lunes, 19 de agosto de 2024

Días 16-17: Ballenas, nieve y casino en Christchurch



Hola a todos desde Christchurch, ciudad al Este de Nueva Zelanda más bien aburrida. A ver, no es que los kiwis sean la alegría de huerta (vaya chistaco me ha salido sin querer) pero esta ciudad es particularmente aburrida. Ayer fuimos a ver a un grupo en directo en un bar y estábamos prácticamente solos. Llevamos aquí un par de días y como ayer no pasó gran cosa, he decidido hacer una entrada de los dos días para que sea más completo, dinámico y dicharachero. Eso, y que me emborraché un poco ayer y no tenía ganas de hacerlo. Ayer iba a escribir su puta madre, vaya.






Es verdad que ayer fue un día totalmente de transición. Antes de irnos del Lago Tekapo fuimos a la Dark Side Experience, que consiste en ver las estrellas con distintos telescopios al aire libre en un punto recóndito de la ciudad, qué digo, del pueblo. El problema es que había un 70% de nubes pero aún así mereció la pena la experiencia. Eso, y que está muy bien montado: tienen el mejor merchandising que hemos visto en el viaje y los guías sabían un huevo de astrología y astronomía, como si Esperanza Gracia realmente trabajase para la NASA. Después fuimos a un bar llamado The Blue Lake a cenar. Fue la mejor cena de todo el viaje: salmón recién capturado, gambas frescas, todo estuvo perfecto. Si alguna vez estáis por la zona es una obligación ir a este puto sitio, qué maravilla.






Nos pusimos en marcha pronto, dejando a regañadientes nuestro apartamento en el Lago Tekapo, que era verdaderamente cojonudo. Amenazaba lluvia y así fue, llovió todo el camino de principio a fin. En vez de ir parando para ver paisajes decidimos parar para ver sitios, porque total, estaba nublado como la mente de un porreta en un mal día. Fuimos a una especia de museo y cafetería en Fairle: a la camarera le cambiamos una botella de vino por un par de CDs. No funcionaba ni la radio ni el bluetooth en nuestro coche, estábamos desesperados y era un vino barato, qué cojones. También paramos a re-desayunar en un sitio que era mitad tienda de jardinería, mitad cafetería de alto standing, una cosa muy rara.









Una vez en Christchurch fuimos a dar una vuelta bajo la lluvia. Comimos en Ramen Ria, un japonés muy bien decorado en plan cultura pop del país. Nos moló. Volvimos al hotel, fuimos al concierto en un bar llamado Fat Eddie's, luego a un mexicano mediocre de nombre memorable, Chiwahwah, y acabamos en el casino. La cosa pintaba mal pero sacamos unos 75 EUR de beneficio. Creo que vamos a volver esta noche porque de verdad, aquí no hay mucho que hacer. De todos modos nuestra capacidad para divertirnos en cualquier circunstancia está fuera de toda duda, tenemos docenas de amigos que testificarán a nuestro favor. Oye, y tanto el bar como el casino molaban muchísimo. 

Hoy hemos ido a ver ballenas. Vamos a empezar por la excursión en sí, que fue muy completa, sacada con la agencia Go New Zealand. Incluía almuerzo (pagado aparte), cata de vinos y una parada intermedia para ver focas. Fue de agradecer que el guía Scotty prácticamente no dio la brasa en el trayecto. Se agradeció especialmente a la ida, porque eran las siete de la mañana y lo último que queríamos escuchar era a un tío barbudo hablando de las lindezas de la fabrica de tapices que hay a la salida de la ciudad, y cómo la alfombra de su casa la compró su puta madre en esa tienda. Mejor callado, sí.


Otra cosa a favor: primera parada, para café y mear. Segunda parada, la actividad de las ballenas, el evento principal. A la vuelta, las focas y la cata de vino probando seis diferentes, incluyendo un Porto buenísimo. Al contrario que en otros países, no estaba la típica parada trampa que te llevan a una tienda de artesanía en la que te venden horteradas hecha a mano, pinturas del coño de su prima, souvenirs reciclados de cuando Mussolini era corneta o manteles que no pondrías en tu casa ni aunque viniese tu peor enemigo. Estas cosas pasan, pero no esta vez.








El barco era un catamarán y cómo funciona el tema es así: se van a un punto del océano donde suelen estar las ballenas, toda la tripulación mira por la borda a ver si ven alguna y cuando la ven, el capitán manda el barco para allá a toda hostia para que los turistas hagan fotos. Repetir tantas veces como de tiempo: tres veces, en nuestro caso. Si no se ven ballenas te devuelven el 70% del dinero. A ver, ha estado bien, pero no es para repetir. Nos lo habían recomendado como primera prioridad en Nueva Zelanda y no, no lo es. La primera prioridad es Milford Sound, al menos para mí. Otra cosa que ha molado es que nos ha nevado. Bueno, ha habido sol, nieve, lluvia, nubes... Four seasons in one day, que dirían Crowded House.


(y sí, vimos ballenas. y nevó, 
y podemos probarlo)







Hay muchas cosas que contar y todas son muy inconexas, así que voy a dejarlo aquí y empezar a poner posdatas como si no hubiese mañana. Y hablando de mañana (Javi, qué habilidad con las palabras, hijo mío, qué crack, qué previsible eres), los planes son ir a ver una granja de alpacas, los jardines botánicos y lo que se tercie. Hay una góndola desde la que se ve toda la ciudad. Me parece a mí que mires donde mires esta ciudad va a ser igual de fea. En fin.

PS: Hubo un terremoto bastante bestia en Christchurch en 2010, 7.0 en la escala Richter, y sus secuelas están en todas partes. Principalmente, aún están reconstruyendo la catedral.

PS2: Hay muchos sudamericanos en Nueva Zelanda, sobre todo argentinos y chilenos. Gente que trabaja duro y se adapta a lo que haga falta. Hemos podido hablar español en muchos sitios.

PS3: En todos los bares hay agua del grifo gratis, te la traen a la mesa. Hombre, ayuda que el agua del grifo es bastante decente. En según qué ciudades españolas sería una invitación a la diarrea galopante. Tome, tome agua del grifo y jódase.

PS4: A la mínima que hay obras o problemas de tráfico, Nueva Zelanda se llena de conos de tráfico. Están por todas partes.

PS5: Tenemos una duda: en dos días tenemos que estar en el aeropuerto a las 04:30 y hay que devolver el coche en un sitio fuera del aeropuerto. ¿Deberíamos devolverlo mañana, volver en transporte público y coger un Uber, o arriesgarnos a ir para allá y que sea lo que Dios quiera? Ya os contaremos qué hacemos...

3 comentarios:

  1. Que sea lo que Dios quiera!

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  2. Oye pues qué buena pinta la excursión. Y no todos los días se pueden ver focas ni ballenas. ¿Qué tipo de ballenas eran?

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  3. Lo de ver ballenas, aunque no sea la prioridad, tiene que ser una actividad chula, sobre todo si se ven cerquita.

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