viernes, 23 de agosto de 2024

Día 21: Dejando Melbourne en todo lo alto


Hola a todos desde Melbourne. Van a ser dos días muy moviditos en los que vamos a estar en cinco países, atravesando todo tipo de fronteras y husos horarios durante 44 horas hasta llegar a Barcelona. El trayecto es Melbourne - Singapur - Kuala Lumpur (12 horas de stop-over en un hotel de aeropuerto - Estambul (cinco horas y media de stop-over) - Barcelona. Vamos a ir como puta por rastrojo hasta el domingo por la noche pero es el precio que hay que pagar para venir hasta aquí. Como dice Mónica, la hermana de Belén, sarna con gusto no pica. La Oklahoma's Monster Sister sabe lo que dice. 





Nuestro último día en Melbourne ha sido bastante movido (literalmente, 17,400 pasos). Belén fue al Sobac a comprar desayuno y decidimos cancelar una excursión que teníamos a la torre del ayuntamiento porque tenía pinta de ser un coñazo insoportable. Una cosa muy buena de Melbourne es que el transporte público en el centro de la ciudad es gratis y también hay wifi gratis en casi todas partes, esto nos ha permitido montarnos nuestra propia aventura por la ciudad.






Hemos empezado en el Shrine of Remembrance, un museo militar en medio de un parque que recuerda un poco a Washington. Desde arriba hay unas vistas impresionantes y el museo está bastante bien. Hay una sala, llamada el Santuario, en la que el sol entra una sola vez iluminando el centro de la misma: el 11 de Noviembre a las 11:00. Hemos aprovechado para hacernos algunos buenas fotos con los rascacielos de Melbourne al fondo y hemos aprendido un par de cosas sobre la historia de Australia en las dos guerras mundiales. No sé a Belén, pero a mí ya se me ha olvidado todo. Lo hemos visto muy de pasada.









De ahí cogimos el metro e hicimos una parada en el ALDI (sí, hay ALDI en Australia) para comprar mandarinas, que están de temporada ahora mismo y hay muy buenas y a patadas, por todas partes. Nos llevamos como 20 mandarinas para el viaje de vuelta, van a caer todas. Nos fuimos al Queen Victoria Market, el mercado principal de la ciudad. Realmente hay dos partes bien diferenciadas, una en la que venden todo tipo de souvenirs y otra de comida, aunque la fruta y verdura está aparte. Ah, por fin vimos el llavero de los cojones del canguro, ejemplo de clase y categoría. Qué maravilla tiene que ser llevar semejante horterada en el bolsillo y sacarlo antes de una reunión de negocios. Es recomendable ir al mercado, pero recomendamos hacerlo a última hora del sábado, que es cuando llegan las rebajas repentinas.




Hemos comido en un restaurante chino. No, los restaurantes chinos no son como en España. Pollo con almendras, ternera con salsa de ostras, cerdo agridulce... esa mierda no se vende ni en China, hombre. En los restaurantes chinos de categoría, como el de hoy, hay que pedir Pato Pekín. Lo hemos acompañado con unos pasteles de carne de cangrejo que eran una auténtica delicatessen. Belén dice que es un reto de comidas, pero estaba claro que eso iba a estar que te cagas. Era imposible que estuviese malo, hombre, no me jodas.










Tras una siesta rozando lo apocalíptico nos fuimos a un partido de fútbol australiano. Insisto, si estáis en Australia y hay partido, recomendamos muchísimo ir a verlo. El espectáculo alrededor del juego es tremendo y verás algo verdaderamente autóctono, dentro y fuera de la pista. El Melbourne Cricket Ground (MCG a partir de ahora) tenía merchandising de los dos equipos, Colingwood y Melbourne, porque los dos juegan como local allí habitualmente: es un campo gigante con capacidad para 104,000 aficionados. Te lo pasas teta, la verdad, y se dan unas hostias como panes. En un lance del juego un tipo ha agarrado del cuello a otro en el suelo Y NO HA SIDO NI FALTA. Ley de la ventaja, con dos cojones. Hemos hecho un par de vídeos para recordar lo bien organizado que está todo en el estadio. Funciona todo como un reloj, mejor que en Estados Unidos.



Ha ganado Collingwood pero ha sido lo de menos, la verdad. Hoy no me enrollo más, que tengo que terminar la maleta y mañana empieza nuestro paseo alrededor del mundo. La cosa promete. ¿Conseguirá Belén que su magia funcione? ¿Acabaremos tirados en algún asiento de aeropuerto? Esto es probable, porque Kerem no está en Estambul y eso es perder el as en la manga.


