sábado, 13 de agosto de 2022

Día 14: Transición al paraíso - ¡Koh Samui!



Hola a todos desde Koh Samui, un auténtico paraíso situado en el sur de Tailandia, una isla pequeña pero muy orientada al turismo con playas de agua muy caliente y todo tipo de resorts. En el nuestro, llamado The Sea, nos han dado una habitación con piscina privada. Es la primera vez en nuestra vida que nos vemos en una situación así y estamos intentando aprovecharlo al máximo. No funciona la tele y casi mejor, porque no quiero pasar un minuto viendo Yemen TV o algo parecido. La única pega gorda de la habitación es que hay que subir 19 escalones para salir de aquí. Un bunker, sí, pero con piscina privada.






Empezamos el día diciendo adiós a Chiang Mai, que nos ha tratado muy bien. La ciudad es acogedora, mejora mucho tras unos días allí y su gente es lo más amable que he visto en mi vida. Da gusto ir por el mundo cuando tratas con gente local tan amable, considerada y hasta divertida. Llegamos al aeropuerto, mucho más grande de lo que recordábamos, y tuvimos que pagar unos 360 Bahts (10 EUR) de equipaje extra en Bangkok Airways, muy por debajo de lo que pensábamos. Como nos dijo Alex M en los comentarios del blog, Bangkok Airways tiene un lounge abierto a todos los pasajeros. En Chiang Mai, el lounge estaba antes de pasar el control de equipajes y no nos dimos cuenta. En fin, a ver si en el próximo vuelo somos menos gilipollas.



Lo que Bangkok Airways no puede controlar, desgraciadamente, es el comportamiento lamentable de alguno de sus pasajeros. En este caso, el señor mayor que estaba sentado en el avión justo detrás de Belén y que le empujaba el asiento, agarrándolo cada dos por tres. Alguna vez le pilló el pelo, el muy hijo de puta. A gente así solo se les puede desear que en su estancia en Koh Samui le piquen todos los bichos indeseables que haya por ahí. Que chupe un sapo y se quede pillao tres días.



El aeropuerto de Koh Samui tiene fama de ser uno de los más bonitos del mundo, y es verdad. El problema es que solo hay una cinta de equipajes para todos los vuelos domésticos y el caos es de padre y muy señor mío. Volvemos a lo anterior, la condición humana no facilita solucionar el problema, porque a mucha gente le entra el ANSIA VIVA de pillar su maleta tres milisegundos antes, arrasando a la gente que hay delante suya. Joder, si no pillas la maleta, espera a que vuelva por la cinta, pedazo de mendrugo, que nadie te va a robar los putos calzoncillos. En fin, todo muy desagradable. Hasta yo perdí el control. Había un niño claramente posicionado delante mía para joderme. Cuando venía la primera maleta le dije, en inglés: "esta es mi primera maleta y si me cuesta quitarla de la cinta por tu culpa, es mejor para ti que no estés aquí cuando salga la segunda". Entendió el mensaje, evitando una colisión fuerte con Pepa, nuestra maleta verde.








Tardamos un rato en llegar a The Sea, que está en el medio de la carretera, lo único que hay cerca es un cutrísimo supermercado local con productos a precio de oro. Claro, la primera impresión fue mala pero todo cambió al ver la habitación y sobre todo, el tinglado que tienen montado: piscina y restaurante en primerísima línea de playa. Terminas de comer, das un paso y estás en la arena. El agua está limpia y supercaliente, y hay mucho coral para poder hacer snorkeling. Hay mountain bikes gratis, y también se puede jugar gratis al voleibol, pero vamos a ver, si no hemos jugado en nuestra puta vida, no vamos a empezar ahora.






Tenemos bastante stock de jamón y las cenas en Koh Samui y Koh Tao serán con denominación de origen. Mañana exploraremos la isla y os lo contaremos todo por aquí. Quedan pocos días, pero está siendo una aventura de primera categoría, oigan. Tailandia es la hostia.



PD: No hay mucha variedad, pero Belén se las ha ingeniado para ofrecerme un nuevo Reto de Bebidas.

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