sábado, 28 de julio de 2018

Día 11: Roxy Rocker, Taipei 101 y muchos mercadillos



Hola a todos desde Taipei, aún nos quedan varios días en una de nuestras ciudades favoritas y eso nos pone de buen humor. Sabemos lo que cuesa venir para acá, pare nosotros es un esfuerzo tremendo acercarnos por esta parte del mundo y ahora que estamos aquí... lo estamos disfrutando a tope. Importante: hoy Belén hace un anexo, así que lean hasta el final...




Retomamos el relato de nuestra aventura saliendo a cenar ayer. Apostamos por un bistro francés llamado O'Steak porque en fin, aún teníamos el estómago un poco delicado - pese a atiborrarnos de pizza unas horas antes, lo cual es muy incoherente - y preferíamos comida más o menos conocida. Antes de llegar paramos en un extraño bar de nombre estrambótico: Great! Pig Bar! o dicho en español: ¡Genial! ¡El Bar del Cerdo!. El sitio tenía una pata de jamón, paella en el menú, cajas de vino de Emilio Moro y Anna de Codorniu, pero los dueños aseguraban que no era un bar español. Vale, entonces ¿qué clase de antro era ese sitio? Tenían un 3x2 en cerveza y es todo lo que hicimos allí: beber y preguntarnos por qué los dueños nos estaban engañando de forma tan innecesaria. QUE OS GUSTA LO ESPAÑOL, MAMONES, QUE LO TENÉIS POR TODAS PARTES.




Llegamos al O'Steak y resultó un poco fraudulento. Un restaurante carísimo, con platos del montón - sopa de cebolla cortita, un Cordon Bleu que haría que Robespierre se revolviese en su tumba, unos spaghetti bolognesa del montón, una creme brulee que era un puto flan mal hecho y una mousse de chocolate que bien podría ser de Hacendado. Total, 66 Euros. Una hostia de tomo y lomo. Pagamos con 70 EUR y los muy cabrones se quedaron con la vuelta. Belén tuvo que ir a por la pasta:

- Franchute, danos la vuelta, que te la has quedao, so mamón

+ Ah, ¿pero los señores quieren la vuelta?

- Si te parece te voy a dar cuatro euros por tu cara bonita, MESIÉ. Caranabo. Ah, felicidades por el fútbol. Aquí no volvemos más.









Por fin llegamos al Roxy Rocker y, la verdad, el bar ha cambiado mucho. Sigue siendo bastante chulo, con mejores luces y una columna con los logos de todos los bares que ha tenido Ling durante las últimas décadas, pero la segunda sala, la que estaba llena de discos, la ha quitado de la circulación. A cambio, ha comprado el local de al lado y lo tiene para hacer fiestas privadas, todo decorado de The Beatles. El bar en sí mantiene la esencia del viejo 99 - un sitio en el que escuchar buena música, beber buena cerveza y bailar hasta las seis de la mañana, pero hasta el propio Ling admite que no compite con el viejo Roxy 99. Ling estuvo amabilísimo con nosotros y estuvimos hablando de todo un poco - política, los buenos tiempos, música (por supuesto), cómo la tecnología ha cambiado el mundo en el que vivimos... El Roxy Rocker abre ahora solo los fines de semana, lo cual quiere decir que esta noche será la última para nosotros en este viaje. Ling me ha recomendado otro bar con mucho entusiasmo: el Revolver, al que iremos un día de estos.








Nos levantamos 15 minutos antes de que acabase el desayuno. Hemos aparecido en el salón de desayunos casi sobre la bocina. Había un cabrón con gorro de chef que ya se estaba yendo cuando Belén le pidió un huevo frito, el tipo se ha tenido que cagar en nuestras muelas españolas. Ha mejorado mucho el desayuno del Royal Biz Taipei, no sé si tiene que ver con un e-mail que les mandé hace años, supongo que es solo coincidencia. Nuestra primera parada son los mercados de Jade y Flores, uno frente al otro. Solo funcionan los fines de semana y están a 15 minutos andando del hotel, y su salida es una parada de metro que enlazaba con el Taipei 101. Esto último ha sido potra, pero queda bien decirlo como si controlase. 
















Hemos comprado cosas en ambos - obviamente, si viviese en Taipei, tendría la casa llena de orquídeas del mercado de flores, que es impresionante. Si me deja subir fotos, pondré muchas en esta entrada. Grandes cojones los míos, tengo problemas de conexión y hoy tengo 23 vídeos en esta entrada de blog y quiero subir fotos ad nauseam. Ah sí, también compré dos mangos en el mercado de flores y los he ido cargando todo el día. Uno ya ha caído, y estaba buenísimo. Impresionante. El mango taiwanés es el mejor que he probado.






