miércoles, 17 de agosto de 2016

Día 17: ¡Hasta pronto, Australia!



Aviso a navegantes: Esta aventura está cerca de acabar, pero sabemos rotundamente que habrá muchas más, pero muchas. Esto nos tiene yonkis y deseando organizar diferentes rutas y lugares que explorar juntos.




Hoy ha sido un día protagonizado por los rayos y centellas, pero literalmente. El pronóstico del tiempo de Perth se ha despertado tan apocalíptico que a Pedro Piqueras se le pondrían los pezones más duros que los de Mazinger Z: lluvias torrenciales, vientos desagradables, granizo... vaya, lo que se dice un día de mierda, pero eso no ha frenado nuestras ganas de explorar. Bueno, para ser sinceros, teníamos contratada una excursión en barco con papeo y vino incluido y no queríamos perder el dinero, pero que no decaiga el espíritu aventurero.






Valientemente nos hemos dirigido al Pier 3 de la bahía de Perth y no hemos sido los únicos valientes, ya que un grupo de maduritos del tipo Imserso estaban también allí para recorrer las aguas del rio Swan - suponemos que a ellos lo del papeo y del vino también les ha sacado de la cama como a nosotros.





Esperando a embarcar hemos empezado a temer que no íbamos a hacer la excursión, de verdad que ha empezado a dar miedo y, entre que Javi se marea con solo mirar un tíovivo y que yo no soy lo que se llama una valiente, hemos ido a hablar con la señorita de la taquilla y la cosa ha ido así:

Nosotros: Buenos días amable señorita, mire usted, aquí, mi marido y yo, que todo lo que tenemos de grandes lo tenemos de cobardes, queríamos saber si esto del barquito, el papeo y el vino sigue vigente con semejante temporal.

Señorita: Veamos, para empezar las aguas del río Swan son como la de una bañera tamaño kingsize, o sea, que esto no se mueve ni aunque lo agiten...

Nosotros: Si, claro, nosotros eso ya lo imaginábamos, pero es que mi mozo y yo no queremos hacer un Titanic en aguas australianas, oiga.

Señorita: Que no, paletos, que si el capitán Cook dice que embarcamos que no se me preocupen, oigan.

Nos la hemos quedado mirando fíjamente a los ojos y como no ha pestañeado le hemos creído, así que pallá que hemos ido, eso sí, habiéndonos comido 2 biodraminas cada uno, no vaya a ser que hoy le de al río Swan por salir en el Telediario.






La excursión consistía en llegar a Fremantle (donde los helados con algodón de azúcar) y, una vez allí, recogíamos al resto de valientes y abrían el buffet para deleite de la afición.








Nos hemos sentado en una mesa que tenían reservada para nosotros al grito de: CALAFELL PARTY... qué ilusión más grande! una fiestaca!!, pero no, sólo era un título, ya que fiesta, fiesta, lo que se dice fiesta, como que no. El barco tranquilito y los paisanos tranquilitos también.




La sorpresa ha llegado cuando hemos llegado a Fremantle y va y resulta que la mesa vecina estaba reservada para una pareja francesa la mar de maja que conocimos ayer en la excursión de los Pinnacles. ¡Menuda casualidad! ¡los franceses majos de ayer!. Así que se han sentado con nosotros en nuestra mesa y hemos compartido anécdotas, aventuras y nos han revelado que los franceses odian más a los belgas que a los españoles, lo cual nos he dado un gran alivio. Nosotros, por si las moscas, no hemos sacado en la conversación lo de los camiones con fruta que nos volcaban en la frontera (herida no curada de todo españolito de a pie).





Cuando hemos llegado al puerto aun diluviaba, bueno, para ser sincera, aun sigue cayendo la del pulpo. Todo en Australia es XXL, hasta las tormentas, así que el plan tenía que tener techo y por eso nos hemos vuelto al outlet a apurar los dólares australianos que nos quedaban y a estirar las piernas. Por cierto, lo del autobús público aquí es alucinante.







Como la tarde pintaba mojada y oscura nos hemos comprado cena y parapetado en el hotel, ya que el jefe de la expedición presenta síntomas de enfermito, un poco de fiebre y mal cuerpo... Si esto le llega a pasar a la llegada del viaje no le dejan entrar, lo que me preocupa es que si le pillan con fiebre le echen a gorrazos del país, que estos australianos con los virus y las frutas de otros lugares son realmente bordes.

Así que eso, ya tenemos las maletas hechas y todo preparado para volver poquito a poco, ya que hacemos parada en Kuala Lumpur y pernoctamos en el hotel del aeropuerto con la firme intención de no dormir a la vuelta y vencer al jet lag, aunque para mí, el auténtico jet lag no es tener sueño o cansancio, es que no te entre un apretón a las 04:00 de la mañana... eso es el auténtico jet lag.




Este viaje ha sido especial para nosotros. Todos lo son, pero cada uno que hacemos suma una larga lista de aventuras, sensaciones, confesiones, risas y momentos irrepetibles. Hemos pasado prácticamente los últimos 17 días juntos las 24 horas y no cambiaría nada de este viaje, lo repetiría todo, hasta las siestas.




Viajar es crecer, es soñar, es experimentar y nosotros lo hacemos en cada momento. Gracias a todos los que nos animáis a seguir viajando, a los que habéis compartido nuestra experiéncia, a los que nos habéis comentado y a los que no, a los que nos decís que nos "odiáis" y a los que nos decís que nos queréis.

Australia es un lugar único y, sin duda alguna VOLVEREMOS. Ahora a esperar que Javi mejore y tengamos unos buenos vuelos de vuelta.

Besitos sinceros desde el otro lado del mundo.

4 comentarios:

  1. bonito fiinal Belen! Buen viaje de vuelta y que se mejore el enfermito. Un besazo y gracias por llevarnos con vosotros a esta gran aventura

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  2. A veces los días de lluvia son los mejores. A los asturianos no nos queda otra que aprender a disfrutarlos como vosotros, con un par.

    Que sea leve el retorno y que se mejore Javi de ese catarro! Abrazos

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  3. Buen viaje!!!!!! Envidia cochina, eso es lo que tenemos todos. Los que os queremos, y los que a ratitos os odiamos. Envidia cochina y de la mala!!!!!! Recupérate Javi!!!!!! Un besazo gordo para cada uno!!!!!!

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  4. No dejeis de mirar el cielo desde ese hemisferio. Buen viaje de vuelta. Hemos viajado con vosotros todos estos días.

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