Día 10: Debutando en Chiang Mai

Hola a todos desde Chiang Mai. Antes que nada, parte de lesiones. La rodilla de Belén está casi perfecta, lo cual era impensable hace solo 48 horas. Ayer tuve una enorme migraña que me tuvo más de cinco horas zombi, pero me he recuperado y estoy bien gracias a los cuidados de Belén y al Hemicraneal, esa bendita pastilla, así que puedo escribir el blog sin problemas.

La mañana ha ido bastante rodada, suave como la mierda fresca, que dirían la peli Carretera Perdida de David Lynch. Nos levantamos pronto, fuimos a desayunar con tiempo, el taxista apareció antes de la hora programada pero dio igual porque ya estábamos esperándolo en el lobby porque somos unos pesaos. Llevábamos una de las dos maletas con tres kilos de sobrepeso, pero nuestros nuevos amigos de Bangkok Airways nos perdonaron y nos dijeron que la próxima vez apoquinamos el extra de equipaje sí o sí. Fácil, porque llevaremos 20 kilos de peso sin posibilidad de prórroga, así que estamos jodidos. Nos jugamos a las cartas quién iba en la ventana y quién en medio pero el vuelo no iba lleno, así que hemos viajado con espacio - por cierto, ganó Belén remontando, la muy cabrona.

Bangkok Airways tiene servicio de comida gratuita a bordo y nos sorprendieron con un bollito relleno de carne - halal, que aquí hay mucho musulmán, un brick de leche de soja, un pudding dulce de té y una botella de agua. Todo en un vuelo de hora y cuarto. Después de cómo me tratan en Vueling y Ryanair, Belén tuvo que sentarse encima mía y ponerme el cinturón de seguridad para que no les chupara los pies a las azafatas en prueba de agradecimiento. Tenemos dos vuelos más con ellos, espero no cambiar de opinión.



Una vez en Chiang Mai y tras dar con nuestra muy esquiva taxista, que andaba por ahí rescondida, la muy hijaputa, llegamos al hotel. Deben haberse confundido porque hemos pagado 270 EUR por cuatro noches en el Empress Premier, pero nos recibieron como si fuésemos los Reyes de Tailandia, joder. Habitación en uno de los pisos superiores, tan grande que hemos hecho un vídeo. Nos recogieron las maletas en recepción y nos dieron una bolsa gigante con galletas, golosinas, zumo de naranja, patatas, chocolatinas y hasta tres botellas de Evian. PERO ESTO QUÉ ES. Hemos hecho el vídeo de la habitación y el unboxing, todo en uno.

Supongo que en recepción habrán cambiado de opinión cuando nos han visto salir con nuestra bolsa de ropa sucia dirección a la lavandería. Pensaban que éramos miembros de la nobleza española y se han encontrado con dos putos tirados que se hacen 15 minutos andando con un hatillo de ropa sucia para que se la limpien, dos pobres miserables. Si Carlos I de España levantase la cabeza y nos viese camino de la lavandería, seguramente conquistaría Tailandia y nos colgaría a los dos boca abajo por dar un ejemplo penoso y lamentable. El caso es que nos van a lavar la ropa y nos la traerán al hotel bien doblada por 11 EUR o así. Comimos justo al lado, en un sitio de filetes sorprendentemente bueno. Hay que decir que aquí no hay grandes edificios ni el bullicio de Bangkok. Es como el día y la noche.









De ahí cogimos un tuk-tuk hasta el centro de la ciudad, que está muy bien delimitado, como si fuese una ciudad europea. Hay un recinto amurallado y protegido por un foso, un cuadrado de dos kilómetros a cada lado donde hay templos, tiendas, turistas y probablemente docenas y docenas de prostitutas, aunque solo hemos visto una y por tanto damos a Chiang Mai el beneficio de la duda. Fuimos a ver varios templos, destacando el Wat Chedi Luang, que es espectacular: contiene una universidad budista y todo. Es como ir a Ayutthaya pero más moderno, mejor conservado y más interesante.

Por cierto, en los tuk-tuks hay publicidad de pintorescas excursiones como un circo de monos, un sitio donde disparar armas, un parque de serpientes y cocodrilos, un lugar donde subirse a elefantes o una visita a una tribu con peña de cuellos larguísimos. Todo muy agradable, como veis: va a ir su puta madre. No importa, porque nos queda mucho por ver en el centro de Chiang Mai, pero tenemos cuatro días y estábamos cansados, así que volvimos a casa. Hasta hemos pedido comida a domicilio. Si queréis, ha sobrado pizza por un tubo.

Mañana vamos a ver un templo muy especial y seguiremos explorando esta ciudad. Y como cada día, tendremos un Reto de Bebidas preparado. Nos vamos a dormir, que mañana madrugamos a lo grande...