domingo, 22 de julio de 2018

Día 5: Nuestro primer día en Seúl - ¡Qué pasada!



Hola a todos desde Seúl, la capital de Corea del Sur. Es nuestro primer día aquí y ha sido muy satisfactorio, con momentos de llorar de risa. Intentaré condensar la información lo más posible porque son las 12 de la noche y estoy reventado, pero pretendo hacer un esfuerzo para resumir el día de hoy. Vaya por delante que hemos pasado del comunismo visible al más salvaje de los capitalismos. Pensé que nunca vería una ciudad más consumista que Tokyo. Me equivocaba. De todos modos han pasado unas cuantas cosas antes de llegar.






Lo primero fue despedirnos de nuestros amigos en el Beijing 161 Lama Temple Courtyard Hotel - sin ellos, nuestra visita a Pekín no habría sido tan buena. Ellos nos escribieron una especie de poesía el día anterior, copiada de algún libro, claro, porque si no, no estarían en la recepción de un hotel perdido de la mano de Dios. Belén les hizo un dibujo de nosotros dos dándoles las gracias. No sé si volveremos a Pekín pero si volvemos, fijo que vamos para allá. Nos subimos en un taxi dirección la Terminal 3 del aeropuerto. No llevábamos recorridos ni 100 metros cuando nos encontramos una especie de camión bloqueando la calle y a unos tíos recogiendo unos motocarros que serían probablemente chatarra. Se empezaron a juntar coches a un lado y otro de la calle, que era de un solo sentido, y la situación se puso más tensa que Andrea Janeiro en un Kentucky Fried Chicken. Al final conseguimos salir de ahí y, de hecho, el taxista le metió bastante caña. El taxi nos costó un poco menos que a la ida, 92 Yuan. Un puto crack el conductor, que no perdió la calma en ningún momento cuando yo estaba a punto de introducirle los motocarros a los chinos vía rectal.




El control de equipajes en el aeropuerto de Beijing no es tan estricto cuando te vas, pero aún así tuvo su guasa. Decidí cargar toda nuestra ropa sucia en la mochila. Cualquiera que haya seguido el blog estos días habrá visto que hemos sudado tres veces nuestro peso, así que imaginaros cómo debe oler la bolsa esa. Saqué todo lo que podía ser susceptible de ser revisado en una bolsa auxiliar y cuando me tocó el control la conversación no tuvo desperdicio.

- Por favor, abra su mochila.

+ Con el debido respeto, no creo que sea buena idea, señora. Le garantizo que no llevo nada chungo ahí dentro.

- Abra su mochila. (una vez abierta) Coño, ¿qué lleva ahí, un arma química?

+ Ah, yo le había avisado. Bueno, ¿qué quiere que saque? ¿Quiere que abre la bolsa de la colada?

- No, por Dios. Ahí dentro hay una batería externa. Sáquela de ahí.

+ Ah, coño, pero si eso no vale para nada. La que uso es el Manolito, que va en la otra bolsa. Puede meterse esa batería por...

- Por dónde, español de mierda, acaba la frase, que te voy a meter en una cárcel en Manchuria hasta que cumplas 70 años.

+ ...por el mismo sitio que ha tirado los mecheros del señor de delante. ¿Puedo irme ya?




Muy bien el vuelo con Asiana Airlines, nos dieron comida, té de jazmín y en general estuvo bien. Eso sí, me sorprende que sea la aerolínea número 24 del mundo. Está bien pero no es para tirar cohetes. La lista de las 100 mejores aerolíneas del mundo en 2018 salió esta semana. Joder, si Asiana está la 24, no quiero ni pensar cómo puede ser la 94...

Ah vale, que la 94 es Vueling. Tiene sentido.

Una cosa que no he llegado a entender es que hay que firmar cinco papeles antes de entrar en Corea del Sur. Parecía que la azafata me estaba dando el periódico. Uno por persona como tarjeta de entrada, uno por persona para tema de enfermedades y demás y otro de materiales peligrosos. Coño, condénsalo todo en el mismo papel. Hay que decir que la entrada en Corea del Sur fue majestuosa. Primero, llegamos al aeropuerto de Gimpo. El otro aeropuerto de Seúl, Incheon, es el segundo mejor del mundo y el de Gimpo es una tartana con tres salidas de equipaje. Claro, es mucho más fácil pasar el control allí, es como llegar a España vía Reus en vez de vía Barcelona, con todos los respetos. Cuanto más pequeño, menos problemas. Segundo, una vez que vieron que éramos españoles, una voz en off en castellano nos decía qué hacer. Ponga los dos dedos índices aquí, pose para la foto, váyase ya a la mierda con su pasaporte, todo eso.

A partir de ahí fue un caos bastante ridículo. La idea era coger un tren hasta la estación de Seúl y luego el metro hasta cerca del hotel. Resulta que el billete de tren valía 1,550 Won, algo así como 1.2 EUR. No podía ser. Aquí la moneda local cotiza bajo, te dan 1,322 won por un euro. Total, llegamos a la estación de Seúl y tuvimos que andar como dos kilómetros por unos tuneles la mar de absurdos, con subidas, bajadas y demás, todo con dos maletas de 23 kilos cada uno y abundante equipaje de mano. Llegamos a la entrada del metro y pasamos por toda la cara pero claro, no podía ser, así que salimos, compramos un billete y volvimos a entrar. Llegamos a nuestra parada y no podíamos salir por algún problema con los billetes, así que salimos por la salida de minusválidos y compramos dos tarjetas multiusos recargables que no nos han dado ni un problema. Por fin llegamos al hotel a las cuatro y pico, más de dos horas después de haber aterrizado. El tipo de recepción estuvo muy amable:

- Pues la clave de wifi es esta, el desayuno es a tal hora.

+ OK, OK, eres cojonudo, pero vengo muy cabreado, tío.

- Ah, y por cierto, tienen una lavandería incluida.

Claro, lo que pasó por mi cabeza fue abrir la mochila y echarle mis calzoncillos sucios por la cabeza al grito de "TOOOOOMAAAAA!!!! LAAAAAAVAAAAAAA!!!" pero el pobre hombre ese no tenía la culpa de que yo hubiese optado por cargar con un potencial arma de destrucción masiva durante horas. El hotel es perfecto hasta ahora, no tenemos ni una queja. Todo son facilidades.










Nos ha dado tiempo de ver bastantes cosas en medio día. Empezamos dando un paseo por el barrio, Insadong, que resulta ser uno de los más comerciales de la ciudad. Muchos souvenirs, algunos muy chulos, y muchísimas tiendas de todo tipo. En una de ellas venden un paraguas de Star Wars que se convierte en sable láser, no sé muy bien cómo. Vale 30,000 won, unos 25 EUR, y estoy por comprármelo. Luego fuimos a la Seoul K Tower, de más de 230 metros de altitud, a contemplar una de las mejores vistas de la ciudad. Está muy currado, la vista es de 360 grados y en cada ventana te dice a cuánto está una ciudad determinada en línea recta, desde los escasos 246 Km a los que está Pyongyang hasta los más de 19,000 a los que está Buenos Aires, que deben ser las antípodas de estos jambos. Vimos cómo el sol se ponía, rojo intenso, al atardecer. Mereció mucho la pena.













Antes, en Insadong, Belén me propuso su primer Reto de Bebidas en Seúl.







Decidimos comer en uno de los restaurantes de la propia torre. Primero fuimos a dar una vuelta por un extraño lugar lleno de candados. Las parejas dejan sus candados allí en prueba de amor, lo que pasa es que aquello se ha ido de madre y hay literalmente más de 100,000. Es una puta locura, un monumento a la absurdez del ser humano, a todo lo que hay de acaramelado, ñoño y estúpido en nuestra raza. Hay que verlo para creerlo y el vídeo no le hace justicia. Cenamos decentemente por 17 EUR por cabeza pero lo mejor llegó al final. Hice el gesto internacional de "la cuenta", esto es, escribir en el aire para que te traigan la nota... Y va el tío y nos trae UN LÁPIZ Y UN PAPEL. PERO QUÉ HUEVOS LOS TUYOS, ANTONIO. Nos dio un ataque de risa y para celebrarlo y aprovechar la oportunidad, Belén volvió a pintar un dibujo parecido al de esta mañana.















Belén es la Líder Suprema en esta parte del viaje y decía que me tenía reservado algo especial esta noche, y así ha sido: una visita a un bar llamado Golmok Vinyl Pub, lleno de discos de vinilos por todas partes. También había CDs, Cassettes y revistas musicales, sobre todo británicas. Nos hemos tomado un par de copas y hemos vuelto en autobús. Fliparíais lo bien que se mueve Belén por esta ciudad para llevar unas pocas horas en ella. Buenas copas, mejor ambiente, aún mejor colección de discos.

Esto es todo: mañana tocan templos y un poco de shopping, y quizás, solo quizás, tengáis la suerte de que Belén escriba su primera entrada de la temporada...

PS: Algo muy gracioso nos pasó cuando estábamos a punto de aterrizar en Seúl. Estaba escuchando una canción de Garbage y escribí "Garbage" en la bolsa de papel que se usa para emergencias, vómitos, etc, pero se me acabó la tinta en la segunda a. Belén vio la bolsa y dijo "¿Garbanzos? ¿Has escrito "garbanzos"? Esto qué es, por si alguien vomita garbanzos dentro de la bolsa... ¿has perdido ya la cabeza por completo o qué cojones te pasa?". Os digo una cosa, que te de un ataque de risa no es muy compatible con la presión del aterrizaje. No lo hagáis, creía que me iba a morir de risa.

PS2: 
PASOS: 13,113
KILÓMETROS (hoy): 10.35Km
KILÓMETROS (total): 41.87Km
DESDE CUENCA: hasta Castillejo-Sierra

3 comentarios:

  1. Y dices belén que tienes vértigo?...no te lo crees ni tú!
    La verdad es que estoy muy orgullosa de ti!.
    Qué bonito todo!.

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  2. Te lo prometo!! Pero merece la pena pasar un poco de canguelis sólo por ver estas vistas tan magnificas! Gracias por comentarnos guapazaaaaa!!!

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  3. Me encantan los traveling de las pruebas de bebidas!!!! Jajajaja digno del mejor Hitchcock!!! Se masca la tensión!!

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