sábado, 12 de agosto de 2017

Día 12: mucho autobús y mucha lluvia hasta Riga



Buenas noches desde la capital de Letonia, o sea, desde Riga. Para quien, como yo antes de hacer este viaje, no tenía ni idéa de cómo se llamaba la capital de Letonia, efectivamente en Riga. Qué le vamos a hacer, una va de culta y de intelectual y luego hay detalles como estos que se me escapan. Lo mejor ha sido cuando he llamado a mi hermana y le digo:

Yo: ¡Estoy en Letonia!
Ella: ¿Cómo la canción?
Yo: ¿Qué canción?????
Ella: La de los dibujos animados, la de: "En Letoniaaaaa, hace fríoooo, pero yo me ríiiiiooooo..."
Yo: Eso era Laponia, baby...
Ella: Pues eso...

Supongo que a estas alturas de texto ya os habréis dado cuenta de que hoy escribe la doña, eso o que Javi ha cambiado de sexo en un 2x1 junto con su hermano y ahora hablan de canciones de dibujos viejunos. La cosa está en que tenemos a Javi a medio gas, entre los cambios de temperatura, los sustos de media noche, las escaleras infinitas, las pateadas, los aires acondicionados y los virus que deben escupir los rusos en esta dirección, lo tenemos medio pocho y en reposo.






El día ha empezado temprano, ya que hoy viajábamos de Tallin a Riga en autobús, en una línea llamada LUX EXPRESS que por la módica cantidad de 10€ nos ha traido de camino a Letonia. El viaje en autobús ha sido un horror para nuestros sibaritas traseros, 4 horas y media de trayecto monótono, apretaitos, ya que no han dejado a Javi cambiarse de asiento y sufriendo bastante pánico en la carretera, ya que el conductor ha decidido saltarse un atasco poniéndose 5 minutos en contradirección y haciendo que, los que venían de cara, tuvieran que desviarse para no darse de morros con nosotros, una alegría oiga.

Yo iba mirando material descargado de Netflix y Javi escuchando muúsica, pero a las 4 horas y media de trayecto estábamos ya algo sociópatas e irascibles. Cuando hemos bajado del autobus como si no hubiera mañana, nos hemos encontrado con un calor bochornoso, algo así como 37 grados y una humedad digna del mismísimo Taipei en época de monzón, para morirse. Menos mal que el hotel está a escasos 5 minutos de la estación y que nos hemos podido refugiar valientemente en el aire acondicionado un buen ratito, lo justo para cambiarnos de ropa, ponernos sandalias, pantalones cortos y mucha menos ropa de la que llevábamos.








Tal y como sales del hotel por la puerta de atrás ya das con el casco antiguo, al cual no le hemos dado mucha importancia hoy, ya que nos lo reservamos para mañana. Nuestra primera misión era comer algo ligero y hemos ido a un bar llamado EASY WINE y no es que el vino se vaya a la cama contigo tras un guiño, no, la cosa es que tienen más de 30 botellas y tú eliges tu vino y te lo sirves tú mismo con un moderno método.



Llenado el estómago y el alma, teníamos una segunda misión, ir a la plaza de la libertad a un stand que la selección de Letonia ha organizado durante el EuroBasket a intentar comprar una camiseta del sevillano-letón Porzingis, pero nada, imposible, está más agotada que el huevo hilado del Mercadona en navidad. Así que, como Javi ya iba a medio gas y hoy es el único día con las tiendas abiertas en el que estamos en Letonia, nos hemos ido en busca de la camiseta perdida a lo Indiana Jones, pero nada, creo que es más facil encontrar Chopped el pozo aquí que esa camiseta.






Durante nuestra búsqueda, dentro de un centro comercial, vuelo a escuchar: ¿Javi?, claro, yo he pensado, perfecto chula, ya tienes alucinaciones y has contraído algún tipo de enfermedad psicótica, ¡bien por ti!, pero NOOOO, otra vez, el super popu de Javi va y se encuentra a Juan Pablo, el hermano de un amigo suyo de Sevilla que ahora vive en Malta y que justo ha venido a Letonia a una boda... tócate los cojones, Mari Loli, esto parece una cámara oculta, pero no de esas de los amables canadienses, no, de las de pensar que te están haciendo luz de gas.

Una vez se me ha pasado el sofoco y la estupefacción, íbamos a dejar atrás el centro comercial, pero ha empezado a llover de letonas maneras, o sea, a saco, torrencial, cubos desde el cielo y granizo del tamaño perfecto para ponerse a hacer mojitos.





Así que, de nuevo valientemente, nos hemos resguardado de la lluvia y, cuando ha amainado un poco nos hemos venido pisando charcos al hotel, ya que, a esas horas, Javi ya empezaba a tener algo más de fiebre y mal cuerpo.



Así que cenita temprana y ligera, baño de esos largos y relajados, como los que se debía hacer Sofía Loren, drogar a Javi con paracetamol y darle muchos mimos y coger las riendas del blog para que no se nos escape nada, pero hasta aquí: esto es una entrada teletipo, pero confío en que mañana el jefe ya estará más lozano y nos podrá explicar sus batallitas.




Mañana tenemos muchos planes: el mercado central, si, ¿qué pasa?, ¡me gustan los mercados!, también queremos ir a un museo de la KGB, que, en este viaje, estamos pisando menos museos que Belén Esteban en su luna de miel, patearnos el casco antiguo y, dejo para mañana el reto de bebidas, el cual ya he comprado diligentemente, por que lo que me falta es que el mozo me pote en la cara..., mejor que no. Eso sí, tenemos un reto de bebidas que hicimos en Tallinn y que os podemos mostrar. Licor de pimiento, oigan.



Lo dicho, mañana más y mejor, palabra!

4 comentarios:

  1. Sehehe. Os he leído, qué lo sepáis. Sehehe, he seguido los consejos que me disteis el otro día por teléfono y he de decir que me ha ido muy bien xD 🤣

    ResponderEliminar
  2. Obviamente, como es un tema morboso, tenemos una pregunta impertinente que hacerte... ¿Fue una firma currada o un garabato? 😀 😀 😀

    ResponderEliminar
  3. Fue un Picasso. O un pitacasso, no sé...

    ResponderEliminar
  4. Tranking in the hole, oh ho! Da para un estribillo.

    ResponderEliminar