jueves, 4 de agosto de 2022

Día 5: Bangkok: trajes y palacios


Hola a todos desde Bangkok. Sí, por fin hemos llegado. De hecho, empiezo esta entrada de blog en uno de los sitios más raros en los que he escrito nada jamás: en la sala anexa de la lavandería del Jasmine Hotel, nuestra casa hasta el 9 de Agosto. La colada dura 45 minutos y la secadora, poco más o menos lo mismo. Me he prestado voluntario a escribir y vigilar la ropa mientras Belén duerme o se da un baño en la piscina. Probablemente hará las dos cosas.

Ayer nos quedamos en la sala business del aeropuerto de Estambul. Al final dormí en mala postura unas tres horas gracias a unos anteojos que compró Belén y que son superbuenos, no se ve nada. Eso y unos tapones me aislaron del mundo exterior, cosa que Belén no pudo hacer porque unos italianos no paraban de hablar a un volumen tan alto que ni con tapones se les dejaba de escuchar. No sé lo que pasó, pero sí que vi a los tres chavales huyendo despavoridos mientras Belén los miraba con cara de que les debiesen 10,000 EUR cada uno.





Nos duchamos, desayunamos y salimos a la puerta de embarque, en la que había un chocho montado de primerísimo nivel. Había overbooking y ofrecían 600 EUR y viajar en primera a aquellos que decidiesen coger otro vuelo 14 horas más tarde, haciendo conexión en algún lugar funky tipo Nueva Delhi o algo parecido. Decidimos pasar de la oferta porque en fin, lo que queríamos era llegar a Bangkok de una puta vez. Mucha gente aceptó el trato y por supuesto, el psicópata sonriente de anoche se vino con nosotros en el vuelo. Si se queda en tierra, serían tres días seguidos en el puto aeropuerto y el olor corporal le llevaría directamente a una prisión turca.

Nada que decir del vuelo, Turkish Airlines es garantía de comodidad y buen servicio, solo que esta vez han tenido un retraso bastante bestia. Pasar el control de pasaportes fue un momento, y antes de que salieran las maletas ya tenía una tarjeta SIM tailandesa instalada en mi teléfono y funcionando. Me costó 700 Bahts, unos 19 EUR, y tengo 30 Gigas para 30 días. Llegas, pagas, le das tu teléfono, te la instalan y hala, a hacer el capullo en Internet, que es lo que hacemos casi todos. Antes de que se relajasen medidas en Tailandia, Belén había pagado un coche privado del aeropuerto a nuestro hotel, y lo mantuvo un poco por error. Las mejores cosas a veces pasan por error, porque llegamos superbien. Una vez en el Jasmine nos dieron una habitación de fumadores que olía a cuesco de oso polar tras seis meses de hibernación, así que protestamos y nos han dado una habitación mejor al lado de la piscina, el gimnasio y el desayuno. De puta madre, vaya.





Hemos desayunado y tras pasar por el excusado con gran intensidad, hemos cogido un taxi con GRAB, una aplicación que es como Uber y que es prácticamente imprescindible. O la tienes, o estás jodido. Nuestra primera parada en Bangkok ha sido el Ragawontse Clothier, una tienda de trajes a medida muy famosa en Internet. Hasta George Bush padre se ha hecho trajes allí. A ver, a mí la familia Bush me repatea el hígado pero hay que reconocer que van bien vestidos, impecables. Me hice un traje en 2011 y aún conservaban las medidas que, por supuesto, han cambiado de forma alarmante. Víctor, el jefe de la tienda, lo notó.

- Coño, Javi, qué te gusta comer pan.

+ Ya, bueno, qué le vamos a hacer, Victor, es que está muy bueno.

- De todos modos aquí noto un vacío extraño. Tú has ido hoy al excusado con gran intensidad, ¿eh, cagoncete? El gordo y el ñordo.

+ ¿Eh? ¿Cómo lo has sabido, hijoputa?

- No sé, esto es una paranoia tuya, eres tú el que te estás inventando esta mierda.



Me ha costado más de lo que imaginaba, se nota que el éxito ha hecho que suba los precios. He pedido un traje a medida con dos pantalones y una camisa. Seguramente me regalen una corbata, ahora que están tan de moda. Nos subimos a otro taxi reservado con GRAB para irnos al Grand Palace. Lo recordábamos como el mejor palacio de Asia y uno de los cinco mejores del mundo, y es exactamente así: una auténtica maravilla.







No se puede describir con palabras. Es un exceso de dorados, colores vivos, estatuas budistas, templos, brillo, lujo y espiritualidad, todo en uno. Cada vez que giras la mirada a otro sitio, te sorprendes con algo nuevo, luminoso, vivo. Lo único que puedo decir es que el Grand Palace es el tipo de conjunto monumental que hay que ver una vez en la vida, y que está bastante infravalorado. Recomendado al 100% - es posible que volvamos antes de irnos.












A la salida hemos ido - en tuk tuk, el primero de la temporada - al Wat Pho, que es el templo donde está el buda reclinado gigante, es bastante famoso. A la salida del Grand Palace un tío me ha llamado gordo con gestos, así por la cara, sin que yo le haya dicho nada. Vale, yo estaré gordo, pero él era impertinente, bajito, feo, pobre y gilipollas, así que a ver quién va mejor servido. No te jode, el tío mierda. El Wat Pho es un poco más de lo mismo y una vez que has visto el Grand Palace, es difícil que destaque, aunque el buda reclinado es sencillamente espectacular y vale la pena pagar la entrada, 200 Bahts, unos 6-7 EUR, para verlo.















Íbamos a ir a un tercer templo, pero nos intentaron timar metiéndonos en un tuk tuk por solo 10 Bahts para que fuésemos en barco al Temple of Dawn, que está al otro lado del río. Me di cuenta de que nos estaban timando nada más subirme al tuk tuk. El timo consistía en pillar un barco turístico por 150 Baht, ilegal, que da un paseo por el río ese cochambroso durante una hora, o pillar el barco público hacia el templo, que es prácticamente gratis. Al final no fuimos capaces de encontrar la terminal del barco público y nos rendimos, porque eran las 15:00 y no habíamos comido. Antes de volver, Belén me presentó un interesante Reto de Bebidas con resultado un tanto incierto.





Veremos qué hacemos esta noche, seguramente ir a un mercadillo nocturno. Hemos descubierto con cierto horror que nuestro hotel está justo al lado de una calle de bares de alterne, de estos con muchachas muy ligeras de ropa invitándote a entrar para conocerte un poco mejor y tal. No sé qué pasa con Aventura Global, si es que buscamos hoteles muy baratos, es mala suerte o qué qué cojones más puede ser, pero siempre acabamos en barrios de putas. Eso sí, había un buen bar de rock and roll justo en la esquina de la calle y si todo va bien, será nuestro despacho en Bangkok.



Mañana vamos a la ciudad de Ayutthaya. Si os parece difícil el nombre, el Templo del Atardecer, al que no hemos ido hoy, se llama oficialmente Wat Arun Ratchawararam Ratchaworamahavihara, y lo hemos rebautizado como Wat Arun Ramalamadindon Apiticánwachiwara. Menos mal que Buda es pacífico, porque si no, las dos hostias nos las llevábamos seguro...

1 comentario:

  1. Son una pasada los templos. Sin duda hay que verlos. Y la zona de putas....yo estuve hace años en un hotel bien, "costeado" y al lado también había zonas con chicas predispuestas a todo y muchos centros de masaje. Creo que dónde haya un hotel, al lado hay un punto negocio de final feliz 😄

    ResponderEliminar