vez que lo vi, le acompañamos a hacer la compra al Mercadona y podías notar el cariño que le tenían todos. Es difícil, pero hay que seguir adelante. Estamos perdiendo demasiados efectivos en este maldito 2017.

Las cosas han ido mejor ya en Hvar, principalmente porque nuestros amigos Ermal y Mari son unos cracks. No ha venido su hijo Luka, del que algún día escucharéis su nombre porque está predestinado a triunfar haga lo que haga. Nos han invitado a cenar en un sitio buenísimo, hemos dado un paseo y hablado de todo un poco - de la muerte, la guerra, el deporte profesional, nuestras vidas... esperamos más de lo mismo en los dos próximos días. 

Nuestro apartamento está al final de una escalera imposible y Ermal ha cargado con la maleta de Belén todo el camino, 22 kilos y medio, con dos cojones. Qué tío. En general, es un privilegio pasar tiempo con ellos, y mañana nos cogemos un taxi acuático con ellos a otras islas. Va a ser divertido. Será un gran día, seguro.

Descansa en paz, Tío Juan. Nos vemos en el otro barrio...