Ha sido genial compartir el viaje con vosotros. Si dependiese únicamente de nosotros nos quedábamos un mes más pero tenemos cosas que hacer. La próxima conexión será desde Barcelona. Ha sido un viaje alucinante.

PD: No he vuelto a decir MCG, así que lo digo aquí. MCG, MCG, MCG.

PD2: Hay pique porque Belén dice que Melbourne es mejor que Sydney y yo pienso lo contrario. Hemos hecho coña sobre ello en algunos vídeos hoy... ¿Qué pensáis?

jueves, 22 de agosto de 2024

Dia 20: Puffing Billy y desfile de pingüinos



Hola a todos desde Melbourne. Ha sido un día muy largo, con una excursión de 13 horas que nos ha llevado por todo el estado de Victoria. Hemos hecho muchas fotos y muchos vídeos, así que intentaré dejar el sarcasmo para otro día. La verdad, ha sido una jornada para recordar el resto de nuestras vidas.

El día empezó con buen pie desayunando en el Axil, la cafetería premiada de ayer. Creo que los locales lo llaman Sobac en vez de Axil, pero no me hagáis mucho caso. Llegamos a las 08:30 al punto de inicio de la excursión. No empezamos con buen pie pero el guía John nos ganó durante el día... para perdernos en el último momento, pero ya llegaremos a eso. La primera parada fue el Puffing Billy, un tren antiguo de vapor que hace una hora de recorrido a una velocidad nunca superior a los 20 kilómetros por hora. 



Es nuestra segunda visita a Belgrave para subir a este tren, el único en el mundo en el que legalmente puedas sacar los brazos y las piernas por la ventanilla, cosa que he intentano y me ha dado un pinzamiento en la espalda a los dos minutos. Por supuesto, si te vas a la India o a Bangladesh cada tren será así, pero no es legal. 







Belén estaba en su salsa, saludando a los conductores y a todo el mundo una vez iniciada la marcha. Hay que decir que te cruzas con mucha gente durante el trayecto y todo el mundo saluda con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que en España la gente haría lo mismo... los primeros días. A las tres semanas empezarían a caer cortes de manga, gestos obscenos y cientos de insultos a los turistas. Por cierto, el mercado asiático aquí lo mueve todo. El 90% de turistas en esta época son asiáticos. El Puffing Billy fue una pasada, ir por esos bosques a baja velocidad solo disfrutando del paisaje, sin más.






De ahí nos fuimos a Phillip Island, lugar famoso por dos cosas: su circuito de carreras y un desfile de pingüinos que hay al atardecer en una playa concreta. Había que hacer tiempo hasta entonces así que lo primero ha sido un break de hora y media para almorzar. Hemos aprovechado para ir cerca del mar y trolear a las gaviotas, era innecesaria una parada tan larga pero si queríamos llegar a los pingüinos había que estirar el chicle. Hemos hecho dos paradas más, una en un sitio llamado The Nobbies y otra no programada en un lugar al que voy a llamar Pyramid Rock.




Os juro que había hecho una foto para acordarme de cómo mierda se llama el sitio pero la he perdido. Nada, estoy en lo cierto, era un whatsapp lo que me mandé. Unos segundos para vosotros, cinco minutos maldiciendo en arameo para mí. En Pyramid Rock el guía me pidió que me acercase rápido a un sitio. Teóricamente hay avistamiento de ballenas y delfines, pero lo que me quería enseñar es una serpiente venenosa autóctona de la zona. Ah, qué bien, pues si no fuese porque tiene usted que conducir... se la podría introducir vía rectal porque ODIO LAS SERPIENTES, HOSTIA, Y ESA ES VENENOSA. The Nobbies es una pasada, un paisaje único al lado del mar de muy fácil acceso por una especie de paseo que han hecho alrededor.







Sobraba tiempo, así que salimos a ver wallabies, o sea, canguros pequeños. Hemos visto dos canguros saltando de un lado de la carretera al otro, no se me ocurre nada más australiano que poder ver salvo un partido de la AFL (mañana, Melbourne vs Collingwood). Cuando llegó el momento por fin fuimos al sitio ese de los pingüinos. Es una gradería mirando al mar para ver cómo llegan, y un largo tramo de estructuras de madera donde los pingüinos pasan a un lado de la valla camino a sus refugios en el bosque. Nos pidieron que nadie hiciera fotos y en el momento que llegaron a la playa así fue, pero cuando todos salieron de estampida hacia las estructuras ya dio igual. Mirad qué pedazo de fotos hemos hecho.





