lunes, 14 de agosto de 2017

Día 14: ...y por fin, Lituania



Hola a todos desde Vilnius, Lituania, una de mis ciudades favoritas, a la que por fin he podido venir con Belén. El día ha empezado muy temprano en Riga - ha sido una noche dura para mí porque he sudado la gota gorda por estar medio enfermo. Hasta tres veces ha cambiado de almohada porque estaba empapada. Belén, por su parte, ha dormido la mar de bien, lo cual es importante, porque si uno está malo y el otro no, esta persona tiene que liderar y es lo que ella ha hecho en los últimos días. Hemos llegado con una anticipación asombrosa a la estación de autobuses, más de una hora, sin tampoco pretenderlo. Supongo que es culpa mía - estaba en la ducha antes de que sonara la alarma, eso ha hecho que desayunemos antes y vayamos por delante del horario previsto, así que para matar el tiempo hemos hecho este vídeo chorra.







Esta vez lo hemos hecho bien en Lux Express. Viendo que son muy obtusos a la hora de dejarnos cambiar de asiento, hemos usado un pequeño truco, a saber: hemos esperado para subir los últimos, le he entregado al tipo que chequeaba los asientos el DNI al revés para, mientras tanto, localizar los asientos libres. Nosotros llevábamos el 9 y 10, pero en la lista el 6 y 7 estaban libres y no había paradas hasta Vilnius. Total, que Belén se ha sentado en el 6-7 y yo en el 9-10 y ha colado, pudiendo ir supercómodos todo el camino. Los dos nos hemos dormido, realmente, en mi caso más de una hora. La compañía mola muchísimo, los autobuses son muy cómodos, hay docenas de películas para escoger y el único pero que tienen es esta manía con el asiento asignado.





Una vez en Vilnius hemos puesto rumbo a nuestro hotel, el Confort Rock 'n' Roll Vilnius, estratégicamente situado a cinco minutos de la estación de autobuses y a menos de un kilómetro del centro de la ciudad. Nos ha sorprendido positivamente, porque un hotel de rock and roll puede parecer una cosa macarra y mal hecha, pero no. Todo está cuidado al detalle y hasta hay un mural de Michael Jackson vestido de Superman en nuestra planta, la quinta. No hay quejas, todo lo contrario, se lo recomiendo a todo el mundo. El hecho de que haya un millón de alemanes sexagenarios que no han ido a un concierto de rock en su puta vida no es culpa del hotel en sí. No se pueden exigir ciertos conocimientos musicales - o de otro tipo - a los huéspedes de un hotel. No sería mala idea, pero no es plan.









Una vez instalados, nos fuimos al centro, concretamente a los dos o tres cosas que controlo de verdad el Vilnius alrededor de la Plaza del Ayuntamiento, que me encanta. Pasamos por una iglesia del Opus Dei y empezó a sonar el órgano. Casi me da un ataque al corazón del susto. Fundamental, la tienda de queso Dziugas, una institución en nuestra casa. Es un queso lituano muy bueno, muy barato, sin lactosa - no preguntéis, tampoco quiero saber cómo lo hacen - y que siempre traigo a kilos en cada viaje a Lituania. Fantástica opción, siempre. Hemos dado buena cuenta en la tienda, y aún nos queda comprar un poco más.





Después hemos ido a comer a mi restaurante favorito en Vilnius, una taberna medieval llamada Lokys, que así en español suena a bar de ambiente en el que señores con poca ropa sirven copas, pero aquí no. Carne de primera calidad, una sopa de boletus muy buena y un ambiente genial, solo enturbiado por un par de cosas, a saber, un par de abejas que estuvieron revoloteando durante toda la comida, y una mesa de hermanos españoles y sudamericanos que no paraban de hablar a gritos. Intenté hablar con las abeas y decirles, hey, chicas, tenéis que ir a por ellos, ya sé que gritan mucho, pero si los atacáis con dureza ganamos todos... pero no cooperaron. Daban ganas de levantarse y decirles: "¿saben de qué estamos hablando mi mujer y yo? No, ¿verdad? En cambio, yo sí sé de todas las gilipolleces, inexactitudes, errores y pura incultura en vena, así que BAJEN LA VOZ DE UNA PUTA VEZ, HOSTIA", pero no lo hicimos. Al final, ellos también están de vacaciones. También hicimos un Reto de Bebidas Alcohólicas al final de la comida, e improvisé una historia de mierda en un vídeo, a ver si alguien se la tragaba.















