martes, 6 de agosto de 2024

Día 5: Sydney, ¡qué grande eres!


Hola a todos desde Sydney. Como es nuestro último día en la ciudad y ya que mañana nos vamos a Auckland, hemos decidido hablar de cosas de esta ciudad que nos llaman la atención. Hoy nos ha dado por patear la ciudad, primero yendo hasta el Fish Market y después al barrio de Último, famoso por ofrecer cartones de bingo justo antes de que empiece la partida. También hemos llegado por casualidad a la Avenida de Central Park, quizás la plaza más moderna y avanzada arquitectónicamente de todo Sydney.










Empecemos por el Fish Market. No es un mercado al uso. Sí, hay puestos de pescado y se puede comprar para llevar a casa como si fuese una plaza española, pero básicamente la gente va allí a comer. El 95% de la clientela son asiáticos en busca de pescado fresco recién cocinado, y hay cuatro o cinco restaurantes en los que el pescado está expuesto para que la gente lo compre y se lo cocinen a su gusto, por un precio adicional no demasiado exagerado. En la parte de atrás del mercado sí que hay pescaderías de las de toda la vida. Me ha llamado la atención una llamada The Fish Place en el que tenían atún a 10.99 dólares australianos el kilo, comprando la pieza entera, pero también la variedad de atún más exquisita del mundo, el atún toro japonés, a 300 dólares el kilo.











La verdad, no hemos hecho nada relevante salvo ir al mercado. Bueno, nos hemos perdido yendo para allá, con lo cual podemos inaugurar la sección de vídeos "Momentos Chungos en Aventura Global" que tanto furor causó en el pasado. Primero nos metimos en un sitio que parecía un decorado de The Walking Dead, de ahí pasamos a un parking que parecía sin salida pero valientemente seguimos a un obrero de la construcción que nos enseñó el camino a la libertad. Me cago en el Google Maps 100 millones de veces.







Cosas curiosas de Sydney: primero, las tías llevan unos tacones imposibles. Esto ya lo vimos la primera vez que vinimos en 2006 y sigue estando vigente. Hay mucha gente llevando sandalias con tacón, no me preguntéis por qué, eso tiene que ser más incómodo que una almohada de papel de lija. Pero bueno, allá ellas. Otra cosa que nos llama la atención son los pasos de cebra. El semáforo se pone en rojo a los pocos segundos, cuando no has cruzado ni la mitad. Hemos estado bastante estresados durante tres días hasta que nos hemos dado cuenta que mientras el señor de rojo parpadee es como si estuviese en amarillo.




Hay mucho más, claro: el Metro aquí es un supermercado y casi siempre es en una planta sótano. El verdadero metro se llama T y para rematar la faena y hacer que los guiris se vuelvan locos, hay más o menos las mismas estaciones de Metro que supermercados metro. No hay cajeros prácticamente en ningún sitio, pero la gente prefiere pagar en metálico, lo cual es un contrasentido. No venden alcohol en los supermercados, bueno, ni en ningún sitio que no sea lo que llaman aquí una bottle shop, o sea, una licorería.



Al contrario que en Estados Unidos, si te paras en cualquier cafetería te servirán un café bastante bueno, aquí la cultura del café es bastante poderosa. En Estados Unidos tienes que mirar muchísimo dónde cojones te sirven un café porque el 97% de las veces te darán un brebaje asqueroso que hará que te den escalofríos por todo el cuerpo. Verdadera mierda. Otra cosa que nos ha sorprendido muchísimo, y hemos hecho un vídeo para demostrarlo, es lo potente que es el surtido de chocolatinas que hay. Pensé que nadie podía ganar a Inglaterra en esto, pero qué va. Medalla de oro para Australia. 



La gente sigue siendo muy amable en Sydney, y esta es la clave para que volvamos una y otra vez. Estamos muy cómodos en esta ciudad y es una pena que estemos tan lejos. Belén está feliz porque es época de mandarinas y le encantan, también la diversidad que hay en la ciudad. Nadie es de aquí pero todos son de aquí, es increíble. El tiempo nos ha acompañado y Sydney es como mezclar Nueva York con Londres, sacando a todos los gilipollas y metiendo gente enrollada que te hace chistes cada dos por tres. Tiene una vegetación prodigiosa para una ciudad tan grande: un 10 para quien lleve Parques y Jardines. Vente pa Barcelona, joder, y te invitamos a unos vinos si te quedas.




Echaremos de menos Sydney: deambular por los supermercados, dar largos paseos por el centro, admirar el Opera House, descubrir algún sitio nuevo como en el que hemos desayunado hoy, lleno de colegialas estiradas, con un sandwich de mostaza, bacon y huevo para ponerle un piso...

...pero nos espera Nueva Zelanda, nada más y nada menos. Nos vemos mañana desde Auckland.

PD: En las cafeterías de aquí tienen la misma leche de avena que en nuestra cafetería de referencia, el Austral, a 18,000 Km de aquí. No bebo leche de avena, pero coño, tendrá que ser buena la marca Oatly para que esté en dos sitios tan diversos. El de la cafetería de hoy ha flipado... 

3 comentarios:

  1. Oklahoma's Monster6 de agosto de 2024, 10:23

    Qué pena que esté en el culo del mundo!!!

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  2. Puerto de Sidney, segundo 28. Lo he tenido que pasar 3 veces porque me parecía haber visto a Dark Vader. 🤣🤣🤣.

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