Es mentira, estas las proporciona gratis la organización en su página web. Habéis picado, gilipollas. Estas sí son las fotos y los vídeos que hemos hecho hoy. Los pingüinos son muy graciosos, andan de aquella manera muy cómica, pero creo que hemos pillado a un par de ellos follando aquí y allá, sin fotos obscenas. Que sí, que mucha gracia, pero en la naturaleza el que no corre vuela...








La vuelta a casa ha sido insufrible, con el guía John y una chica de Brighton hablando a gritos en la primera fila y no dejando descansar al resto. No tengo ningún problema si hablan de lo que quieran hablar, pero no a gritos y en un sitio tan pequeño como una minivan. Mañana es nuestro último día de aventura, aunque los regresos suelen dar bastante juego (el récord de visitas de Aventura Global fue en un regreso a Barcelona, 2000 visualizaciones, eran otros tiempos). Daremos una gran vuelta por Melbourne e iremos al partido para rematar un viaje alucinante.

Va a ser difícil que hagamos otro viaje con tantas excursiones y tan buenas... pero los récords están para superarlos, ¿no?

miércoles, 21 de agosto de 2024

Día 19: La magia de Belén camino de Melbourne



Hola a todos desde Melbourne, Australia. Hemos llegado esta mañana a una hora exageradamente temprana. No solo teníamos un vuelo a las 06:25, además hay dos horas menos en Australia. Total, que son las 17:00 y estamos destrozados. Cogeremos fuerzas para cenar y guardaremos energía para la excursión de mañana. A pesar de todo, hay que decir que nos han pasado muchas cosas.

La alarma sonó a las 03:30 y llegamos al aparcamiento del coche alquilado sobre las 04:15. El día anterior fuimos a preguntar a la oficina de SNAP (la compañía de alquiler de coches) cuáles eran nuestras opciones, con un 95% de probabilidad de dejar el coche allí. La señora que atendía, con gran contundencia, nos dijo que no había problema en dejar el coche, que habíamos pagado un transfer al aeropuerto y que nos estaría esperando. Nos convenció pero la verdad, al menos yo era un poco escéptico, no recuerdo haber pagado esa opción... pero sí, llegamos, soltamos el coche y en minuto y medio estábamos camino del aeropuerto sin revisar el coche ni pollas. Ea, a la terminal.





Belén tenía preparados sus pequeños regalos para el personal de Qantas, la compañía aérea más importante de Australia. Todos recibieron el regalo de la piruleta y la nota con una sonrisa. Casi al final del vuelo, una azafata vino donde estaba Belén para regalarle unas cuantas cosas de Qantas con una carta de agradecimiento firmada por todos, incluido el capitán. Un detallazo para redondear un buen vuelo, con un servicio impecable y un entretenimiento a bordo nivel top mundial. Lo único que no puedo entender es por qué cuando viajamos separados Belén siempre va sola y a mí me rodean las personas más desagradables del universo. Parece que hacen un casting para largarme a toda la purria de la sociedad.




Hay que hablar de las piruletas de Belén y el efecto que tiene en la gente. Ella llega con una sonrisa de oreja a oreja que le abre muchas puertas. Muchas veces en este viaje me he preguntado qué pasaría si ofreciese yo las piruletas. Lo más normal es que me dijesen que no las quieren. En el peor de los casos me llamarían pederasta o algo peor, pero Belén tiene don de gentes y el efecto es arrollador. Hoy le regalaron una gorra, un par de llaveros y un neceser de clase business. El buen hacer de Belén le está dando mucha calidad al viaje, ganándonos sonrisas donde quiera que vamos. Una idea genial perfectamente ejecutada. 



El acceso a Australia y el paso por las aduanas fue más fácil de lo que pensábamos. A ver, no llevar comida de ningún tipo ayudó, claro, porque aquí controlan todo lo que entra. No sé cómo meterán drogas, si ya se mosquean si intentas meter una manzana. Fuimos a un kiosco, nos hicieron una foto en la que Belén salía igual que en su pasaporte y yo parecía un terrorista peligroso... y con ese papel, otro que rellenas online y uno que rellenas en el avión, si no llevas comida pasas en dos minutos.



