martes, 21 de junio de 2011

Día 18: Hola de nuevo, Singapur




Hola a todos desde Singapur, sin duda la ciudad más evolucionada de toda Asia. Tampoco es que tengamos grandes cosas que contar hoy - hemos llegado al hotel a las 4 y pico, hemos ido a mirar tiendas (digo bien, mirar, porque el dinero ya escasea) y hemos cenado porque mañana sí que hay un plan mejor. Iremos al Universal Studios de Singapur. Después de ver tanta gente rara en las últimas tres semanas, un poco de realidad nos vendrá bien, qué cojones. Pasado mañana iremos a Marina Bay, la zona antigua de Singapur y seguro que nos pasan más cosas.





Nos ha costado mucho irnos de Bali. Volvimos a quedar con Madé, nuestro guía, para que nos llevase al aeropuerto por la mitad de guita que el hotel. Le teníamos preparada una sorpresa - ayer nos gastamos unos 15 Euros en regalos para sus cuatro hijos y dos CD piratas para él, uno de Bob Marley - of course - y otro de Crowded House, porque dice que tiene mucho cliente australiano y tal. El tipo se ha emocionado bastante y el último trayecto al aeropuerto con él ha sido todo energía positiva. Es un gran tipo, de esos que se parte la cara hasta la hora que sea por sacar adelante a su familia. Eso sí, nos ha pegado al puto Bob Marley de los cojones. Si no silbamos Could You Be Loved, es Buffalo Soldier, Is This Love or No Woman No Cry. Todo el puto día.





Pese a que el hotel es la hostia y pretendemos volver algún día, fue muy placentero perder de vista a los flautistas y percusionistas del lobby. Hijos de puta, qué pesaos son, todo el día tocando un bucle sonoro de 30 segundos, una vez, y otra, y otra. Parece que te estén pidiendo a gritos que salgas de ahí, que te vayas a ver la isla, a la piscina, a la habitación, pero sobre todo, a tomar por culo de donde están ellos. Me he comprado una pandereta rollo Liam Gallagher y esta mañana he estado a punto de unirme a la marcha marchosa, pero he pensado que igual se cabreaban y acababa en el mismo sitio que el cerdo asado del viernes. Qué rico estaba el cabrón.











El aeropuerto de Bali tiene cosas buenas, malas y sorprendentes. Las malas es que está bastante al carajo, que es difícil tomarse un café decente - ver foto aquí arriba, es lo más potable que encontramos - ...y algo más que no entiendo y no me acuerdo. Joder, estoy escribiendo en un cuaderno y no entiendo mi propia letra. Esta situación tiene el agravante de que desde que estuvimos en Bangkok sé que hay gente que escribe con el chocho 20 veces mejor que yo con la mano. Lo bueno es que - vean la foto de cabecera - el finger está a escasos metros del mar, donde rompen las olas. Es muy bonito. Lo raro es que hay cuatro puntos de reflexología podal - vamos, chiringos pululentos donde dan masajes en los pies. Coño, ni que la gente fuese andando al aeropuerto.





Había Internet gratis en la sala de espera antes de embarcar y hemos tenido un rifi rafe con un surfero tan atlético como pestoso, que no se ha tomado bien que le dijésemos que el ordenador era de todos. Es de esos momentos en que te gustaría llevar una pastilla de jabón en el bolsillo para dársela al buen muchacho. La cosa no ha pasado a mayores porque somos gente educada y porque si llegamos a caer en la provocación, probablemente me habría puesto la cara como un Cristo, el muy cabrón. Ojalá coja una ola directamente al mismísimo carajo, que caiga con el culo abierto en un nabo de esos que venden en Bali y tenga un esguince que le haga meter la oreja en el charco durante dos semanas - además de no tener que hacer fuerza para cagar, claro.





Singapur ha crecido exponencialmente y yo creo que no se sostiene en el marco económico actual. No sé de qué viven, pero Orchard Road, la calle comercial por excelencia de Asia, tiene un kilómetro de centros comerciales con tiendas que hacen que Lacoste parezca un mercadillo búlgaro. Es de una calidad increíble todo lo que venden, todas las mejores tiendas del mundo. He entrado a cagar a un centro comercial que es el más lujoso que he visto en todo el viaje. Joder, si hasta el bate ha tirado solo de la cadena - verídico. Comprar no he comprado, pero el regalo sí que se lo he dejado - son tres semanas viajando y comiendo cosas algo extrañas y todo se resiente, amigos. Ya en serio, es increíble, nos hemos quedado boquiabiertos con el nivelón de Orchard Road. Lo único que he comprado son discos en el HMV, tienda a la antigua usanza, bien organizada y surtida. Da gusto ver tiendas de discos así aún en pie. He visto un iPad de 64 GB por 530 EUR, que se queda en 503 por la devolución de tasas, pero dudo de su compatibilidad en España y lo dicho, los fondos no están para tirar cohetes.





Mañana será un día más productivo, a ver qué tal. Nos vamos a la cama, que el cansancio nos puede. Seguimos para bingo, amigos. Cualquier comentario, ahora que flaquean un poco las fuerzas, será más que bienvenido.





PS: Belén se está meando de risa, literalmente, viendo una telenovela cantonesa en la tele, de estas que acercan la camara para hacer un plano de la cara cuando alguien dice algo chungo. Cutrísimo. Vivir para ver...

2 comentarios:

  1. ¡Qué buenos recuerdos de Singapur! Son ricos, muy ricos. Un taxista me dijo: "aquí tenemos dictadura, pero estamos encantados, porque todos somos ricos. ¡TODOS!", decía el buen hombre jejeje

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