jueves, 4 de agosto de 2016

Día 5: ¡Por fin en Sydney!



¡Hola a todos desde Sydney! El blog de hoy será muy corto porque son las 12 de la noche y estamos muy cansados después de un vuelo de nueve horas desde Kuala Lumpur. Ha sido un vuelo tranquilo - hemos conseguido aguantar sin dormir, en parte gracias al penetrante aliento del tipo que iba al lado nuestro, que parece que se había tragado un centenar de ratas podridas. Si el tipo hubiese ido a la fábrica de caramelos Halls darían la baja por depresión al 75% de la plantilla. O sea, a aquellos que sobreviviesen. El tránsito en el aeropuerto de Sydney no ha sido para tanto - muchas colas y poco más. Estaban filmando para el famoso programa de televisión australiano de los aeropuertos, pero no vamos a salir. Hemos comprado la tarjeta de metro Opal, que funciona como la Oyster Card en Londres... y hemos perdido el último tren a nuestro hotel por escasos dos minutos.

Sí, hemos tenido que coger un taxi. Siempre nos pasa lo mismo. El tipo dice que por qué no hemos cogido un taxi desde/hacia al aeropuerto - digo "hacia" porque la conversación es la misma que en Kuala Lumpur esta mañana - que dos billetes de tren a la estación central valen más caro que un taxi a tu hotel. Realmente debe ser una especie de código mundial de los taxistas, aparte de ser una mentira completa y total. Los hijos de puta están compinchados para generar negocio, pero a mí no me la dan.

El hotel, Larmont Hotel by Lancemore que se llama, está en una zona pintoresca, llena de locales de strip-tease y bares de mala muerte. Hemos entrado a comprar agua en un supermercado y ha aparecido una puta de dos metros, literalmente. Probablemente sería un travolo, porque con dos metros en este país te puedes ganar la vida bastante mejor jugando al baloncesto - más higiénico, con más tirón popular y sí, haces ejercicio, pero de manera más sana...

Qué más... he comprado una tarjeta SIM por dos dólares australianos y ahora procederé a recargarla para tener Internet gratis todo el mes. Espero que no sea como los dos euros que perdí comprando una llave USB de 512 GB en Kuala Lumpur. Pensé, joder, si funciona, es el negocio del siglo y si no, pues dos euros que pierdo. Obviamente no funcionaba. Si esto tampoco sale bien cierro el grifo, a ver si vais a venir todos al aeropuerto a pedirme dos euros cada uno aprovechando que soy el más gilipollas del mundo.

Ayer nos despedimos de las Torres Petronas y cuando menos me lo esperaba, una vez hecha la maleta, Belén me sorprendió con un LEGENDARIO Reto de Bebidas Asiáticas. Vean, vean....



Lo mejor es que tuvo segunda parte y aquí es donde se abre la caja de Pandora...



Mañana regresamos a las Blue Mountains, espectacular bosque cerca de Sydney. Nos recogen en un hotel cercano a las 07:35 así que corto y cierro por hoy. Mañana más, mucho más...

PD: El Señor López ya tiene Internet, benditos sean sus electrónicos huevos. Me estaba rompiendo las pelotas escribir el blog en las circunstancias anteriores...

PD2: Compré un adaptador "universal" en Amazon y funciona en todos los países... menos en Australia. Y eso que busqué Adaptador Australia en la página. ME CAGO EN SU PUTA MADRE. 

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