viernes, 5 de agosto de 2022

Día 6: Cálida visita a Ayutthaya




Hola a todos desde Bangkok. Ha sido un buen día, o unas muy buenas 24 horas, la verdad. Anoche os dejamos terminando la colada, que quedó bastante bien, la verdad. No me moló eso de pasar por delante de la policía con una bolsita de polvo blanco. Si me llegan a parar y les digo que es detergente, acabo en comisaría aún teniendo razón. Después nos fuimos al Train Night Market, que estaba vacío, sin turistas. Es un mercado nocturno que nada tiene que ver con lo habitual: venden cosas vintage, muchas de ellas de segunda mano. Belén me compró una camisa negra por 4 EUR que seguramente perteneció a un señor que ya no esté con nosotros. Le devolví el favor a Belén con una camiseta de Lionel Ritchie. Comimos correctamente y muy barato y dimos una divertida vuelta por la zona de comidas. La estrella fue el cangrejo de herradura, que parecía un alien y resultó ser un bicho bastante raro cuya sangre es muy apreciada en estudios médicos. Vivir para ver.













Hubo toque de diana a las 07:00 para irnos de excursión a Ayutthaya. La idea original era coger el metro e irnos a buscar una minivan compartida para ir para allá, pero pagando más o menos el doble tenías un conductor privado que te llevase, sin explicaciones, donde tú querías, así que Belén decidió invertir en esta opción. Estoy muy agradecido porque hoy ha hecho un calor de muerte y la idea de ir pegado al sobaco del escocés de turno no era la más agradable. Nuestro conductor, Beng, era simpático, bonachón pero con tendencia a quedarse sopa, lo cual es peligroso cuando eres tú el que conduces. Belén estuvo achuchándole en el camino de ida mientras yo caí rendido.











La primera parada fue en la residencia de verano de los Reyes de Tailandia, el Palacio de Verano de Bang Pa-In. Solo abren un tercio de la instalación para el turismo y como en casi todo, el guiri paga 4-5 veces más que el tailandés. Es interesante y teníamos una hora para verlo, pero a las 09:45 el calor ya era inhumano. De repente vimos unos carritos de golf y que había la posibilidad de alquilarlos por 11 EUR la hora, y no dudamos ni medio segundo. Ha sido lo más divertido que hemos hecho hoy, los dos sorteando turistas y llegando a cada rincón (bueno, menos uno que estaba prohibido) del Palacio. Recomendado solo si alquiláis el carrito de golf, la verdad. Está bien, pero no mata.










La visita a Ayutthaya ha sido en cuatro partes, cuatro zonas dentro de la misma isla. En la primera hemos visto un Buda Reclinado de más o menos las mismas dimensiones que el de ayer, solo que este está erosionado por estar al aire libre. Aparte, había tres estatuas de buda entre las ruinas y Belén, que ahora simpatiza con la causa budista, decidió hacer una ofrenda por todos nosotros. A ver, que te vaya bien en la vida casi siempre depende de ti mismo, pero pedir ayuda o que la suerte esté de tu lado en momentos puntuales siempre es importante, ¿no? Allí cerca había un estanque que es lo más cochambroso que he visto, tiene que haber ranas, serpientes, sapos y animales aún por descubrir. Tiré una piedra y saltaron tres bichos aún por identificar. Ni National Gepgraphic tiene cojones de meterse en ese putiferio de sitio.
















Desde allí fuimos a una zona central con lo que queda de un palacio enorme - Ayutthaya fue la capital de Tailandia hace siglos, no me preguntéis cuántos porque no tengo ni puta idea - y un templo que aloja un buda de 12 metros de alto, imponente. Es lo típico que empiezas con muchas ganas pero al final todo es más de lo mismo, templos, budas, ruinas y cada vez tu nivel de interés es menor. En la cuarta parte de la excursión íbamos a ver más ruinas y un buda sobre el que creció un árbol alrededor suyo. Hay un guardia delante solo para decirte que la foto con ese buda en concreto se ha de hacer sentado.








