miércoles, 16 de agosto de 2017

Día 16: La gran sorpresa es ¡Kaunas!



Hola a todos desde Kaunas, la última parada de nuestro viaje por Europa en 2017. Mañana volamos a Barcelona y estaremos unos 12 días por allí hasta viajar a North Carolina, Estados Unidos, para la boda de nuestra buena amiga Fara. El día ha empezado en Vilnius con un paseo de 10-12 minutos con maletas hasta la estación de autobuses. De la forma en que llevo las cosas, tengo una bolsa de tela que si no llevo la maleta como debiese, la bolsa roza en el suelo. Ya habéis visto cómo es la estación de autobuses de Vilnius. El trayecto a Kaunas ha sido un poco caótico. Estábamos los primeros en la cola para asegurarnos que nuestras maletas cabían en la camioneta de mierda que nos llevaba hasta Kaunas. Hemos subido las maletas y cogido dos buenos sitios, sin vecinos. Los asientos estaban numerados pero cada uno se ha sentado donde le ha salido de los cojones. Al final del todo, una señora sorda le ha dicho a una señora lituana de generosas carnes que se moviese, que ese era su asiento. La situación ha sido muy cómica y menos mal que la gorda ha dicho que su asiento era suyo, si no, con el poco espacio que había y el efecto dominó que se habría generado, el Camarote de los Hermanos Marx parecería el Camp Nou comparado con esto.




Total, que salimos hacia Kaunas en un autobús pequeño, no más de 25 plazas, la mitad ocupada por italianos gritones, grandes y pequeños, de todas las edades, había gritos de todos los colores. Dios ha creado los auriculares y la música para momentos así, porque ya el temita venía tenso con el quilombo que quería montar la sorda. Hemos llegado a Kaunas y decidido ir andando hasta el hotel, 15 minutos, para tener una primera impresión de la ciudad. Normalmente, lo que ves a la salida de una estación de autobuses suele ser lo puto peor del mundo y Kaunas, en ese sentido, no ha decepcionado ni un poco. Eso sí, he ido arrastrando la bolsa de tela hasta que la he reventado, y ello nos ha llevado a una baja inesperada que podéis ver en el próximo vídeo.



La llegada a nuestro hotel, Park Inn Radisson, tabién ha sido movidita. Tras estar 10 minutos en recepción de forma inexplicable nos han dado una habitación en el séptimo piso. Hemos abierto la puerta y tachán, estaba ocupada. No estaban los huéspedes dentro, pero había ropa tirada, la cama sin hacer y demás. Este viaje stá siendo el de los allanamientos de morada, aunque el nuestro fue involuntario. Fuimos a recepción bastante encendidos pero la jefa sabía lo que tenía que hacer: upgrade gratis a una habitación business y un par de bebidas de regalo. Ya sabeís, hoteles de todo el mundo, si un guiri viene mosqueado y encima tiene razón, no lo trates con la punta del pie. Dale una habitación mejor, un par de bebidas y ya si acaso cágate en sus muelas cuando se vaya de tu vista.



Hemos ido a comer a un restaurante lituano al lado del hotel, muy bueno y barato, con el pintoresco nombre de Bernelio. La verdad es que hemos comido la mar de bien, y muy barato, la verdad. Belén ha aprovechado la comida para, ya que estamos terminando el viaje, hacerlo con un doble Reto de Bebidas Alcohólicas. Una botella que compró en Bled y que no me había dado... y la madre de todos los chupitos, Xenta Absenta. Puro alcohol de quemar.














Dadas las circunstancias, hemos dormido una larga siesta antes de ir a ver la ciudad. A ver, he estado muchas veces en Kaunas y sí, hay una iglesia muy grande y un bulevar de más de un kilómetro con tiendas. Lo que no sospechaba es que tras el bulevar está el casco antiguo que, al contrario que en cualquier ciudad que se precie, está a las afueras de la ciudad. Siguiendo un par de kilómetros más hay un castillo en vías de reconstrucción, el ayuntamiento y un mogollón de iglesias. He flipado, porque Kaunas estaba bastante bajo en mi lista de ciudades bonitas. Estaba harto de descojonarme de una fuente feísima que hay a mitad del bulevar.








Vamos, que he venido seis o siete veces aquí y puedo decir que he hecho el gilipollas con todas las de la ley. Nunca más, si es que vuelvo, que seguramente sea así. No es que sea bonuto, es que es espectacular, y justo al lado de un río. Vaya sorpresa, joder. Belén se creía que la estaba engañando todo este tiempo y no, es pura inconsciencia por mi parte...










Hemos quedado a cenar con Almantas, el jefe de prensa del Zalgiris, que también ha estado de vacaciones por media Europa. Nos hemos echado unas risas juntos y hemos quedado para ver el pabellón mañana por la mañana. Así Belén podrá ver cómo funciona el Zalgiris por dentro...



Esta será la última entrada del blog antes de volver a Barcelona. Seguiremos escribiendo dentro de unos días, pero ya que estamos cerrando una etapa, gracias a todos por leer nuestras tonterías y ver nuestros vídeos. Es un placer viajar con vosotros, y es muy divertido interactuar con todos. ¡Seguimos!

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