De ahí nos fuimos al Taipei 101, uno de los edificios más altos del mundo. Seis de sus plantas son un centro comercial de superlujo con un food court - centro de comidas con muchas opciones y un comedor común - en la planta de abajo. Decidimos subir al 101 primero, ver las vistas y bajar a comer después porque en ese momento lucía el sol y prácticamente no había nubes, una rareza en Taipei que había que aprovechar. 












Efectivamente, las vistas han sido impresionantes, las mejores que recuerdo en ningún edificio - el mirador está muy arriba y se veía todo. Fantástica experiencia. Bajamos a comer y muy bien - Belén pidió tempura mixta, yo arroz con ternera en otro sitio distinto y pedimos un extraño postre de mango en texturas que disfrutamos bastante. Antes, asistimos a un concurso de baile en la estación de metro random que elegimos para ir al Taipei 101. Coincidencia brutal. 










Tras hacerlos unas fotos con el 101 detrás y dar una vuelta alrededor del barrio fuimos al mercado de Shilin. Una vez que llegamos, justo en la entrada, Belén me planteó un Reto de Bebidas Asiaticas. Luego veréis que ha habido toma falsa, en los posdatas. Hoy tenemos hasta tres pifias.





El Mercado de Shilin está en una zona palagda de tiendas de deportes, y una vez en él hay lo típico: centenares de puestos de comida callejera, muchas tiendas con todo tipo de artefactos, especialmente tecnológicos, alguna tienda de souvenirs y muchos, muchos puestos de feria rollo disparar, meter una canasta, intentar levantar una botella del suelo y cosas así. También hay un templo. Pensé que no compraríamos nada pero coño, al final nos hemos dejado pasta.





Antes de irnos al Roxy, Belén tiene cosas que contaros. Allá va. Anexo by Belén.

Tengo que decir que yo a Taipei le tenía manía. Era la ciudad que se había llevado a mi jovenzuelo novio muy lejos, muy lejos de mí, pero el venir aquí y vivir con él esta ciudad me ha hecho quererla. Es un sitio muy curioso y eso que ahora no está viviendo uno de sus mejores momentos, ya que la política va haciendo estragos por todo el mundo y aquí tampoco se salvan, pero merece mucho la pena asomar el cabezón por estas tierras, en serio.

Esta mañana nos hemos despertado a las 10:00 después de, por lo menos yo, dormir como campeones y nos hemos despertado a esa hora porque el buffet del desayuno estaba abierto hasta las 10:30 y, como auténticos jefes, nos hemos plantado en el restaurante del hotel, cuando se las veían felices y a punto de cerrar el chiringuito, pero no, amigos, allí estábamos nosotros. El que más ha sufrido las consecuencias ha sido un pobre hombre que prepara tortillas, huevos y cosas en una sartén. El tipo ya tenía medio guardada la sartén y cuando nos ha visto llegar debe haber pensado algo así:

- Me cago en los muertos de los putos guiris gordos de mierda estos que se han despertado a las tantas y ahora seguro que me piden un huevito los hijos de las mil putas.

Y sí, yo me he pedido un huevito, que para eso estamos de vacaciones, oiga.

Así que bien desayunados y sin pretensiones nos hemos lanzado a la calle. Hay que decir que el clima nos está ayudando mucho. Recuerdo que la vez que vine a Taipei, hacía tanto calor que se me encharcaron mis oidos de mi propio sudor, palabra de honor, pero ahora, no sé que ha pasado, quizás sea porque venimos de temperaturas extremas, pero se pasea la mar de bien por estos lares.




Ha sido un día genial, mercados, mercadillos, flores, jade, vértigo en el 101, tiendas de lujo que te crujo, comida buena, risas, besos en ascensores, más risas, cervecitas y fugas de taxis, si, fugas de taxis, ya que nos hemos subido a un taxi y, cuando llevávamos menos de 50 metros han aparecido dos tiendas a las que Javi quería ir, así que he fingido que me he dejado el pasaporte para que el señor parara y pudiéramos comprar las camisetas que Javi quería y que ha encontrado, pero si hubiera entendido un ápice lo que decíamos, el taxi no solo no pararía, sino que nos hubiera corrido a gorrazos por malos actores.






Todo esto lo hemos hecho prácticamente sin mirar mapas, ni google maps, ya que Javi se mueve por aquí como pez en el agua, es increíble, pero, lo más flipante es cómo se maneja en los taxis y se pone a hablar en chino con los taxistas... Es brutal, tiene un dominio de la situación que le hace más sexy si cabe!

Ahora estamos de reposo en el hotel para volver a tomar unas copitas y echarnos un bailecito de taiwanesas maneras por el bar de su amigo Ling. Así que, con esto y un bizcocho...

PS: Lo prometido es deuda. Ahí van las pifias del día.








PS2: 
PASOS: 18,257
KILÓMETROS (hoy): 14.5 Km
KILÓMETROS (total): : 108.4 Km
DESDE CUENCA: : hasta Madrigueras, Albacete

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