martes, 16 de agosto de 2022

Días 16-17: Koh Tao y el triunfo total



Hola a todos desde Koh Tao. Lo primero de todo, no es nuestra intención dar rabia ni presumir de nada, solo contar los viajes que hacemos por el mundo... y este es uno de los mejores momentos que hemos vivido. Somos unos currantes, ahorramos mucho para hacer estos viajes y de hecho, la villa en Koh Tao nos ha salido por 177 EUR la noche, que no es nada descabellado. Intentaremos contar la experiencia con un poco de humor y mucho sentimiento, porque han sido dos de los mejores días de nuestra vida. Tal cual.



La cosa no empezó especialmente bien. LLegamos a Koh Samui con nuestro billete de ferry, que tenía un código QR. Cualquiera pensaría que podrías acceder al ferry con el billete directamente, pero no. Aquí hay que esperar a hacer check-in una hora antes de la salida del barco, cambiando el código QR por un papel amarillo de mierda y dos pulseras de papel. Es como si vas a una tienda con un iPhone último modelo a descambiarlo y te dan una blackberry en la que solo funciona la letra A. Después viene una cola caótica, menos mal que no teníamos maletas como aquella vez en Filipinas. Había que pagar extra por estar en la zona central del barco - necesaria para mí porque me mareo - pero al final nadie nos pidió nada.






La duración estimada de la travesía era hora y media, pero tardamos casi tres horas. Al llegar, había gente con carteles de todo tipo esperando a turistas. Estaban todos menos el nuestro, literalmente. No sé si se habría aprovechado del retraso del barcco para hacerse una paja furtiva mirando al mar, pero el caso es que no estaba. Habíamos contratado un coche para que nos subiera a Koh Tao Heights y evitar 15 minutos de cuestas superempinadas. AL llegar, era un coche de cuatro plazas con una plataforma añadida para el equipaje. En la parte de atrás del coche había una pareja bebiéndose un coco, los hijos de puta. Nos subieron en la plataforma, como si fuésemos ganado, agarrados donde podíamos.



Total, llegamos a Koh Tao Heights con un cabreo de mil pares de cojones, pensando en tirar la maleta de los dos guiris esos a la mierda por ser unos gorrones hijos de puta. La dirección del hotel no nos cobró el viaje y, la verdad, toda esta mierda se nos pasó cuiando abrimos la puerta de la villa.










No podía ser verdad. Habíamos vistos fotos, pero no le hacían justicia. Unas vistas perfectas y una piscina privada, 30 grados de temperatura. En la villa, una cama cómoda, una ducha enorme, una cocinilla resultona y un sofá deluxe mirando a una tele en la que solo había Netflix. En la mesa del salón, un libro con la carta de restaurantes locales que hacían delivery.




Tomamos la decisión de no salir de allí bajo ningún concepto, pasar todo el tiempo en la villa y pasar tres cojones del blog, y del mundo en general. La prioridad absoluta era darnos tiempo de calidad el uno al otro, juntos. Disfrutar el uno del otro en un sitio magnífico, bonito y tranquilo. Qué más se puede pedir, ¿no? Muchas risas, muchos besos y largas charlas, fundamentalmente en la piscina.







Porque sí, obviamente hemos estado metidos en la piscina más o menos la mitad del tiempo, descansando, dándole al botón de pausa mientras el mundo seguía su curso fuera de la villa. El resto del tiempo hemos jugado a las cartas - estoy en racha - y aprovechado el sofá para ver un poco de tele. Hemos visto el final de Better Call Saul, que ha sido magnífico. Serie muy recomendada. Casi lo único que nos ha inquietado es el tamaño de las lagartijas que salían de noche. La más grande, a la que llamamos Clotilde, tenía 30-35cm y hacía un ruido rollo "KAKAKAKAKAKAKAKAKAK" que acojonaba mucho. La villa venía con su gato, al que llamamos Zape. Muy buena gente, pero es que soy alérgico a esa panda de cabrones.




De Koh Tao nos llevamos las vistas magníficas, la tranquilidad total y la sensación de haber sido unos verdaderos privilegiados. Cuando estemos en Barcelona completamente agobiados con nuestro tren de vida, pensaremos en nuestros días en Koh Tao, igual que pensamos en Hvar, Kyoto, Olympia, Taipei, Londres o cualquier sitio en el que hayamos estado verdaderamente en paz. Son casi todos.





Y ahora, vuelta a Koh Samui, donde tenemos que hacer la gran reorganización de las maletas, pero no nos perderemos el Happy Hour del hotel ni ese pedazo de desayuno al lado del mar. Empieza la desescalada, será rápida, pero nos quedan cinco días de aventura y los vamos a disfrutar a tope.

PS: No ha sido para tanto, ¿no? Además, podría haber sido peor, no hemos usado la cámara acuática esta vez... Las vistas serían injustas con la belleza del sitio, porque hemos estado en pelota picada al 90% del tiempo.

1 comentario:

  1. Se trata de que lo paséis de cojones, dando envidia o no. La dais, pero como sois nuestros cabrones, pues se celebra en grupo. Espero que hayáis follado como un cajón que no cierra, bitches.

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