Es curioso el sistema de Uber en el aeropuerto. Tú pides un Uber, te dan un código y vas a una cola como si fuese la de los taxis. Una vez te toca, das el código al conductor, que lo teclea en su móvil y le sale el destino. Es superlimpio y prácticamente se han cargado el servicio de taxis en Melbourne, tal cual. Tras dejar la maleta en el hotel decidimos hacer un tercer desayuno (TERCER DESAYUNO!) en un sitio de café gourmet multipremiado y al que llegamos de puta potra, la verdad.





Nuestra primera parada fue el ACMI, un museo interactivo de televisión, cine, videojuegos y efectos sonoros. Nos gustan mucho los museos interactivos y durante una hora lo pasamos muy bien, la verdad. Te dan una tarjeta para ir fichando en lo que te gusta y al final puedes verlo online, incluyendo las tonterías que hayas grabado. Ah, el museo es gratis. Había una máquina de Pac-Man con el mando hecho polvo y Belén me ha ganado con mucha facilidad. Si el mando hubiese estado bien... me habría ganado igual, qué cojones. Para qué voy a mentir.










Ahora que lo pienso, no hemos pagado en ningún sitio. La Catedral de San Pablo (St Paul's Cathedral) puede ser la mejor del hemisferio sur, al menos de las que he visto, seguramente en Sudámerica las haya mejores, que el catolicismo es potente por allí y eso siempre ayuda, seres temerosos de Dios haciendo megatemplos, da igual la religión. También fuimos gratis a la State Library Victoria, una biblioteca fundada a mediados del Siglo XIX. También es una de las primeras bibliotecas de acceso público del mundo y sigue siendo así: cualquiera puede entrar, buscar un libro y ponerse a leer. Es un servicio público al 100%, no tiene ni tienda de regalos. Las donaciones mantienen sus exhibiciones y su carácter de gran biblioteca australiana. El sitio es una pasada. Recomendadísimo.








Comimos en un sitio de noodles y por fin sacamos las entradas para ver un partido de fútbol australiano pasado mañana. El fútbol australiano es la hostia, y todo el que venga por aquí debería tener la oportunidad de ver un partido. Es muy entretenido y aunque los dos equipos están eliminados, será impresionante ver algo en el Melbourne Cricket Ground (MCG) con capacidad para más de 100,000 personas.



Mañana volvemos al Puffin' Billy porque lo echábamos de menos y lo combinamos con una excursión para ver pingüinos en una isla cerca de Melbourne. Nuestro hotel está justo al lado de Chinatown, en lo que llaman el CBD (Central Business District). Hay cientos de restaurantes y oh, oh, un casino cruzando la calle. Ayer jugamos 150 dólares neozelandeses y acabamos con... 150. Una retirada a tiempo es una victoria. Hoy creo que cenaremos y ya está.


Finalmente, es una pasada volver al bullicio de una gran ciudad. Joder, lo echábamos de menos. Melbourne es una ciudad entre Barcelona y New York, con mucho bullicio pero mucha cultura y cosas que ver. Ha sido un gran acierto volver. Disfrutaremos de los dos días que nos quedan a tope y después iremos dando saltos hacia atrás hasta llegar a Barcelona, pero de eso ya hablaremos cuando toque...


PD: Es oficial. Cada vez que vemos un Daiso tenemos que entrar y al final siempre nos llevamos algo. Es nuestra tienda fetiche de Asia, una especie de todo a 100 de calidad. Nos crea necesidades que no sabíamos que teniamos. Y no, no hemos comprado el muñeco rosa, por alusiones...

martes, 20 de agosto de 2024

Día 18: Chirstchurcheando: bye bye New Zealand!


Hola a todos desde Christchurch. Es nuestra última noche en Nueva Zelanda y aunque nunca se puede decir si volveremos o no, al menos soy optimista. Me gustaría volver... aunque nos hacemos mayores y a saber qué pasará. Estamos haciendo las maletas a conciencia por primera vez en por lo menos dos semanas. Vamos armados hasta los dientes, con 30 kilos de equipaje facturado en cada avión de aquí hasta Barcelona. Eso sí, la comida no la podemos entrar en Australia y nos va a sobrar mogollón. No sé, si queréis un kiwi, o dos, o seis, solo tenéis que pasaros por la habitación 313. Estáis convidaos.







Hemos salido temprano de la habitación camino de los Botanic Gardens, que todo el mundo coincide que es el verdadero punto fuerte de Christchurch. La recepcionista nos dijo que estaban a cinco minutos andando pero en realidad son 15 o así. Hemos llegado a un parque enorme que consistía en una gran explanada con un lago repleto de patos, algo así como 16 campos de rugby, uno de golf y cero encanto. Una auténtica mierda, vaya. Pero no, amigos, estábamos cagándola levemente. 





