Nuestro último día en Melbourne ha sido bastante movido (literalmente, 17,400 pasos). Belén fue al Sobac a comprar desayuno y decidimos cancelar una excursión que teníamos a la torre del ayuntamiento porque tenía pinta de ser un coñazo insoportable. Una cosa muy buena de Melbourne es que el transporte público en el centro de la ciudad es gratis y también hay wifi gratis en casi todas partes, esto nos ha permitido montarnos nuestra propia aventura por la ciudad.
Hemos empezado en el Shrine of Remembrance, un museo militar en medio de un parque que recuerda un poco a Washington. Desde arriba hay unas vistas impresionantes y el museo está bastante bien. Hay una sala, llamada el Santuario, en la que el sol entra una sola vez iluminando el centro de la misma: el 11 de Noviembre a las 11:00. Hemos aprovechado para hacernos algunos buenas fotos con los rascacielos de Melbourne al fondo y hemos aprendido un par de cosas sobre la historia de Australia en las dos guerras mundiales. No sé a Belén, pero a mí ya se me ha olvidado todo. Lo hemos visto muy de pasada.
De ahí cogimos el metro e hicimos una parada en el ALDI (sí, hay ALDI en Australia) para comprar mandarinas, que están de temporada ahora mismo y hay muy buenas y a patadas, por todas partes. Nos llevamos como 20 mandarinas para el viaje de vuelta, van a caer todas. Nos fuimos al Queen Victoria Market, el mercado principal de la ciudad. Realmente hay dos partes bien diferenciadas, una en la que venden todo tipo de souvenirs y otra de comida, aunque la fruta y verdura está aparte. Ah, por fin vimos el llavero de los cojones del canguro, ejemplo de clase y categoría. Qué maravilla tiene que ser llevar semejante horterada en el bolsillo y sacarlo antes de una reunión de negocios. Es recomendable ir al mercado, pero recomendamos hacerlo a última hora del sábado, que es cuando llegan las rebajas repentinas.
Hemos comido en un restaurante chino. No, los restaurantes chinos no son como en España. Pollo con almendras, ternera con salsa de ostras, cerdo agridulce... esa mierda no se vende ni en China, hombre. En los restaurantes chinos de categoría, como el de hoy, hay que pedir Pato Pekín. Lo hemos acompañado con unos pasteles de carne de cangrejo que eran una auténtica delicatessen. Belén dice que es un reto de comidas, pero estaba claro que eso iba a estar que te cagas. Era imposible que estuviese malo, hombre, no me jodas.
Tras una siesta rozando lo apocalíptico nos fuimos a un partido de fútbol australiano. Insisto, si estáis en Australia y hay partido, recomendamos muchísimo ir a verlo. El espectáculo alrededor del juego es tremendo y verás algo verdaderamente autóctono, dentro y fuera de la pista. El Melbourne Cricket Ground (MCG a partir de ahora) tenía merchandising de los dos equipos, Colingwood y Melbourne, porque los dos juegan como local allí habitualmente: es un campo gigante con capacidad para 104,000 aficionados. Te lo pasas teta, la verdad, y se dan unas hostias como panes. En un lance del juego un tipo ha agarrado del cuello a otro en el suelo Y NO HA SIDO NI FALTA. Ley de la ventaja, con dos cojones. Hemos hecho un par de vídeos para recordar lo bien organizado que está todo en el estadio. Funciona todo como un reloj, mejor que en Estados Unidos.
Ha ganado Collingwood pero ha sido lo de menos, la verdad. Hoy no me enrollo más, que tengo que terminar la maleta y mañana empieza nuestro paseo alrededor del mundo. La cosa promete. ¿Conseguirá Belén que su magia funcione? ¿Acabaremos tirados en algún asiento de aeropuerto? Esto es probable, porque Kerem no está en Estambul y eso es perder el as en la manga.
Ha sido genial compartir el viaje con vosotros. Si dependiese únicamente de nosotros nos quedábamos un mes más pero tenemos cosas que hacer. La próxima conexión será desde Barcelona. Ha sido un viaje alucinante.
PD: No he vuelto a decir MCG, así que lo digo aquí. MCG, MCG, MCG.
PD2: Hay pique porque Belén dice que Melbourne es mejor que Sydney y yo pienso lo contrario. Hemos hecho coña sobre ello en algunos vídeos hoy... ¿Qué pensáis?