La quinta parte nos la hemos saltado, ya estábamos hartos de tanta ruina y de ese calor de mierda que se pega como el salmorejo seco en un bol vacío. Beng nos preguntó qué queríamos comer, le dijimos que tailandés y nos llevó a un sitio exquisito. Pedimos unas gambas gigantes, un Pad Thai y un plato de carne de cangrejo con curry. Todo exquisito, la verdad, y por menos de 14 EUR por cabeza, aunque el picante ya nos está haciendo efecto. En estas excursiones es muy importante beber muchísimas agua, porque el riesgo de deshidratación es alto. Y hablando de beber, antes de volver a Bangkok, Belén me presentó un Reto de Bebidas.



El viaje de vuelta ha sido muy peligroso, no lo voy a negar, porque Beng se estaba quedando frito, mucho más que a la ida, y Belén lo estaba controlando. Bueno, también a mí porque tenía la teoría de que Beng se contagiaba rápido de todo lo que hacía yo. Ha llegado un momento en el Beng ha cerrado los ojos y se ha metido por el arcén en la autopista, y ahí es donde le hemos obligado a comprarse un café en el 7-Eleven de una gasolinera. Hasta hemos sacado el móvil y nos hemos puesto a cantar canciones de karaoke para que el tipo no se durmiese.

Hemos seguido más o menos con el mismo plan hasta que, cerca de Bangkok, Beng se ha pasado el Google Maps por el forro y ha dado un giro inesperado.

- Este se va a su casa a dormir - dijo Belén.

* Estaría gracioso. Sale del coche corriendo, nosotros saliemos corriendo detrás, abre la puerta de su casa, agarramos la puerta antes de que se cierre y el Beng ya se ha puesto el pijama, el cabrón.

Con esta gilipollez de frase nos ha dado un ataque de risa que a mí me costaba respirar, principalmente porque a los 10 segundos del descojone vivo, Beng también se puso a reir con fuerza.

- ¿Ves cómo se contagia? ¡¡¡Te lo dije, es culpa tuya, cabrón!!! JAAAAJAJAJAJAJJAJA

Hemos tardado unos 20 minutos en calmarnos, cada vez que uno se reía nos reíamos los tres. Al final del trayecto le hemos dicho a Beng que tenga mucho cuidado porque cualquier día va a tener una desgracia - y lo ha entendido perfectamente. Creo que si no es por Belén, hoy nos damos una hostia de campeonato. Obviamente, hemos vuelto y la siesta ha sido bíblica. Supongo que estáis echando de menos las fotos de la comida, así que allá va un poco de foodporn gratuito... 






Esta noche vamos a pasar de todo y a divertirnos en un bar que se llama The Black Cabin. Prometemos contároslo todo... en una nueve entrega del blog mañana. Esperamos vuestros comentarios justo debajo de estas líneas. Vamos, anímense, que el último que nos escribió fue un israelí para cagarse en nosotros. Tú te crees, hijo, perder el tiempo en criticarnos a nosotros...

5 comentarios:

  1. Bangkok es el sitio del mundo que más roña tiene por metro cuadrado. Una mañana paseando por allí y el estómago del revés. Al final nos vacunamos del olor metiéndonos en lo más profundo del mercado de los amuletos. Nadie nos ofreció un mogwai pero sí dientes y pelos de monjes muertos en santidad. Atascos constantes, skytrain, camboyanos y birmanos llevando tuktuks en régimen de esclavitud.
    Ojalá poder volver allí mañana mismo.
    Gracias por vuestros posts que me refrescan la memoria y ese amor/odio que tengo con Tailandia y su muy peculiar gente.
    De nota vuestra puntería para encontrar hoteles en los barrios de puterío.

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    1. Gracias, Álex. Bangkok ha mejorado bastante en los últimos 11 años, está mucho más limpia y salvo que seas un peatón convencido, es medianamente transitable.

      Deberías volver. Suena a que lo echas de menos. Te animo a intentarlo, you only live once!

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  2. He leído hasta Lionel Richie. Hello!!!!

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  3. No, ahora en serio, con el reto de bebidas temo por el estómago de Javi. Y sí, cuando ya llevas cada más de lo mismo llega un punto en que cansa. Así que vaya bien en el Black Cabin (Óscar)

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    1. No lo hemos comentado en el blog porque se nos olvidó pero el Black Cabin resultó ser un antro de mala muerte en una carretera secundaria en el quinto coño. Ni entramos, salimos rápidamente por patas. Vaya susto.

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