Decidimos ir a ver la Catedral, parando aquí y allá. Presidiendo la Plaza de la Catedral está una estatua de Gediminas con un par de espadas. El tal Gediminas fue un gobernante medieval del Gran Ducado de Lituania allá por el siglo XIV. Se ve que hizo lo que pudo por no cristianizar el país, cosa que obviamente no consiguió, dado el gran número de iglesias católicas y ortodoxas que hay por aquí. Ejecución de frailes, sacrificios humanos... Gediminas era un auténtico prenda, en definitiva. Eso sí, una de las cosas más interesantes de Vilnius turísticamente hablando es la Torre de Gediminas, a la que se puede subir por el módico precio de cinco euretes y que tiene una vista cojonuda de la ciudad. Intentamos subir por el acceso más típico pero estaba cerrado - "va, Gediminas, que lo que dijimos de ti, que eras un sátrapa y un cabrón no era en serio: déjamos subir y hacemos merienda-cena". Encontramos un acceso trasero que sí estaba abierto y ahí que subimos primero una colina llena de adoquines, y posteriormente una irregular escalera de caracol que debe contar las víctimas con tobillos y rodillas rotas por docenas. Es para matarse. Llegamos arriba, eso sí, y las vistas son brutales. Recomendadísimo, siempre que puedas subir escaleras peligrosas.











La gran sorpresa del día ha sido la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Nuestro conductor de Uber, Aivar, que nos ha cogido dos veces hoy, dice que estaba considerada una de las 10 catedrales católicas con un interior más bonitos. Pensaba que le daría una colleja la próxima vez que lo viera por la inexactitud de sus palabras, pero qué va. La iglesia es preciosa por dentro y uno de los secretos mejores guardados de Europa. Hasta vimos el final de una misa, esperando respetuosamente para hacer unas cuantas fotos. Belén le dio la paz a una señora lituana y todo, las dos disfrutando de semejante momento bizarro.

Mañana tenemos bastantes planes: subir a un barco vikingo que da una vuelta por el río, ir al museo de la KGB en Vilnius y, por supuesto, visitar Trakai, antigua capital de Lituania y uno de los sitios más bonitos de Europa. ¡Aún nos queda bastante tela por cortar!



PS: Hemos encontrado los Javi Snacks. Son pésimos. 

PSS: Recuerden hacer comentarios justo debajo de estas líneas. Soy pesado, pero es que nos gusta mucho y cuesta muy poco. Y si has llegado hasta aquí es que te ha gustado, ¿eh? ¿Eh? ¿Eh?

9 comentarios:

  1. A nosotros nos pasó en Ámsterdam, la mesa de al lado eran 4 tipos españoles que sólo hacían que gritar sobre las putas que se habían follado la noche anterior y las que se follarían en una hora. Muy lamentable todo teniendo en cuenta que seguramente la mitad de la pizzería hablaba castellano.

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    1. Ori, quiero creer que nosotros no contaminamos así ni en grupo! Yo, cuando hay cerca españoles, me hago la longui y procuro que no sepan que puedo entenderles, soy muy rancia

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  2. Ahora tmb hay hasta leche sin lactosa.hay gente alérgica a esa cosa... felicidades. Buena entrada.

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    1. Sí, ahora hay muchos productos sin lactosa, pero como este queso... Ays virgencita, pocos!! Gracias por tu comentario

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  3. Y los encargados del restaurante no les han dicho nada a esos españoles y sudaméricanos para que bajasen la voz? Muy bonitas las vistas desde lo alto de la torre de Gediminas.

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  4. Nada de nada. No son quién, tampoco, la educación parte de cada uno y con las edades que tenían, todos 55+, ya es difícil cambiar. Lo de la Torre de Gediminas es un must

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  5. Quiero Javi Snacks aunque sean malos!

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