Día 6: Four Seasons In One Day!

Buenas. Hoy os voy a contar un secreto familiar - bueno, tampoco es para tanto, pero si es algo de lo que hablamos aquí y allá. Recordamos con mucho cariño nuestro primer día completo en Australia allá por 2006. Recién casados, en el otro lado del mundo, tocadísimos por el jet lag, dando vueltas por el Royal Botanic Gardens (hoy en día aún pensamos que es uno de los mejores parques del mundo) hasta llegar al Opera House. Llovió incluso a mares, salió el sol, hizo frío y calor, y a mí se me ocurrió nombrar una de las canciones de Crowded House, Four Seasons in One Day. Creo que es el tipo de canción que gusta a todo el mundo y resume perfectamente aquel primer día.

A lo que iba: nuestro primer día en este segundo viaje a Australia ha sido igualmente memorable y otra vez ha habido muchos cambios de tiempo, aunque esta vez no ha hecho calor. Ni de coña. Ha podido haber momentos de más frío o menos frío, pero nunca calor. Lluvia repentina, sol inesperado... en la excursión de las Blue Mountains, que ha sido exactamente como hace 10 años. Mismas paradas, pero no sé, nos ha gustado aún más, y eso que la primera vez estuvo bastante bien. Y eso que el día empezó bastante mal, con nuestro guía recogiéndonos más de media hora tarde por culpa del tráfico. Éramos un grupo de 21 personas, mucha gente de China y Taiwan, un par de ucranianos locos por el fútbol y nosotros. Los ucranianos eran del Dnipro, rival del Sevilla en la final de la Europa League hace unos años, y eran grandes fans de Konoplyanka, el futbolista del Sevilla al que la gente llama Chocoplancha por motivos obvios. Es un gran pelotero, pero corre muy poco el cabrón. En fin.



La primera parada fue un lugar llamado Featherdale Wildlife Park, un parque con animales más o menos sueltos. A ver, las aves estaban en una jaula porque si no se piran, claro. El cocodrilo estaba más protegido porque claro, se puede liar a mordiscos con todo Dios... pero los canguros están por ahí sueltos y los koalas están en sus árboles, y el que está despierto - duermen unas 20 horas al día - lo traen para que la gente se haga fotos con ellos. Intentamos dar de comer a unos canguros y vimos todo tipo de bichos autóctonos como el dingo, el demonio de Tasmania, algún que otro emú, muchos wallabies y hasta un wombat, que el pobre estaba solo en su sitio más aburrido que Paquirrín viendo una ópera de Wagner.

Posteriormente nuestro conductor Mike nos llevó a Leura, un pueblo bastante bonito en el que Belén dice que viviría encantada de la vida. Son un par de calles comerciales con muchas tiendas de antigüedades y una de caramelos que es de nuestros sitios favoritos de Australia - hicimos un vídeo que va justo encima de estas líneas. Comimos estupendamente - dos sopas de calabazas, una ensalada César que llevaba un huevo y todo - y un poco caro - 31 EUR entre los dos - en un bar local al final de la calle. Se ve que todos los guiris comen al principio de la calle.



Por fin llegamos a lo alto de las Blue Mountains y estaba bastante nublado. Lo recordábamos como una especie de mar de eucaliptus hasta donde se perdía la vista, pero solo había nubes. Afortunadamente se aclaró un poco el día en la media hora que estuvimos allí y más o menos se pudo ver algo. Destaca una formación rocosa que se llama The Three Sisters. Hay una historia aborígen sobre el inicio de las tres hermanas, que eran unas golfas folladoras con padres bastante estrictos - como eran los padres allá por el siglo 500 antes de Cristo, vaya - y que las convirtieron en piedra para protegerlas de sus padres y a la vez proteger el valle. Coño, mirando las montañas, cada hermana debería medir unos 150 metros de altura - ya se podían proteger ellas solas. Y pobrecito del que se follaran, la única manera sería agarrando al tío y metiéndoselo por el... vaya, que la leyenda tiene bastantes fallos. Hicimos otro vídeo para que veáis, más o menos, las Blue Mountains.

Después nos llevaron al Scenic World, que es una serie de telesféricos y trenes cremallera a lo largo de las Blue Mountains, ideados para que veas buenas vistas y también un poco de bosque. Lo primero fue subirse en dos telesféricos seguidos, llamados Skyway y Cableway. Y sí, las vistas eran bestiales.





Después había dos opciones para llegar al mismo sitio - a la derecha, un camino de unos 6-7 minutos. A la izquierda, un camino de media hora que si lo hacían completo podían ser 50 minutos y si ya la liabas parda pues acabarías perdido por la puta montaña devorado por mogollón de bichos hambrientos. Fuimos valientes, atrevidos, audaces y nos fuimos por el camino corto hasta coger el tren con la pendiente más inclinada del mundo - 62 grados. Hasta pusieron la música de Indiana Jones, estos australianos son unos cachondos. Hicimos un vídeo muy simpático con un cameo de nuestras compis taiwanesas.



Volvimos a Sydney en un barco pasando por el Harbour Bridge y el Opera House. Llegamos a Circular Quay, el corazón de la ciudad, y nos sorprendió ver el Opera House iluminado con los colores de Australia - verde y dorado - para dar suerte a sus atletas en Rio 2016. Tuvimos tomar una cerveza - y Belén una copa de vino blanco - al lado del Opera House y ese fue un momentazo. Tanto fue así que nos quedamos a cenar en un bar que estaba al lado, Buckley's, porque se estaba muy agustito y el alcohol era particularmente bueno.

Hoy iremos a un partido de fútbol australiano, volveremos al Opera House, que es un símbolo para nosotros y desde luego, uno de los mejores edificios del mundo mundial, y acabaremos en Chinatown si el tiempo lo permite. Y si no también porque ya no nos para nadie!