viernes, 7 de agosto de 2009
Dia 3: Tierra, mar y aire
Hola, soy Belén. Sí, estoy bien pero ando de vacaciones y estoy delegando mis obligaciones como blogger a mi jefe de prensa, representante y sin embargo marido Javi. Si quieren dejarme un mensaje, háganlo después de la señal.
¡Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Bien, soy yo otra vez. Belén se ha ido un rato a Times Square. Supongo que está en el Sephora. Tiene el mal que tenemos todos los españoles: basta que algo sea gratis para que queramos esa cosa... y mucho. Ayer hacían maquillajes gratis en el Sephora y creo que se ha ido para allá, aprovechando la circunstancia de que hoy quedamos con un amigo que hace 23 años que no ve. Anoche nuestra cena con mi amiga coreana Sunyu fue bastante bien. Hemos quedado otra vez el domingo para ir al Sylvia's, un restaurante de Harlem lleno de soul y de buenos desayunos. Seguramente a Sunyu la veamos por Barcelona muy pronto. Eso espero.
Hemos madrugado otra vez y nos hemos ido a Grand Central Station, la estación de trenes de aquí, que es otro punto comparado con cualquier estación europea. Tiene una zona de comidas subterránea supercompleta - por ejemplo, Victoria Station en Londres tiene algo parecido pero es muchísimo más caótico. Aparte tiene un mercado de calidad, con comida superbuena. Es una tradición en nuestros viajes - ya sean escapadas de fin de semana o viajes más largos como estos - hacer lo que llamamos la noche de los quesos y los vinos. No creo que haga falta explicar que se trata de comprar queso, vino, alguna chorrada más y papeárselo todo en la habitación del hotel. Seguramente será el lunes. Digo que todos los productos son de calidad porque hemos encontrado las auténticas tortas de Inés Rosales, producto autóctono de Castilleja de la Cuesta, Sevilla. Con dos cojones.
Después hemos cogido el metro hasta Wall St y distrito financiero. La zona cero está tapada y en obras, ya no es ese agujero descorazonador que era en 2004 - afortunadamente. Hemos ido a unos grandes almacenes, Century 21, que son baratísimos. Además mi número de zapato - el 48 - es normal en este país. No es como en España, que pides ver los zapatos del 48 y te sacan modelos que le parecerían horribles al mismísimo Herman Munster. Hay de todo, pero como tenemos que ir a los outlets en Vegas preferimos esperar y si no nos convence lo que vemos allí, volver en el día que volvemos al NYC - el día 22. Después hemos ido a comer en un Subway. Por alguno motivo que escapa a mi entendimiento, Belén nunca había estado en un Subway - y se ha hecho fan el primer bocado. Hemos estado en un deli - tienda que venden bebidas y comida en plan ligero muy típica de aquí, justo al lado de la zona cero. Los dependientes, todos mejicanos, vivieron en primera persona el 11-S. Tuvieron que cerrar la tienda y ver cómo la oscuridad en forma de papeles y ceniza inundaba la calle. Muy fuerte.
Hemos cogido el ferry a Staten Island. ¿Qué hay en Staten Island? ¡¡¡NAAAADAAAA!!! Pero el ferry es gratis y pasa por delante de la Estatua de la Libertad. Se ve todo Manhattan. Es un paseíto en barco la mar de agradable y que no te cuesta un pavo. Después hemos tirado cada uno por su lado porque quería ir al Apple Store de New York. Mucha gente, muy escaso y aparte no venden iPhones para llevarlos a España. Supongo que el truco es comprarlo en otro sitio y piratearlo una vez aquí, pero no tengo ni idea de cómo se hace una cosa ni la otra. He estado en el NikeStore y es ESPECTACULAR. He decidido que para qué gastar pasta en la tienda de la NBA cuando lo puedo hacer ahí. Además Nike es sponsor de la Euroliga, qué cojones. Creo que nadie que le guste el deporte puede resistirse a comprar algo allí.
Ahora que lo pienso... El título de por tierra, mar y aire no tiene sentido, así que se lo voy a buscar enlazando temas magistralmente (??!?!). El aire es el que sale del clarinete del amigo de Belén, Pascual Martínez. Aparte de tener nombre de Cantor de Híspalis, el tipo es primer clarinetista de la Orquesta Sinfónica de New York. Ahí es nada. Digo que con el cargo que tiene debe conocer a Woody Allen personalmente, vaya. Hasta le habrá dado unas clases.
Mañana vamos a Washington DC a intentar ver a mis dos negros favoritos. Al primero - David Vanterpool - va a ser más fácil verle que al segundo - Barack Obama. Hemos quedado con David cuando lleguemos. Lo de Obama... tendremos que verle de lejos y pedirle que nos invite a un algo ahora que nuestros países son amigos.
Ahora lo que se impone es una buena ducha. En 97 minutos hemos quedado con Pascual. Seguiremos informando desde la Gran Manzana. Espero que Washington merezca, y mucho, la pena.
Javi - y Belén!
PD: Seguimos a la búsqueda de un famoso. Hoy estábamos ambos convencidos de que Scarlett Johansson estaba caminando delante nuestra. Nos hemos adelantado y era una doble - eso sí, muy parecida. De todos modos sí que hemos visto a alguien terriblemente famosa - eso sí, hace tiempo. Se trataba ni más ni menos que de Lauren Bacall, su amiga y su perrito. Estaba comprándose un pastel en la novena avenida, la muy picarona. Ha sido una de las mujeres más guapas del mundo y sigue currando a la nada despreciable edad de 85 años. Si no llega a ser por Belén habría pensado que era una vieja ricachona con antojo de merengue. Pero Belén estuvo rápida.
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soy vuestra fan y fiel seguidora !!! estoy enganchada a vuestro blog !!!! Saludos desde BCN
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