lunes, 6 de agosto de 2018

Dia 20: Recorriendo toda la isla de Bohol



Hola a todos en nuestro últmo día completo en Bohol - mañana cogemos el petate y nos vamos a otra isla filipina, Siquijor, entrando en la recta final de nuestro viaje. ¡Qué pedazo de día, de verdad, ha tenido de todo! Ha sido un dia completísimo en el que hemos hecho de todo y nos van a faltar palabras para expresar todo lo que hemos vivido. Teníamos claro que íbamos a coger una excursión al interior de la isla, viendo todos sus atractivos turísticos, y Belén encontró una por 1790 PHP por persona - unos 30 EUR - que incluía el almuerzo y un conductor que te llevaba donde tú quisieses, no dónde te dicen que tienes que ir. Por ejemplo, la mayoría de las excursiones incluyen una visita a la mayor serpiente pitón del mundo, pero no le veo interés a hacerme una foto con un bicho enorme y extremadamente drogado.







Nuestro conductor se llama Alan Talo, que es un nombre cojonudo, y es un gran fan del baloncesto, su jugador favorito es LeBron James pero dice que juega al estilo de Kyrie Irving - mucho dribbling y hacer jugar. Me han dado ganas de irme a jugar con él esta tarde pero tenía otros planes, vaya. Nuestra primera parada ha sido una estatua que representa el pacto de sangre realizado el 16 de marzo de 1565 entre el explorador español Miguel López de Legazpi y Datu Sikatuna, jefe de Bohol, para sellar su amistad siguiendo la tradición tribal. Fue el primer tratado de amistad hispano-filipina y se trato de una ceremonia tela de asquerosa, echando sangre de uno en la copa del otro para luego bebérsela. Bueno, eran otros tiempos. A partir de ahí, por supuestos, los españoles aportaron cultura, religión y costumbres y a cambio robaron y follaron todo lo que pudieron. La historia de nuestro país ha tenido tiempos más canallas, aunque parezca increíble.














De ahí nos fuimos a Baclayon, apenas a un kilómetro de la estatua de López de Legazpi, ese gran hijoputa. Visitamos la iglesia católica de Baclayon, que es bastante espectacular si la comparas con las demás que hemos visto, de pasada, en la isla. La iglesia estaba cerrada pero pagando 50 pesos, menos de un euro, podías acceder al museo y al interior del templo. El museo era una colección de retales de la época de los españoles sin gran valor arquitectónico. Aparte, estaba en un primer piso con un suelo de madera en el que se podía intuir el vacío entre las crujientes tablas. Un espanto, íbamos andando por encima como el que anda por encima de las brasas. El interior de la iglesia sí estaba bastante bien. Da la sensación de ser como una catedral, en el sentido de que está mejor construido e impone más que los edificios adyacentes.












En vez de ir a ver a la pitón asquerosa esa decidimos cambiárselo a Alan por una visita a un mercado y otro a cualquier cancha de basket. Encontramos una cancha de basket que estaba en una escuela, pero no lo sabíamos. Bajamos a hacer dos o tres fotos de los aros, que estaban muy castigados, y salieron un montón de niños pequeños a saludar. Fue bonito, aunque a mí me dio una vergüenza que me moría, no me gusta molestar y menos en una escuela. El mercado estaba allí mismo, al lado de la iglesia. El sitio se caía a trozos pero vendían muy buen producto. Insistimos: es importante visitar los mercados de los países a los que vas, porque a menudo se aprende más sobre ese lugar que en los sitios más turísticos. Compramos un poco de fruta y Belén encontró una bebida que nuestros amigos Pablo y Owen le recomendaron para el Reto, así que lo hicimos allí mismo.













De ahí cogimos carretera y manta hacia los dos platos fuertes del día: una reserva de monos, los Tarsiers, que son los primates más pequeños del mundo, del tamaño de una bola de béisbol, más o menos. Los Tarsiers son criaturas que viven fundamentalmente de noche, odian las multitudes, no les gustan que les toquen y tienen tendencias suicidas cuando están encerrados. Vamos, que son exactamente como yo cuando la temporada de EuroLeague llega a Enero, más o menos. Intentamos verlos pero nos cayó un chaparrón espectacular. Teníamos unos chubasqueros que nos dieron, de usar y tirar, en el Hua's de Pekín, el restaurante. Dos semanas cargando con la mierda del chubasquero y tardé tres segundos en romperlo. Me cago en todo. Al final escampó rápidamente y pudimos ver a los monos, de ojos saltones y muy pequeño tamaño. Alan nos dijo que tardan dos segundos en follar y correrse. Mira, otra coincidencia con el mono, al final vamos a ser hermanos.

