lunes, 8 de agosto de 2022

Día 9: Postales desde Bangkok - by Belén




Hoy el día ha amanecido nublado, con chubascos y con un fuerte viento, pero eso nos ha ayudado a tomarnos la mañana con calma y rehacer las maletas. No viajamos con mucho equipaje, pero cada vez que llegamos a un sitio en el que vamos a pasar unos cuantos días, parece que la maleta explote y, nuestra habitación, que es amplia y confortable, parecía el escenario de un robo con todo revuelto, nada que un poquito de calma, entrega y música no lo solucione.




Hoy nos despedimos, de momento, de Bangkok, ya que mañana nos vamos a Chiang Mai. Bangkok ha evolucionado en estos 11 años que separan nuestra última visita. Ahora la ciudad está más limpia, aunque aun le falta. La invasión tecnológica se nota muchísimo, todos y todas van pegados a sus pantallas y, aquí, si no tienes una aplicación llamada GRAB no eres nadie.

Ahora puedes pedir tu transporte, tu comida y tu compra en una misma aplicación y si, es muy útil, pero le ha quitado magia al asunto. Allá por 2011 recuerdo negociar con tuktuks hasta la nausea cada vez que nos íbamos a subir, ahora, esa guerra no existe. Rápidamente llegas a un acuerdo o llamas un grab, mucho más práctico, pero insisto, menos magia.

Hoy nos han explicado que los tuktuks se llaman así por el sonido que hacía el motor: tuk-tuk-tuk-tuk-tuk.





Una vez hechas las maletas nos hemos acercado al centro comercial que tenemos al lado, el Terminal 21 con una finalidad: encontrar postales, porque, de momento, la búsqueda había sido agotadora y nada, ni una sola pista de algún sitio en donde pudiéramos comprar las postales. Ya no se estila, ya no es algo que haga la gente cuando viaja, es mucho más fácil poner un post en Instagram o enviar un whatsapp, pero para mí es una religión enviar postales a mis seres queridos y, quien las recibe, sabe que les dedico mucho amor, mimo y creatividad. Antes de salir del hotel hemos hecho el Reto de Bebidas... ¡¡¡con público!!!



La suerte ha querido que en uno de los locales del centro comercian vendieran postales. Las más feas, caras y sosas que he visto en mi vida, pero, eran postales, así que, sin pensarlo, he comprado un buen número de ellas, porque tenemos a mucha gente bonita a nuestro alrededor. Hemos aprovechado para comer en el mismo centro comercial, en un sitio de comida Thai que estaba realmente delicioso y, como hoy Javi tenía prueba del traje, nos hemos ido hacia el sastre bastante antes para que Javi se diera el mismo masaje que me di yo ayer.









Durante la hora y media que ha estado en el masaje, yo lo he dedicado a escribir, dibujar y pegar pegatinas en mis postales. La sorpresa ha venido cuando ha vuelto Javi. Él no ha entrado en conexión con el cosmos después del masaje como yo (yo salí flotando). Sin embargo, para él no ha sido la misma experiencia, ya que ha salido, incluso, con dolor de cabeza… Que cosas, que hayamos tenido dos experiencias tan distintas con el mismo producto. La verdad es que, por culpa del aire acondicionado, Javi anda regular, haciendo muchos esfuerzos para salir palante, pero, entre el gripazo y el dolor de cabeza, el día no pintaba demasiado bien.





Daba la casualidad que, al lado del sastre, había una oficina de correos y hemos llegado 5 minutos antes de que cierren. Como se puede sospechar, el nivel de amabilidad de los funcionarios de correos de aquí es como el de allí, así que rápidamente he comprado los sellos y he dejado las postales allí, a ver si, con suerte, les llegan a sus receptores.





Llegada la hora de la prueba, hemos ido de nuevo a ver a Victor el sastre, que tío con más clase y más buen saber estar, oiga, da gusto estar en su taller y ver cómo se manejan entre hombres y trajes, una maravilla de verdad.






Para despedir estos días en Bangkok, nos habíamos apuntado a un tour gastronómico en tuktuk y al llegar al punto de encuentro, nos ha recibido una entusiasta tailandesa y un grupo variado de personas de Australia y Singapur para hacer cinco paradas probando las delicias locales.

La cosa pintaba bien, en la primera parada hemos ido a un sitio en el que no hubiéramos entrado nunca y nos han puesto cinco platos distintos para compartir a un nivel de 0,5 de picante, o sea, casi nada, porque aquí los locales, en el mismo sitio que hemos ido nosotros, se piden un nivel +10 de picante… una locura.

En el segundo sitio nos han servido unos platos de pasta deliciosos, pero Javi se ha encontrado mal y, entre lo que llovía y que mañana tenemos que madrugar, hemos decidido finalizar el tour y volvernos al hotel para que Javi pueda descansar, que estar pocho y de viaje pesa mucho y no tenemos ninguna obligación de forzar la máquina.

Ahora ya duerme y yo no tardaré demasiado en hacerlo. Mañana día de viaje y cambio de lugar, ya os contaremos...

4 comentarios: