jueves, 18 de agosto de 2022

Día 19: Back to Bangkok, back to lebua


Hola a todos desde Bangkok, estamos en el piso 53 del lebua at State Tower, nuestro hotel favorito del mundo mundial, al menos hasta que comprobemos mañana si el desayuno sigue estando al mismo nivel que hace 11 años. Es nuestra última parada del viaje y pasaremos aquí tres noches. Ha sido un día de transición que se ha complicado porque el vuelo desde Koh Samui a Bangkok ha llegado dos horas tarde, pero creo que ha sido interesante, y siempre hay cosas que contar.







El aeropuerto de Koh Samui es una pasada. Es completamente exterior, me explico: una vez que haces check-in de las maletas en una cabaña, la zona de salidas es un pasillo de bares, cafeterías y tiendas al aire libre hasta llegar al control de seguridad. Una vez lo pasas, hay un amplio espacio con grandes sombrillas, columpios, bares y el lounge de cortesía de Bangkok Airways, en el que todos los pasajeros de la compañía, vayan en business o no, pueden consumir agua, café, bollería industrial y zumo de naranja completamente gratis. Me gustaría que, por ejemplo, Vueling hiciese esto pero claro, si hacemos esto es España todos saldríamos con 20 cafés y 10 aguas. Lo puedo llegar a entender.






El caso es que el aeropuerto de Koh Samui se autodenomina el más bonito del mundo, y desde luego en singular. Habrá que verlo un día que llueva mucho, seguro que no es tan agradable. Es más, tiene que ser molesto de cojones en esas condiciones. Hablando de gente molesta, había una familia israelí que nos seguía a todas partes. Si nos levantábamos, a los cinco minutos estaban allí. Pasó tres o cuatro veces, por un momento pensaba que nos seguía el Mosad.






Por fin llegamos a Bangkok y tras esperar una eternidad para pillar las maletas, llamamos a un taxi con Grab. Nos salió muy barato, 10 EUR por un trayecto de 30Km, pero el taxi era para verlo: solo cabía una maleta detrás, así que la otra iba en el asiento delantero junto con los 300 colgantes que llevaba el tío. Detras, cada uno con su bolsa de mano en un espacio mínimo y rodeados de mantas, sábanas y demás mierdas. El tipo no paraba de hablar - tras 42 años, había empezado en esto del taxi y hablaba un inglés que al principio era muy gracioso, pero luego fue muy, MUY cargante. Pudo decir la palabra "happy" 200 veces en 45 minutos. Pensábamos que cuando se diese cuenta que no le íbamos a dar propina, sacaría un AK-47 y nos reventaría, pero no fue el caso. 






Llegamos al lebua - con l minuscula, es como les gusta escribirlo - y nos vieron cara de buenas personas, así que nos han hecho un upgrade gratis. Debe ser algo habitual porque esto ya nos pasó en 2011. De hecho, hace 11 años nos dieron la habitación 5304 y esta vez estamos en la 5316. Es exactamente igual, pero especular - lo que estaba a la izquierda, ahora está a la derecha y al revés. Tremendas vistas de la ciudad, de día y de noche.





Salimos rápido a hacer unos encargos - ahora que tenemos 35 kilos en el vuelo de vuelta en vez de 20, podemos comprar cosas un poco más pesadas. Acabamos en el MBK Center, que tiene un Daiso, tienda japonesa que los seguidores del blog recordarán porque nos encanta. Solo venden chorradas y cosas más o menos prácticas de menaje, hogar, higiene y poco más. En el centro comercial, Belén se prestó voluntaria para hacer un Reto de Comidas. Ojo con el resultado.



Cenamos en un sitio de filetes, porque no comimos casi nada a la ida. Se llama RodDeeDed The Steakhouse y está bastante bien, carne de muchos tipos a un precio razonable. La especialidad de la casa son spaghettis con un filete troceado y salsa de la casa, que es lo que me he pedido por 650 bahts, unos 17 EUR. Apetecía una cena contundente, la verdad.





Mañana nos vamos al Wat Arun, que es el templo que nos queda por ver. La verdad, es el único plan que tenemos que momento, pero ya improvisaremos algo. De momento, toca descansar, que ha sido un día muy largo...

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