miércoles, 10 de agosto de 2022

Día 11: Chiang Mai y la Venganza de Buda



Hola a todos desde Chiang Mai. Hoy ha sido un día bastante completo, y eso que nos hemos pegado dos horas de siesta. No olvidéis que estamos de vacaciones y si se madruga, en cualquier momento se puede recuperar. Hoy nos despertamos temprano para ir a una excursión de medio día que incluía una visita a una tribu local llamada Hmong y al fabuloso templo de Doi Suthep. Éramos nueve excursionistas: aparte de nosotros, una pareja de vascos muy majos, otra de alemanes muy serios, otra de un inglés y una keniana que vivían en Australia y que están en la habitación de al lado en nuestro hotel... y un italiano que iba a venir con un colega a Tailandia pero el tipo no pudo viajar por el COVID. Mala suerte.








Pronto nos íbamos a dar cuenta que la excursión estaba bastante dirigida por M, el misterioso guía. Llegamos al poblado Hmong, mencionado en la película Gran Torino de Clint Eastwood. De hecho, si no la habéis visto, coño, dejen de leer esta mierda y empleen su tiempo en algo mucho más artístico y productivo. El caso es que M nos dijo que solo podían comprar cosas cuando ya hubiésemos llegado arriba del todo y estuviésemos bajando. Arriba del todo había una vista muy bonita y él nos dijo que había que hacer una foto ahí por cojones. Era un truco para que un tipo nos intentase vender... ¡¡¡diamantes!!! allí mismo. A la vuelta, solo nos parábamos en las tiendas que él decía. Esto era un business constante y pasamos de comprar nada, claro. Bueno, salvo un brebaje para el Reto de Bebidas.








Una vez en el Doi Suthep, hay 309 escalones desde abajo hasta el templo. Teníamos pensado hacer un simpático vídeo porque Belén iba a coger un funicular y yo subí toda la escalera. Más o menos a la mitad de la subida me di cuenta que tenía que ir al baño. Me estaba cagando sin remisión, sin solución de continuidad, como mucho tenía 5 minutos, no más. Claro, podía bajar y buscar un baño, o subir, pero todo el grupo estaba arriba, así que subí todo lo rápido que pude, me crucé con Belén y me fui corriendo al baño.

No había papel del bate. Había 10 retretes y nada de papel, cero. No me quedaba tiempo, lo único que había es una manguera de agua a presión con la que ellos se limpian el culo. Pensé, joder, si todos los tailandeses lo hac... no hay tiempo, me cago encima, agh agh agh. Al final me limpié como pude y salí del baño chorreando de sudor. Me crucé con el guía y tuvimos un rifi-rafe:

- Bueno, ya era hora, que has tardado la vida entera y tengo un horario que cumplir, gilipollas.

+ Hombre, habría acabado antes si tuviéseis papel del bate en algún sitio, que hay que ser cabrón. Os limpiáis con la mano o qué cojones hacéis, guarros, cochinos, pestilentes, no os mando a la mierda por motivos obvios.

- ¡AH JA JA JA JA JA! ¡Pringao! El papel se pide fuera, españolito gordazo pabloalborán calvorota mamonazo. Además, qué mejor forma que limpiarse que el chorrazo.

+ El chorrazo es una marranada, hombre. Vamos a dejarlo, pero coño, tráete un rollo de Scottex la próxima vez, qué te cuesta, so cochino.

Era normal que Buda se vengase de mí de alguna manera por tanto cachondeo que he hecho y por ser tan capullo, pero eligió una forma un poco escatológica.

El templo en sí está muy bien, con una gran vista de Chiang Mai y mucho que ver. Definitivamente, es algo que venir a ver cuando se visite la ciudad. Nos explicaron un millón de cosas pero la verdad, entre que el guía me caía mal y que aún estaba pensando en mi incidente, no lo disfruté al 100%. 














Cuando volvimos a Chiang Mai encontramos un sitio impresionantemente bueno para comer, el Jae Hua, justo al lado del hotel. Hacen sus propios noodles y pasta delante tuya. Comimos siete gyozas, dos platos de noodles buenísimos, dos bollitos rellenos de carne y un agua, todo por 240 Bahts. O sea, 6.7 EUR o así, precio final. Calidad-precio... tiene que ser el mejor restaurante del mundo, sin duda.









Tras la siesta fuimos al Night Bazaar de Chiang Mai y compramos algunas cosillas. Gracias a Dios, Buda o quien toque, el mercadillo es a cubierto y pudimos disfrutar de él pese a la manta de agua tremenda que caía ahí fuera. Comimos en el food court del propio mercado, mi Pad Thai con huevo frito estaba delicioso por solo 1.66 EUR. Belén gastó un poco más, 4 EUR o así, por un plato con gambas y maíz. En el mercado nocturno había un lugareño tocando canciones de The Beatles, Johnny Cash y la Creedence Clearwater Revival. Así da gusto comer, porque el tipo lo hacía bien. Volvimos en un tuk-tuk bajo la lluvia, momento para recordar, sin duda.

Mañana tenemos el plato fuerte en Chiang Mai, la visita a un santuario de elefantes. Veremos qué tal va, tenemos muchas ganas.

PD: Diría que las excursiones son exageradamente más baratas si las contratas en destino, pero esto es válido para prácticamente cualquier país asiático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario