viernes, 10 de agosto de 2018

Día 24: Tránsito hacia la peor ciudad del mundo



Hola a todos desde el aeropuerto de Cebu. A ver, no estamos físicamente en el aeropuerto, pero sí a unos 100 metros, en el Waterfront Airport Hotel & Casino, que es el nombre del hotel donde nos alojamos esta noche. Es caro, unos 110 EUR la noche, pero su cercanía al aeropuerto es imbatible y tras ir todo el día como puta por rastrojo está bien dormir un poco más. Ya llegaremos al tema del hotel más adelante, porque tiene su miga. Digamos que es un hotel muy completo para el viajero sin escrúpulos.











Eeeen fin. Nos despertamos pronto para desayunar y nada más volver a la habitación llamaron a la puerta. El personal del Coco Grove venía a por nuestras maletas para tenerlas listas en recepción cuando saliésemos para la terminal de ferries. En recepción habían insistido 20,000 veces en tener nuestras tarjetas de embarque de ambos ferries y no entendíamos por qué. Fue una agradable sorpresa comprobar que ellos hicieron todos los trámites burocráticos habituales para que nosotros entrásemos a la terminal de ferries solo para dejar nuestras maletas. La empleada del Coco Grove, Melanie, salió pitando a las taquillas de OceanJet con nuestros billetes y mientras tanto nosotros conversamos con unos amigos catalanes que conocimos en Bohol. Uno de ellos, Juan, va a los mismos festivales que nosotros - de hecho nos llamó la atención una camiseta de The Loft, una de las salas del Razzmatazz, que llevaba en Alona Beach.







Melanie volvió con muy buenas noticias para nosotros. Gracias a ir en business y a sus magníficas gestiones había conseguido que fuésemos en el mismo barco de Siquijor a Tagbilaran y de ahí a Cebu. Esto evitaba bajar del barco, buscar las maletas y volver a hacer el check-in para coger otro barco mucho más tarde. Las maletas permanecerían en el barco y nosotros también, esperando tranquilamente unos 40 minutos con un aire acondicionado que habría resfriado al esquimal más friolero del planeta. Absolutamente cojonudo - lo siento por la gente que aprecia las historias de peleas por las maletas, báteres impúdicos y putadas varias en este blog, pero esta vez Melanie se encargó de que no hubiese ninguna.




La clase business de OceanJet es una pasada. Asientos más grandes, mucho más espacio para las piernas - ilimitado si estás en fila uno - y mucha más estabilidad al estar en el segundo piso. Totalmente recomendado si algún día os da por coger un ferry de este tipo, porque abajo la gente estaba enlatada como sardinas con un olor muy sospechoso - los chinos no perdonan la hora de comer y tienden a comer noodles con un penetrante olor a carajo vil. El primer ferry fue visto y no visto, con el agua muy tranquila y en fila uno, más estirados que un mayordomo inglés en una fiesta de zíngaros. En el segundo ferry me dormí una hora - yo, que me mareo en los barcos, que me tomo una tortilla de Biodramina antes de salir. Al despertar estábamos dentro de la mayor tormenta que he visto en años, lloviendo a lo cabrón sin parar, no se veía ni el mar por la ventanilla. La atravesamos y llegamos secos a Cebu. Allí estaban los recogedores de maletas, cada uno con su número en la camiseta. Es muy habitual en Filipinas, todo el mundo tiene una camiseta con su nombre y número, incluso en el trabajo.









Fuimos directamente al hotel porque ya sabíamos que en Cebu no hay nada. Mira que a mí me gustan las ciudades caóticas, pero es que Cebu es el peor agujero que ha inventado la civilización. Un sitio sin alma, sin otra cosa que no sea caos, bullicio, humo y desorden. He visto ciudades feas en mi vida - Charleroi y Birmingham optarían a ciudad más fea de Europa, pero son el puto Sydney comparado con Cebu. No hay palabras que expresen lo putamente descorazonador de este sitio. Es la ciudad de tránsito constante. Vivir aquí debe ser para llegar a casa y pegarte cabezazos hasta que suene el despertador y te vayas a currar. El hecho de que el taxi oliese como un estercolero moldavo no ayudaba, claro.





Llegamos al hotel, que es gigantesco, y nos dieron una pedazo de habitación que no se la salta un galgo, con bañera, ducha, un salón como el de nuestra casa y un dormitorio aparte con muchísimo espacio. Una pasada. Cebu será una mierda pero los dos hoteles en los que hemos estado han sido excelentes, al menos en cuanto a facilidades. No había mucho que hacer y no eran ni las siete de la tarde, así que nos fuimos a hacer el lerdo por el hotel a investigar un poco. Solo había dos posibilidades - un restaurante enorme con un buffet libre muy apetitoso y un segundo bar, subiendo unas escaleras, llamado Aurora KTV. Subimos y nos abrieron la puerta dos chicos uniformados y de picarona sonrisa. Abrieron la puerta y aparecieron 15 señoritas con amplios escotes gritando a coro...

- HELLO SIR AND MADAM, WELCOME TO AURORA!!!!!

Efectivamente, nos habíamos metido en un puticlub. Cada chica con su número, claro, si los tíos lo llevan en el curro, cómo no iban a llevarlos ellas. ¿Puede haber una frase más asquerosa que "la 15, que venga conmigo, que me la follo"? Qué mundillo más sórdido, espero no ir nunca a un sitio así.







Belén puso una excusa cualquiera y salimos de allí despavoridos y medio descojonados, claro, a quién se le ocurre tener un puticlub en un hotel. Para adelantar tiempo mañana decidimos dar una vuelta hacia el aeropuerto y ver cuál era la mejor forma de ir para allá. Menos mal que lo hicimos, porque si hubiésemos ido por nuestra primera ruta cargados de maletas habríamos tardado una eternidad en llegar. La entrada al aeropuerto es kafkiana pero hemos conseguido descifrarla mientras seguíamos intercambiando chistes de putillas. Cenamos en el buffet del hotel por menos dinero de lo que decía y muy bien, comida estilo filipino pero con un toque internacional. También fuimos al casino, que resultó ser la mayor mierda del mundo. Sin ruletas, con tres mesas de poker y un montón de tragaperras. Parecía un salón recreativo español en los años ochenta, cambiando los futbolines y los billares por mesas de poker.

No hay mucho más que contar. Mañana llegamos a Hong Kong. Vuelta a la civilización pura y dura. Esperamos disfrutar mucho en nuestros últimos tres días de aventura y acabarla en todo lo alto. Lo de hoy, al menos, ha sido curioso. Empezamos el día en Cebu, ¡¡¡solo puede ir para arriba!!!




PS: Tuvimos una toma falsa por la mañana...




PS2: ....y otra por la tarde, por culpa de la termodinámica.

PS3: No ha habido Reto de Bebidas Asiáticas pero no se preocupen. Hong Kong promete ser un fin de fiesta a lo grande.

PS4: Se me olvidaba decir que el hotel, y el aeropuerto, están en la ciudad de Lapu-Lapu. Gargajo City. El animal oficial de la ciudad es la llama.

4 comentarios:

  1. he Vuelto!!!! Han sido fiestas de vitoria, y os he tenido un poco abandonados.... que digo yo.... deberíais montar una entrada de blog con “el viaje ideal”. Con todos esos sitios en los que decís “volveremos, que molan mucho”, para tener todos esos sitios maravillosos ahí concentrados.... muxus!!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alaaaa, que pregunta más interesante!!! Tenemos que hacer la lista y la compartiremos!! Gracias chulaaaa y esperamos que te lo hayas pasado genial por las fiestas!!

      Eliminar
  2. Ockahoma's...y eso11 de agosto de 2018, 14:45

    Peazo habitación y servicio!!!! En cuanto he visto ese balconcillo tan bajo he pensado que hasta allí no llegan los gilipollas que hacen balconing por estos lares, también porque se podrían clavar un cocotero.....
    Y podríais haber grabado vuestras caras en el puticlub!!!!!!
    JAJAJA

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nuestras caras debieron ser un poema, ya te lo digo yo, en cuanto al Coco Grove, es una maravilla de lugar. Te quiero mucho hermanita!!!

      Eliminar