Nos íbamos a volver bastante decepcionados cuando me dio por mirar el Google Maps mientras Belén juraba en arameo y soltaba 12 tacos por cada 10 palabras, y menos mal que lo hicimos. Resulta que los Botanic Gardens están rodeados por otros dos parques al norte y al sur con todos los campos de deportes imaginables. 







Una vez que dimos con la clave, flipamos con lo increíblemente bonito que son los Botanic Gardens. Desde un invernadero lleno de plantas primitivas pasando por varios lagos y sobre todo, un trozo de jungla recreado dentro del parque que parece que estés en un manglar, pero sin bichos peligrosos. ¿Es el mejor que hemos visto? Pues ahí arriba con los mejores, eso sí. Seguramente. 










Casi que me voy a ahorrar el resto del día: fuimos a un outlet que no estaba mal, a otro que era risible de lo ridículo que era, fuimos a ver si devolvíamos el coche o no (nos han asegurado que habrá un shuttle a las 4 de la mañana para llevarnos al aeropuerto) y hemos visto la derruida catedral de Christchurch, destrozada por el terremoto de 2010. En un rato volveremos al casino, ayer ganamos 80 EUR más. Es tentar a la suerte, pero nos quedan 150 dólares neozelandeses en cash, que es lo que jugamos ayer para obtener 287.5. Estamos en racha.








Quizás lo más chulo e inesperado que hemos hecho hoy ha sido ir a la tienda de Harley Davidson de Christchurch, la única con licencia oficial de la marca en toda Nueva Zelanda. Es una pasada, se aprovechan de su exclusividad para montar un pedazo de tienda con todo tipo de merchandising que va mucho más allá de camisetas, chupas y accesorios para la moto. Coño, hemos visto hasta un set para hacer margaritas con las copas de Harley. Eso sí, a la hora de pedirles una recomendación para ir a comer nos han mandado a un sitio de mierda, completamente indecente, un café pijo con magdalenas. Hijos de puta, qué mala vida llevan para ser tan rockeros.




Voy a intentar explicar el enigma más grande que hay en las principales ciudades de Nueva Zelanda: el aparcamiento. En la calle se puede aparcar libremente en cualquier plaza libre de 6 de la tarde a 8 de la mañana. A partir de ahí empieza el lío. Hay tres tipos de plazas: las libres sin indicaciones, las que tienen una P y un número (120, por ejemplo) y las que tienen un P$ y un número. en las primeras aparcas y ya, en las segundas aparcar es gratis pero tienes que mover el coche cuando pase el número de minutos indicado. En la tercera pasa lo mismo, pero pagando. Además hay parkings por todas partes y hay que bajarse una app para tener mejores ofertas a varias horas, toda la noche o varios días. Es para morirse.

Mañana nos vamos a Melbourne, donde estaremos tres días. Por eso tenemos que tirar toda la comida, en serio, ¿nadie quiere un kiwi?

PS: Conducir por el lado izquierdo de la carretera es mucho mejor, más seguridad en todos los cruces, más lógico. El hecho de que naciera zurdo y me hicieran diestro no cambia las putas cosas. Belén piensa lo mismo y es diestra. 

PS2: Os sorprendería la capacidad innata que tiene Belén para meter abrigos imposibles en bolsas diminutas y cerrar maletas en las que sobresalen las cosas 20 centímetros por cada lado. Es increíble.

PS3: En Nueva Zelanda todo está chapado de 17:00 y 19:00. No hay nada abierto, solo algunos restaurantes de comida rápida y ya. ¿Qué hace la gente a partir de las 17:00? Ir del trabajo a casa, casi todos, pero ¿y el resto? Es muy extraño.


PS4: Aquí hay un canal 24 horas de Los Vigilantes de la Playa. Baywatch Channel. Imagino que David Hasselhoff debe ser un ídolo nacional aquí. En vez de Baywatch yo lo llamo MasturBayTion.

PS5: Gracias a todos por seguirnos. Lo mejor de Nueva Zelanda son sus vistas y la naturaleza increíble de la Isla Sur. Lo peor, la poca vida que hay aquí en general, están todos apalancados, no hay suficientes bares musicales o música alta en ningún sitio. Tienen que desmelenarse, que potencialmente Nueva Zelanda es la hostia. Lo dicho, a mí me gustaría volver, sobre todo por ver Milford Sound en un día soleado. El tiempo lo dirá. 

Next stop: Melbourne!