(nota del autor: estoy exagerando un poco, no tengo tanto en común con el mono, que la gente se preocupa por gilipolleces)













El punto central de la excursión eran las Chocolate Hills, unas colinas de color marrón que parecían bolas de helado de chocolate. Es una putada que haya dejado de contar pasos, porque hemos subido una escalera larguísima como si nada hasta un mirador en el que se veía todo de forma espectacular. Había dejado de llover pero las nubes tocaban a algunas de las colinas. De esos momentos que el tiempo se para y puedes disfrutar de una vista única. Os lo recomendamos al 100% si venís por esta parte del mundo alguna vez. Conocimos a una pareja de cordobeses que luego irán a Siquijor, igual quedamos a tomar algo. Han tenido los santos cojones de alquilarse una moto e ir por todas partes con ella, sin indicaciones, con el tráfico de mierda que hay aquí. Espero ver a Pablo y Laura, que así se llaman, pronto. Empezamos a hablar porque todos nos reímos al ver la palabra "Filemón" escrita en una piedra. Lo de los nombres aquí tiene su gracia, y hemos hecho un vídeo que lo demuestra.















El momento más surrealista del día llegó con una especie de santuario de mariposas que estaba en el itinerario. Fueron 15 minutos, pero quizás los más divertidos de todo el viaje. Nuestro guía, abrumadoramente gay, hablaba un poco de español. Nos hizo abrir sobres con mariposas dentro y cuando pasamos al salón principal, empezó a decir... "Maripooosaaaaa! Maaaricoooonaaaa! Mariposóoooon!" - y lo mejor, lo tenemos grabado el vídeo. Si solo veis un vídeo de los cientos que hacemos en este viaje, que sea ESTE. Ya nos tenía ganado pero mucho más cuando empezó a hacer fotos artísticas con mariposas disecadas estratégicamente colocadas para hacer efectos ópticos. Una delicia de momento, de verdad.














De ahí nos fuimos a comer - en un barco que daba una vuelta por el río. Durante el trayecto había un tío cantando canciones pop y country con una guitarra acustica y a mitad de camino paraban en un sitio en el que dos docenas de mujeres tocaban el ukelele con cierta gracia mientras otras bailaban un baile tradicional que se parecía a cuando yo bailo sevillanas. Aquí en Filipinas tendrá su gracia pero de verdad, parecían pardillos bailando sevillanas. Nos tocó al lado de una familia indonesia que, sin exagerar, se hicieron 80 selfies cada uno durante el trayecto. Algo verdaderamente estomagante.




Esto me lleva a pensar en voz alta. Todos hacemos selfies, qué le vamos a hacer, si vas en pareja y nadie te hace fotos, es lógico hacerte tú alguna tirando de la nueva tecnología, pero hacerse un selfie cada dos minutos es una estupidez. La humanidad ha avanzado gracias a su curiosidad por resolver preguntas que estaban en el aire, eso nos ha hecho progresar durante siglos. De repente, prácticamente cada persona en el primer mundo tiene un superordenador en la mano con acceso a todos los datos que uno pueda imaginar, con respuestas a todas las preguntas. Es perfecto para alimentar esa curiosidad que ha hecho que el ser humano progrese, pero la mayoría de la gente lo utiliza para hacerse selfies y alimentar su ego en redes sociales. Es algo terrorífico si lo pensáis - sin esa curiosidad, difícilmente progresaremos más.





Nos despedimos de Alan y tras estar un rato en el hotel fuimos al Pearl Restaurant, donde habíamos quedado con nuestro amigo Juan Carlos, gran viajero madrileño de mordacidad imbatible y sentido del humor deliciosamente ácido. Vino con sus dos compañeros de viaje, Manuel y Silvia, con los que ha hecho varios viajes alrededor del mundo. Llegamos con hora y media de adelanto y unos chicos de menos de 10 años se pusieron a hablar con nosotros y a jugar con Belén. Al final les invitamos a un batido a cada uno y se sentaron con nosotros, algo impensable en otra cultura. El que menos tenía cuatro hermanos y la única chica, que debía tener seis años, hablaba un inglés bastante bueno. Una vez que llegó Juan Carlos en un triciclo como si fuese Julio César, pasamos a cenar. La cena estuvo bastante bien y nos echamos unas buenas risas hablando de todo un poco. Volvimos andando hacia nuestro hotel - han perdido sus maletas, que llegarán mañana, y Juan Carlos necesitaba un poco de paracetamol. Otra cosa no, pero somos una farmacia ambulante.

Próxima parada, Siquijor. Nos vemos allí




PS: Hicimos una broma en el parque natural de los Tarsiers, pretendiendo que habíamos visto uno pero era mentira. Quedó este divertido vídeo.




PS2: Mal karma para Belén con las bebidas en Filipinas...

2 comentarios:

  1. Ockahoma's...y eso6 de agosto de 2018, 9:09

    Después de la comida de gatos dulce que tuvo que "beber" Javi es lo mínimo que te podía pasar si de Karma hablamos!!!!
    Descansad algún díaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  2. Me he partido el culo con las fotos de las mariposas, especialmente la de Javi en plan Mandingo. Lo del reto de bebidas, pues es lo más raro que se le ocurrió a Owen porque allí no hay tantas latas chungas... Si cuentan cosas raras con alcohol ahí sí que hay un filón jeje... Qué bien que hayan arreglado la iglesia de Baclayon, cuando fuimos nosotros estaba semiderruida por un terremoto y no te podías ni acercar. Y oye, que allí casi no son palmeras, que son casi todo cocoteros... no os pongáis debajo que de vez en cuando caen los cocos y os pueden dejar finos.

    ResponderEliminar