domingo, 31 de julio de 2022

Día 2: Por Estambul, abajo... y arriba




Hola a todos desde Estambul. Ha sido un día muy largo, aunque tampoco hemos hecho muchas cosas. Hemos tomado buenas y malas decisiones y nos hemoe reído muchísimo, la verdad, especialmente en la segunda mitad del día. Teníamos la intención de ver los dos palacios más importantes de Estambul, el de Topkapi y el de Dolmabahce, y hacer una comparación, pero solo hemos visto el de Topkapi. Teníamos sueño y nos hemos levantado tarde. Al ir a cazar desayuno, Belén descubrió que la calle de nuestro hotel es zona de trabajo de prostitutas locales. Ya decía yo que era raro que me guiñaran tanto el ojo, joder, aunque no debería hacer chistes con esta mierda. Hemos visto más pobreza extrema de la que nos gustaría en Estambul, es el gran punto negro de la ciudad.



Fuimos en taxi al Palacio de Topkapi. Todo iba bien hasta que el taxista se saltó un desvío y en vez de 4 minutos, ahora tenía que conducir 24. Se me notó que estaba mirando el Google Maps porque solté un "HOOOOSTIAAAAA" de campeonato. El tipo no se cortó un pelo, paró el coche y dijo "hala, chatos, el palacio es para arriba, que os den por culo". Le deseo una vida larga a este señor, pero llena de picores. Que cada día de su larga vida le piquen los sobacos, los huevos, la polla, todo.









El Palacio de Topkapi es espectacular, no hay otra forma de definirlo. La entrada son 320 liras turcas (unos 16 EUR al cambio) y pagando 100 más tienes acceso a la zona del harén, que recomendamos muchísimo. Explica cómo vivían las favoritas y no favoritas del sultán y el business que era este tema. Merece la pena pagar el extra y ver todo el palacio. Vistas tremendas prácticamente desde cada ángulo, salas dignas de los mejores palacios del mundo y obviamente, mucha referencia a lo árabe, conexión muy profunda con la Alhambra de Granada y el Alcázar de Sevilla en lo estético.












Estuvimos tres horas pero se podrían echar tres más para verlo todo, pero teníamos hambre. Quería llevar a Belén a mi restaurante favorito en Estambul, el Seraf, que lo conocí recientemente. Los taxis son muy baratos en Estambul si usas Uber (y consigues coger uno), nos cobraron 11 EUR por 40 minutos de trayecto, es de locos. El Seraf es una tienda gourmet con restaurante arriba en el medio de ninguna parte. Comimos por menos de 25 EUR por cabeza y todo estaba delicioso: entrantes, plato principal - Belén pidió kebab de pollo, yo de cordero - y postres. Personal muy amable, un 10 de sitio. Tras acabar, vuelta al hotal para una siesta que se fue un poco de madre. Tenía sueño, había dormido muy mal, joder.









Por la tarde fuimos a la Mezquita de Soulemaniye, quizás la más grande de Estambul. Iba sin expectativas y el sitio me ha fascinado por fuera y por dentro. Tremendo edificio con grandes vistas al bósforo, precioso interior muy cuidado, nada que ver con otras mezquitas, y no muy masificada, aunque era domingo por la tarde. En general hay pocos turistas en Estambul, supongo que la gente tiene otras prioridades, lo cual es dificil de entender, pero en fin, allá ellos con las mierdas de sitios a los que van. La putada de ir a una Mezquita es que los bares cercanos no sirven alcohol. Subimos a una terraza con buenas vistas pero nos bebimos dos mierdas de limonadas que no veas. Malísimas, de sabores, horrorosas.




Y hablando de cosas horrorosas, hoy ha habido Reto de Bebidas que puede ser Top 1 de asquerosidad que haya probado, y eso que el listón estaba alto. Lo peor es que no lo vi venir porque parecía una bebida inofensiva de mora, y resultó ser meado de pingüino con cáncer terminal. Su puta madre.





Decidimos volver al hotel andando y ya cenaríamos donde fuese. Fue una hora y media de trayecto, parando muchas veces. Una de las paradas fue para pedir un taxi, pero no hubo manera de cogerlo. Primero pasamos por un tramo de calles que parecía que nos iba a salir la versión turca de Jack el Destripador de cualquier esquina, después llegamos a una parada de autobuses muy masificada y caótica, pasamos por debajo de un largo puente que llevaba a la Torre Galata. Cuando decidimos no coger el taxi eran 25 minutos de camino, pero resultó ser casi todo cuesta arriba. Hemos pasado las de Caín, joder. Con lo baratos que son los taxis aquí, no hace falta ser tan gilipollas.





El último acto del día fue comer en un bar cerca del Hotel Petros, en la única calle no ruidosa que hay con restaurantes. En mitad de la comida han subido tres señores que sumaban entre todos 400 años para cantar y tocar canciones de folk turco antiguo. Los de la mesa de al lado estaban encantados, pero yo no. De hecho, cuando los he visto subir, he soltado un "noooooooooo" que solo soltaría si viese venir a la tuna. Mismo nivel, vaya. La comida estaba buena, y acabamos en el pub de al lado del hotel, el James Joyce, como cada noche.



Mañana vamos al Palacio de Dolmabahce y recibimos a Kerem, mi amigo internacional más antiguo, mi hermano turco, que viene a vernos. Ya os contaremos.

PS: Belén quería hacer un anexo, pero se ha quedado sopa. Supongo que mañana os hablará de cómo se la gastan nuestros hermanos turcos...

PS2: Casi las dos de la mañana. Esto del blog está mu mal pagao. :)

2 comentarios:

  1. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 No hay más comentario. 2am y yo partiéndome la caja.

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