domingo, 7 de agosto de 2022

Días 7-8: Luces y sombras en Bangkok




Buenas. Seguimos en Bangkok hasta el martes por la mañana, en el que pillaremos un avion hasta Chiang Mai. Ayer fue un día que pintaba bastante tranquilo y se fue calentando progresivamente. Estuvimos en la piscina gran parte de la mañana y luego nos fuimos al sastre, tenía cita con él para un primer fitting del traje. Antes le presenté a Belén un Reto de Comidas un poco particular. Me explico: las patatas en bolsa aquí son una mierda, no hay tradición y las que hay son bastante malas. Al ver una máquina de vending con unas patatas con forma de muslo de pollo y que ponían hot & spicy, pensé que era mi oportunidad de metérsela doblada a Belén. El resultado está en el vídeo debajo de estas líneas, junto al tradicional Reto de Bebidas.









Decidimos ir a un par de centros comerciales y comer en el food court de uno de ellos. Fuimos primero al MBK, que es grandísimo, pero es su food court hay que registrarse y sacar una tarjeta especial para comer, mucho follón. El resto de restaurantes estaban cerrando o eran de shabu shabu, o sea, que te pones la olla delante y vas metiendo cosas. No nos apetecía esto y tras una larga e infructuosa travesía por el MBK decidimos irnos. Como curiosidad, en el centro comercial hay tiendas enteras de falsificaciones, HAY QUE TENER DOS COJONES.



Al salir vimos un restaurante con muy buena pinta. Al ir para allá había un agujero en el arcén, Belén metió el pie, propulsando todo su cuerpo hacia abajo y dándose una de las hostias de su vida. Lo primero que pensé es que se habría roto algo y que tendríamos que ir al hospital, pero Belén está bien. Tiene magullada una rodilla - en Chinatown compramos un Betadine en crema que a al vez es calmante y le va muy bien - y un gran moratón en una mano. Nada para lo que podría haber sido, ni un epecialista de Hollywood cae mejor que ella. Debo decir que le he pedido permiso para contarlo, y si lo hago es porque no es nada preocupante, las ofrendas a Buda de ayer han tenido su recompensa, porque es inexplicable que esté prácticamente intacta después del carajazo que pegó.









El sitio era de comida sana y almorzamos estupendamente. Dimos una vuelta por el Siam Square, centro de reunión de adolescentes los sábados por la tarde. Esto no lo sabíamos, y la absurdez de la situación fue muy refrescante: gente disfrazada de anuncios, bandas de universitarios tocando en directo, gente bailando en grupo, un tipo vestido de pollo que bailaba con la gente, todo muy divertido. Acabamos en el Siam Paragon, el mejor centro comercial de Tailandia con un food court espectacular, se puede comer de todo, es impresionante.

  




De ahí nos fuimos a Chinatown, que siempre da mucho juego. Parecía que estábamos en Pekín, todo en chino, multitud de puestos callejeros... Belén compró cinco piñas del tamaño de melocotones que estaban increíblemente buenas, y también pillamos unas cerezas para completar la cena - comimos tarde y mucho, la verdad. Dimos un largo paseo por Chinatown y volvimos en tuk tuk, eran unos 9 Km. Hicimos un vídeo en Instagram que creo que ha quedado bastante bien. Voy a intentar linkarlo, porque dudo que pueda incluirlo en el texto porque Blogspot está más obsoleto que Mariano Rajoy en un concierto de Billie Eilish. Lo del tuk tuk fue uno de los mejores momentos del viaje, porque el cabrón iba a toda hostia. Increíble. Pa matarse. Lo podéis ver aquí



Yo estoy tosiendo a razón de 20 veces por hora, la diferencia del calor brutal afuera y los aires acondicionados en espacios públicos, que están a nivel Groenlandia, me ha dejado KO. Estoy tomando Pectox, protegiendo mi gargante y hablando poco, para alivio de Belén. Esta mañana hemos ido con calma y en el metro, que al final sí que lo hay, a un mercadillo, el Chatuchak Weekend Market, que es estelar. Son 15,000 metros cuadrados divididos en zonas, con callejuelas muy estrechas llenas de tiendas. Menos mal, porque ha caído una manta de agua acojonante y nos ha pillado justo ahí. Eso sí, miles de puestecillos y no hemos sido capaces de encontrar una puta postal. Peor aún, hemos ido a una oficina de correos y vendían té, pero no postales. Serán cabrones. Justo al lado del mercadillo hay un centro comercial de antigüedades con cosas más caras pero claramente mejores. Tenemos poco espacio en la maleta en los vuelos internos en Tailandia y mucho más al volver - 35 kilos en vez de 20 - así que hemos apuntado algunas cosillas, aunque al final hemos comprado aquí y allá.














A mí me han dado los siete males y nos hemos ido directamente al hotel: aire acondicionado a una temperatura que haría que Pedro Sánchez esté orgulloso, tapado hasta las orejas, sudando durante dos horas. Me he despertado que no tenía ni puta idea de dónde estaba. Hemos ido a cenar al Dai Tai Fung, un dim sum taiwanés con franquicias en casi toda Asia. Nos lo ha recomendado Hugo, nuestro mentor, quien nos dio la idea de hacer el blog hace ya más de una década. Estupendo, la verdad. Hemos tomado un cocktail aquí abajo y me he venido a acabar el blog, no sin antes invitar a Belén a un masaje por sus 25 años de directora de casting. De pies y cuello, que el resto del cuerpo lo tiene magullado.






Mañana tenemos una degustación gastronómica por la tarde, y supongo que hacer la maleta y piscina por la mañana. Ya os contaremos.

PS: Hemos flipado con el último episodio de Better Call Saul. Nuestro blog está muy linkado al universo Breaking Bad. En USA, vimos en directo tres episodios de los ocho últimos de Breaking Bad y aquí vamos a ver terminar Better Call Saul. La última temporada está siendo excelente, no os la perdáis.



PSS: Ah sí, ha habido un segundo reto de bebidas. Estoy en racha, amigos. Os lo dejo aquí abajo.

1 comentario:

  1. Oklahoma's monster sister7 de agosto de 2022, 9:17

    Cuidaos chavales que quiero ver a Belén comerse una CUCARACHA!!!!

    ResponderEliminar