miércoles, 2 de agosto de 2017

Día 2: Islas paradísiacas, alergias y tertulias



Hola a todos desde Hvar City, ciudad que nos está gustando mucho. Es bastante más caro que el resto de Croacia pero contar con Ermal y Mari, que son locales y han venido aquí mil veces, es una ventaja incalculable. De no ser por ellos, nos perderíamos las mejores cosas - viajes, comida, sitios que ver - que ofrece esta isla. El día empezó con un estupendo desayuno al lado de los barcos, en el puerto. Al contrario que en el puerto de Barcelona, donde la entrada es privada, los yates en el puerto de Hvar están a la vista de todos. Si estás desayunando cerveza y cocaína en la cubierta de tu barco, cualquier podrá verte. Creo que es peligroso, porque cualquier loco puede saltar a tu barco al grito de "rico, hijo de putaaarrggghh" y echarte del mismo al abordaje, porque no hay más seguridad de la que tú pagues. No es nuestro caso, nosotros solo queríamos desayunar al lado del mar.







Ermal y Mari habían decidido llevarnos a una isla llamada Jerolim, en un archipiélago muy cercano a Hvar. El sistema de acceso es muy curioso - hay muchos barcos que venden billetes de ida y vuelta a 40 kunas, poco menos de seis euros. Cuando un barco se llena, sale el siguiente, así que te aseguras que sale uno cada 10 minutos más o menos. Estoy muy orgulloso, porque aunque el barco se movía más que la compresa de una coja, no me he mareado en el viaje de ida. A ver, han sido unos 10 minutos, así que tendría que haberme puesto malo en tiempo récord, aunque la mar estaba picada. Una vez allí, hemos llegado de los primeros a una isla verdaderamente paradisíaca - aguas turquesas a la temperatura perfecta, hamacas y un chiringuito con un personal muy amable que viven en la isla todo el verano.











Lo hemos pasado muy bien, de verdad. Belén y yo hemos dado un paseo por un camino de rocas hasta el final de la isla, el agua estaba maravillosa, y pasar tiempo con Ermal y Mari, que son de conversaciones profundas e interesantes, siempre es un gustazo. Hemos traído jamón del bueno envasado al vacío, que con el calor que hace estaba en su punto. Todo era perfecto y claro, por supuesto, algo tenía que joder ese gran momento. En este caso he sido yo, Javi, gran gilipollas. Compramos una crema solar que ya me puso los ojos como dos balones de balonmano la semana pasada. Pensé que era algo puntual y esta vez la reacción alérgica ha sido de primer nivel. Los dos ojos rojos como el infierno, lo que ha hecho que, como efecto secundario, mi nariz se tapone completamente. Lo he intentado todo - quitarme la crema de toda la cara, limpiarme con agua de mar, con agua corriente, con pañuelos de papel, con la toalla... con todo. Nada ha funcionado, así que Belén y yo tuvimos que salir del paraíso dirección Hvar para salir del aprieto.




Belén ha estado de 10 conmigo - qué coño, le doy un millón de puntos en una escala de uno a 10 - y, al volver en el barco los dos solos, se ha puesto a cantar y lo ha hecho tan bien que hasta el conductor del barcotaxi le ha aplaudido con gran entusiasmo. Momentazo. Una vez hemos llegado al apartamento, tras subir los 172 escalones que separan el puerto de nuestro apartamento, me he tomado mis medicinas, me he limpiado la cara a conciencia, he dormido dos horas y todos mis síntomas han desaparecido. Hemos cambiado de crema solar, claro. Lo he pasado mal, pero solo ha sido un rato.











Una vez recuperados, hemos bajado los 172 escalones para tomar un café en la plaza central de Hvar City, esperando a Ermal y Mari. Les he pedido disculpas por lo que ha pasado, que han aceptado sin problemas. Ha sido un poco vergonzante por mi parte, pero no sabía que iba a reaccionar así ante una inofensiva crema solar. Bueno, inofensiva hasta cierto punto, porque si me llego a echar todo el bote me habrían estallado los ojos, claro. Nos han llevado a un sitio de carne para cenar que nos ha encantado, en el otro lado de la plaza. Fantástico, en serio. Después hemos dado un paseo y nos hemos sentado en un bar en el que Belén me ha presentado el segundo Reto de Bebidas Alcohólicas de este viaje.






Joder, estaba bastante malo, y caliente. Allí, al lado del mar, hemos tenido una conversación a cuatro maravillosa, inolvidable, sobre tener hijos o no tenerlos, el valor de la amistad, las infancias de cada uno, cómo lo que vives de pequeño no marca necesariamente tu futuro. Nos hemos reído de nosotros mismos y hemos hablado de casi todo. Da gusto hablar con Ermal, un tipo inteligente, de fuertes convicciones y que expone muy bien su punto de vista, y también con Mari, que sabe explicar cualquier situación complicada de forma en que todos la entiendan, y además dejando claro lo que ella piensa. Belén ha estado brillante, dejando claro que su nivel de inglés no hace más que mejorar, porque ya puede mantener conversacones trascendentales sin problemas. Estoy muy orgulloso de ella. Vale, también nos hemos bebido unos cuantos gintonics, lo cual ha hecho que la conversación sea más fluída - de hecho les he contado una cosa que nunca había dicho a nadie y que no pienso repetir jamás, que se queda en el aire de Hvar. Uno de los mejores momentos del año, al lado del mar, hablando de todo un poco sin tapujos: ética, religión, familia, valores... ¡de todo!

Mañana vamos a una playa llamada Dubovica. Ermal y Mari dicen que va a ser aún mejor. Eso habrá que verlo. Solo espero llevar la crema solar adecuada para disfrutar de nuestro último día en Hvar...




PS: Solo hay un servicio en toda la isla de Jerolim. Eso sí, el cartel de "servicio de caballeros" es de los que no deja lugar a dudas. Es una polla.

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