sábado, 11 de agosto de 2018

Día 25: Por fin en Hong Kong



Hola a todos desde Hong Kong - sí, finalmente llegamos tras dos días de tránsito. De hecho, acabamos de desayunar en nuestro hotel, el OZO Wesley Hong Kong, y ha sido el mejor desayuno de todo el viaje, quizás porque tenían tres cosas que hemos echado de menos durante días - aceite de oliva, un buen pan bien tostado y buen queso, sobre todo buen queso. A los asiáticos no les ha dado por el queso, al menos no en cantidades industriales. Cuando empiezas a echar de menos este tipo de pequeños detalles en tus vacaciones es que quizás, solo quizás, sea el momento de volver. Los dos últimos días han sido duros y nos han dado la sensación de que esto es un fin de fiesta descafeinado - barcos, aviones, trenes, nada que ver y hasta un hotel filipino con putas. A la vez, sabemos que lo bueno se acaba y vamos a disfrutar a tope de Hong Kong, que es una pasada, una de esas ciudades en las que hay que ir siempre mirando hacia arriba para disfrutarla del todo.

Salimos del Waterfront Airport Hotel and Casino ayer por la mañana y cómo no, nos encontramos a un imbécil filipino con una chapa de segurata que nos paró.

- Oiga, ¿dónde van ustedes?

+ A ver, llevo dos maletas de 25 kilos, otras dos de mano y cruzando la calle está el aeropuerto. Muy perspicaz no es usted, ¿no?

- ¿Han hecho el check-out?

+ Sí, pero aunque no lo hubiésemos hecho, tienen los datos de mi tarjeta y me podrían cobrar lo que falta. Ahora, déjeme irme de una puta vez.

- Necesito un papel que lo demuestre.

+ Mira, aquí tiene la factura, el recibo de la tarjeta y por ser usted, una fotocopia de nuestro Libro de Familia. Que tenga una vida bonita, coño.





Tuvimos problemas de todo tipo en el aeropuerto de Cebu. Primero, no nos dejaban pasar con un paraguas. Sí, amigos, en un país que llueve muy a menudo el paraguas hay que facturarlo. Iba a montar un pollo descomunal porque ya venía con los huevos inflados por el segurata del hotel, pero vi que estaba en las normas de Cebu Pacific, la compañía, y me la envainé. Nada más pasar el control de seguridad vimos que había cuatro vuelos de Cebu Pacific a Manila y tres de ellos cancelados, con la inmensa suerte de que el nuestro era el que quedaba en pie. Nuestros amigos catalanes, que estaban en el aeropuerto dirección Puerto Princesa, no se podían creer la potra que habíamos tenido. Tras tomar un café vimos que el vuelo se retrasaba. Bueno, lo vimos por Internet, porque en la puerta de embarque había total normalidad. Las previsiones eran de entre 30 y 90 minutos. Media hora era tolerable para nosotros, hora y media nos mataba. Al final apareció un avión muy grande y nos fuimos con unos 40 minutos de retraso.




El primer vuelo no estuvo bien, con muy poco espacio para las piernas - Belén iba en medio y al lado se le sentó un australiano de unos casi 60 años que miraba una especie de Tinder sin parar, con el noble, poco sano y asqueroso objetivo de follar pagando nada más llegar a Manila. Lo sabemos porque somos unos cotillas y le vimos hablar de dinero. Gente que aprovecha su poder económico para dejar de follar con canguros y pasar a la acción con putas baratas en un país subdesarrollado. Un asco. Belén le pidió varias veces que dejase de mover su pierna izquierda, que parecía un vibrador. A la hora de bajarnos del avión, el tipo le dijo a Belén, "you are so arrogant" y ella contestó "yeah, I know". Fin de la conversación. Belén ganó por KO técnico.





Total, que bajamos a toda hostia del avión y fuimos donde nos dijeron, a la central de tránsitos de Cebu Pacific. ¿Por qué pusieron en el mostrador a un chico que hablaba mal inglés y tenía dislexia? No lo sé, pero la combinación de ese julai con dos turistas con bastante prisa no es la mejor posible.

- Holaquétal. Queperdemoselsegundoavión. PordóndesevaalapuertaC24mecagoentodo.

+ Aaaaah, verázzzzzz.... Ezzzzz que no se puedeee...

- Nosepuedequé. Quetedoydoshostias.

+ No ze puedddd....de pasar el control de pasaportes... con menos de dozzz horazzz antez de tu vuelo.

- PARA DÓNDE TENGO QUE IR, SO GILIPOLLAS.

+ P'allá.




Al final tuvimos que salir y volver a entrar, pasar el control de pasaportes y el del aeropuerto. Lo de las dos horas era mentira pero en cualquier caso nos sobró hora y tres cuartos para comer, comprar agua - oh, Evian, 10 días bebiendo caca, cuánto te he echado de menos - y tomárnoslo con calma antes de embarcar hacia Hong Kong. El segundo vuelo estuvo bastante bien, íbamos los dos en tres asientos con mucho espacio y tranquilidad. Salimos los primeros del avión y nos dio tiempo a todo, incluso a cambiar dinero, antes de que saliesen las maletas. Las dos salieron pronto pero el paraguas no había cojones de encontrarlo. Menos mal que Belén dio una vuelta por un área de equipajes especiales, porque si no es por ella aún estamos allí. Por fin recogimos nuestro pase de transporte de tres días con viaje de ida y vuelta al aeropuerto. Fantástico, pero solo disponible turistas. Al llegar a la estación de Hong Kong - en solo 24 minutos desde el aeropuerto - hay un servicio de transporte a cada hotel grande de la ciudad. El OZO no era uno de ellos, pero nos dejaron cerca.




Tras dos días de mierda dando vueltas por las entrañas de Filipinas sin ver nada, creo que nos tocaba dar una vuelta por Hong Kong. Nos quedan un par de cosas que comprar - Belén encontró lo suyo con gran precisión, y yo sigo buscando lo mío porque no hay manera. Fuimos al Ladies Market pero justo estaban recogiendo todos los puestos, así que volveremos hoy en otro horario. Hemos comprado una tarjeta SIM para tener Internet estos tres días - Hong Kong es un sitio muy lioso, sobre todo para acertar con la salida del metro, y hay que estar preparado. Es más chungo de lo que parece - si sales por el sitio equivocado te puede costar andar un kilómetro extra con total facilidad.

Intentamos tomarnos con sentido del humor los dos últimos días, pero no ha sido fácil. Hay que mirar hacia alante - va a llover lo más grande en Hong Kong, pero la lluvia no es una excusa para hacer un montón de cosas. ¡Seguimos!

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