Día 13: Descubriendo la gran Riga

Hola a todos desde Riga, Letonia. Sí, soy Javi, más o menos recuperado del catarro, gripe o lo que sea la mierda esta que tengo. Seguro que hay quien piensa que es por dormir con el culo al aire y no, no puede ser, culo tapado el 100% del tiempo. Ha hecho un día sensacional en Riga - un poco de frío por la mañana, pero muy bien el resto del día, perfecto para patear la ciudad. Antes de empezar con lo que ha sido el día de hoy tengo un par de cosas que decir. Uno, no sé qué ha pasado de 2007 hasta ahora, pero aquello de que Riga estaba lleno de mujeres hermosas ya no es cierto. Vine en 2007 y efectivamente era así. No sé si es que hemos ido a sitios con menos glamour - esta mañana, os puedo jurar que ha sido así - o que la sociedad ha cambiado, pero es cierto. Segundo, a alguno le parecerá raro que viendo a tantos jugadores de basket en este viaje no nos haya dado por quedar con Kristaps Porzingis, al que conocemos bien después de sus cinco años en Sevilla. Kris está muy liado preparando el EuroBasket y prácticamente no puede salir a la calle de lo famoso que es en Letonia. Intercambiamos mensajes hace un par de semanas, pero no ha sido posible. Bueno, ya nos veremos. Espero que le vaya muy bien en el EuroBasket y en su tercera temporada en la NBA. Ese letón encantador con acento de Utrera.

Hemos iniciado el día con el desayuno en el hotel - tenemos una tarifa que también incluye la cena, lo cual es cojonudo especialmente en un día como hoy, previo a un madrugón importante. Vale, no hay tostadora pero no me voy a quejar. Hemos ido directos a un mercado de comida y cacharros que hay justo aquí al lado, en la estación de autobuses. Pensábamos que íbamos a encontrar algo parecido al mercado de Tallinn, pero nada más lejos de la realidad. El peor mercadillo de gitanos que podáis encontrar en el pueblo más perdido de España son los putos Campos Elíseos comparados con esto. Productos de mala calidad, especialmente zapatos y textiles, nada de memorabilia soviética, y sobre todo un centro comercial de tres plantas que es LO PEOR QUE HE VISTO EN MI VIDA. He estado en muchos países a cuales más casposos pero jamás nada en mi vida me ha preparado para la cutrez absoluta de esa mierda de edificio, con ropa que se puso la abuela Natasha cada día durante 50 años y ahora se vende en ese horrible lugar de olor a chumino soviético. Hay que decir que el mercado de comida sí estaba bastante bien. Nada que ver con el textil. Joder, si hasta los detergentes daban vergüenza, parecía que la prima de Stalin lavase la ropa con la misma marca de mierda.

Tras un rápido pit stop en un centro comercial - básicamente, sigo buscando la camiseta de Porzingis, pero no llega hasta mañana, que es cuando nos habremos ido -, hemos decidido ir en serio, sin excusas, a patear Riga, y es exactamente lo que hemos hecho: y hemos descubierto una ciudad con mucho que ver, muy concentrado en el centro de la ciudad, pero muy interesante. Hay que decir que están renovando muchos de sus edificios más insignes, así que sospechamos que la ciudad estará mejor que nunca en cinco o seis años - sería un buen momento para volver, desde luego. La Plaza de la Catedral es una pasada, amplia, bonita, muy bien estructurada. Un buen amigo nos recomendó visitar el Museo de la Ocupación, así que fuimos para allá. Pasamos por un curioso lugar llamado la Casa de las Cabezas Negras, el edificio que era círculo de comerciantes y empresarios hace muchísimas décadas. Eso sí, llegamos al museo y estaba cerrado. Su puta madre. Habían trasladado parte a otro edificio, así que fuimos hasta allí. A ver, mucha letra y poco objeto, pero me ha servido para saber un poco más de la historia de Letonia, cómo de ser un país próspero pasó a ser muchísimo peor tras las ocupaciones nazi y soviética, con restricción de libertades, correspondencia, purgas, exilios y demás putadas.

Ah, sí, hemos hecho uno de los Retos de Bebidas Alcohólicas más esperados en este viaje. En Letonia hay un famoso licor, el Riga Black Balzams, que tiene 45 grados y es realmente fuerte. Dicen que no has estado en Riga si no lo has probado, así que excepcionalmente hemos hecho el reto los dos... con resultados parecidos. Es duro el bálsamo negro. Muy, muy duro.

Hemos comido en un sitio en el centro que no estaba mal pero tampoco mataba. Lo mismo nos ha pasado con el helado local. Entre ambas cosas, he tenido que pedir tiempo muerto y volver a hotel a descansar. Las dos horas de siesta me han sentado fenomenal, por supuesto. No somos del tipo de personas que necesita ver todo lo más importante aquí, ahora, porque mañana nos vamos. Coño, si no se ve algo, pues no se ve - es el caso del interior de la Catedral, que abría de 15:00 a 17:00. Era siesta o ver la Catedral, pero esa sensación de despertarte no sabiendo ni quién eres... es impagable.

Por la tarde hemos hecho fundamentalmente dos cosas, con paradas aquí y allá para tomar café, charlar, mirar tiendas y demás. Primero, hemos ido al Castillo de Riga, que ha resultado ser una mierda pinchada en un palo. Una construcción fea, mal ubicada, inservible en caso de guerra y que además no se podía visitar a la hora que hemos llegado nosotros. Después nos hemos ido andando por un parque, viendo muchos edificios, destacando una Catedral Ortodoxa - llamada de la Natividad - preciosa, hasta llegar a nuestro objetivo: la estatua gigante de un mono con un traje espacial. Petición expresa de Belén y acierto total - es un homenaje a todos los monos que han mandado al espacio. Mola mucho, es algo distinto.

Mañana tenemos cuatro horas y pico de autobús hasta Vilnius. A ninguno de los dos nos gustan los largos viajes en autobús - podemos ir al quinto coño en avión, pero no sé lo que pasa en los autobuses que siempre acabamos hasta los mismísimos. Espero que Vilnius nos sorprenda muchísimo, ya en la recta final de nuestro viaje europeo.

Recuerden, pueden comentar lo que quieran justo debajo de estas líneas. ¡Nos vemos en Lituania!