domingo, 29 de junio de 2014

Croacia, Día 3: Reencuentro en Split




Hola a todos desde Split, Croacia. Hacía dos años que no veíamos a nuestros amigos Ermal, Marijana y su hijo Luka - que, insisto, será bueno en cualquier deporte que practique... hasta se sale jugando a la petanca el tío y eso que solo tiene 6 años. Verles era parada obligada para nosotros y, de hecho, el motivo principal por el que hemos venido a Croacia. Sí, Dubrovnik seguro que es genial, el atardecer en Zadar es increíble pero ya hacía mucho tiempo que no les veíamos y los echábamos de menos. Por supuesto, Ermal y Mari han sido unos anfitriones increíbles - insistían en que nuestro dinero no valía aquí y ni le dejaron comprar a Belén una botella de agua en el centro de Split. Tienen una casa fantástica que Mari ha decorado hasta el último detalle - incluída una espectacular terraza con barbacoa en la que pasaría un verano entero tranquilamente.




El viaje hasta Split fue divertido - básicamente, se trataba de recorrer el mismo camino que hasta ahora pero en sentido inverso. Lo divertido de las carreteras locales aquí es que te venden de todo. Hay puestos de productos locales por todas partes y es divertido. Incluso hay unos tíos que te sacan un cartel que pone "apartamentos". Digo yo que funcionará alguna vez el truco porque tener empleado a un tío que sujeta un cartel durante todo un día no parece muy efectivo. La competencia es grande, eso sí.





Tras instalarnos en casa de Ermal y Mari, nos fuimos a un resturante en lo alto de una montaña el cual no habríamos encontrado ni con la versión FBI del Google Maps. Imposible - estaba muy escondido y la carretera era casi imposible pero Ermal la subió con su coche como si fuese una autopista. Una vez allí nos esperaban Luka y los padres de Mari. Prepararon un cochinillo verdaderamente especial, hecho a la brasa pero tapado con un recipiente de barro. Quedó buenísimo. Hemos hecho un vídeo porque estas cosas no son fáciles de explicar. La vista desde el restaurante era magnífica, se veía Split y sus alrededores. Entre atardeceres, montañas y vistas espectaculares, Croacia es difícil de superar.




Estuvimos dando una vuelta por Split de noche - cenamos en un sitio que los dueños eran amigos de Mari y nos echamos unas buenas risas en una mesa que se hablaba croata, inglés, español y Dios sabe qué más. Split tiene muchos rincones con encanto. 





Lo que me hizo más gracia fue que hay una estatua de alguien, no me acuerdo quién, que si le frotas el dedo gordo del pie y pides un deseo, se cumple. La estatua está en obras, completamente tapada... menos el dedo gordo - han abierto un agujero para que la gente siga frotando y pidiendo deseos. Una genialidad. También hay una plaza hecha por los romanos con un agujero inmenso en el techo por el cual nunca cae la lluvia. Impresionante.

Os dejo un rato con Belén... y su visión de las cosas.




(anexo by Belén)

Cómo me está sorprendiendo Croacia, vaya país magnífico, por su gente, por las vistas, por lo bien que nos sentimos aquí... de lujo que te crujo oiga.




Split es una ciudad con muchas ruinas romanas y, mi teoría, es que los romanos pillaron un montón de casitas del Monopoly, las tiraron en el mapa y dijeron: ale, así se queda, ya que no tiene sentido alguno. Callejuelas que se cruzan sin sentido, calles anchas, pequeñas, edificios altos, rectos, en diagonal, una locura, pero es encantadora.

La casa de nuestros amigos es una pasada, me la pido para reyes..., un auténtico oasis y nos han tratado de maravilla.

En cuanto a lo de conducir por aquí es una locura, el límite de velocidad en autopista es de 130 km/h, pero nadie lo respeta. La poli solo te para si te pasas de los 200 km/h, pero solo para advertirte. El día que instauren los radares por aquí se van a cagar patas pa bajo.

Mañana caminito y manta hacia Dubrovnik y a seguir gozando de estos lares. Besitos a tutiplén!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario