Hola a todos aún desde Bali. Hemos tenido un par de días la mar de tranquilos por aquí. Ayer nos dedicamos a dormir bien y las circunstancias ayudaron para que nos moviésemos menos que los ojos de Espinete. Estaba pendiente el cambio de habitación, que en principio iba a ser a mediodía, después a las 4, más tarde a las 6 y finalmente se produjo casi a las 7. Todo el puto día esperando para tener la habitación con cama de matrimonio - y nos encontramos el baño sucio. El hotel ha reconocido su error y mañana tenemos un masaje de una hora gratis. Belén estuvo torera a la hora de reclamar, correcta pero molesta. No esperábamos nada pero mira, mañana tenemos temita y estamos muy agradecidos al Bali Hyatt.
Debido al arresto domiciliario, estuvimos casi todo el tiempo en la habitación y en la piscina del hotel - el principal motivo por el que decidimos alojarnos aquí sobre opciones de precios parecidos. Aquello parece la cueva de Indiana Jones, hasta hay una calavera pintada dentro. Por la noche dimos una vuelta, descubrimos una especie de almacén de souvenirs superbarato - lástima de limitaciones de espacio - y cenamos en un sitio que, cuando menos, era pintoresco. Había una banda de músicos locales - el guitarrista, un crack - cantando canciones en español, pero ninguno hablaba nuestro idioma. Se lo habían aprendido en plan papagayo, lo cual tenía su gracia - Maná, Celia Cruz y rollos así. Conocimos una pareja de vascos, Borja y Carmen, que están de luna de miel. Curiosamente hoy nos los hemos encontrado otra vez en otro punto de la isla. Manda cojones. Muy majos, muy sanos. Seguro que les va a ir muy bien.
El día de hoy ha sido bastante más completo. Hemos contratado al guía Madé - sin hipo pero aún adicto a Bob Marley - para que nos diese otro voltio por ahí. Hemos ido a un templo al lado del mar llamado Tanah Lot. Cuenta la leyenda que está lleno de serpientes, así que del templo en sí hemos pasado valientemente. Eso sí, había una especie de ermita ya casi en el mar en la que bendecían a gente y Belén se ha apuntado al carro en plena euforia. Digo bien, euforia porque el éxito de Belén en el templo ha sido acojonante. La foto de portada de esta entrada es de gente queriéndose hacer fotos con ella, no al revés. Un grupo de estudiantes le han preguntado de dónde era, qué hacía... He tenido que hacer un vídeo, no he podido contenerme porque se explica y no se cree. He añadido un vídeo del camino hacia el templo, todo lleno de tiendas de regalos, souvenirs y demás. Mercadeo puro y duro, oigan.
Justo antes de ir al templo de Tanah Lot hemos parado en un campo de arroz para hacernos unas fotos. Justo habíamos terminado cuando, con la habilidad que me caracteriza, he metido el pie en el arrozal. El calcetín al carajo y el zapato, casi casi. Madé Carradine ha limpiado lo que ha podido y tal. He subido el vídeo - premonitorio - de antes del desastre para que así quede registrada la risa piscopática de Madé. Crack. De todos modos en España un fulano como yo entra un par de metros en un campo de arroz y lo mínimo que se lleva es 20 insultos, agradeciendo que no me peguen un perdigonazo en mi generoso trasero, blanco fácil en un arrozal.
Tras visitar el templo hemos ido a una tienda, Divine Diva, que Belén quería ver. Belén es la reina mundial del regateo, pero aquí no hacen descuentos, presumen de ello. Ha comprado dos kaftanes - pareos para ir a la playa, vaya - y no ha conseguido que le rebajen una rupia. Un carajo, decían, en indonesio. Ha intentado decir que su madre tiene una tienda de ropa en España que podría encajar con sus modelos, pero ni así. Eso sí, le han pedido la dirección de e-mail y su nombre para mandarle información. Ha puesto carajaulas en el e-mail y Pepita Pulgarcita como su nombre. Hasta se han despedido de ella con "hasta luego, Pepita!!" mientras yo aguantaba la risa como podía.
Hemos empezado la noche viendo la puesta de sol en Kuta - algo verdaderamente increíble, de lo mejor que he visto - y cenando muy, muy bien en un restaurante en Jimbaran, prácticamente a la orilla de la playa. A la vuelta hemos parado en un restaurante italiano que tiene takeaway de helados cojonudos por menos de un euro. La impresión general que nos llevamos de Bali es muy buena - la gente es genial y no tiene nada de estrés salvo cuando conducen, que aquello es una puta jungla en el asfalto. Creo que hemos acertado con Sanur, muy tranquilo, frente a la bulliciosa y ultraturística Kuta. No sé si volveremos, pero tendremos ganas de hacerlo, eso seguro. El clima es sensacional, perfecto, se suda lo justo o menos. Merece la pena este vídeo hecho en el atardecer de Kuta. Magia? No, accesorios. :)
Siguiendo el consejo de nuestro mentor Hugo hemos ido a hacer la colada en una lavandería local que va a peso. Es la mejor decisión logística de todo el viaje. Había calzoncillos y bragas sudadas en cuatro países distintos a cual más caluroso. Raro es que no nos hayan pedido un suplemento porque aquello debería ser como la colada de Brad Pitt en Siete Días en el Tíbet. Sí, amigas, a Brad Pitt también le sudan los huevos.
PS: El invento del extensor de la cámara de fotos es la bomba. El vídeo de Kuta en travelling circular está hecho con este simple palo extensor. Insisto, nos llevan años de ventaja...
PSS: Sigo probando todo lo que me parece curioso, lo cual me lleva a situaciones lamentables. Véase el ejemplo adjunto para cerrar esta entrada. Llámese curiosidad o gilipollez, pero es lo que hay.
PSSS: Un último consejo antes de irme a dormir. Si algún día vienen por aquí, el repelente de mosquitos Relec ultrafuerte es muy recomendable. Eso sí, si se van a rascar en sus partes íntimas se recomienda echarse Relec en las manos después de este placentero acto, nunca antes. Luego pasa lo que pasa. Palabra.
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