Una vez en The Met, procedimos a comprar los billetes. La conversación fue así, más o menos, igual es un poco exagerada:
- Hola, buenas, amable cajera del museo. Venimos a ver las maravillas que aquí se alojan. Picasso, Pollock, Monet, Cez...
+ (interrumpiendo) Cortad el rollo, cabrones. Sabemos quiénes sois. Los mierdosos que pillásteis dos entradas por dos dólares en 2013. Desde que vinísteis cambiamos la norma y solo la gente que vive en New York y New Jersey pagan la voluntad.
- Pues yo venía a darle la buena noticia de que somos ciudadanos neoyorkinos. Nos dieron el pasaporte con la tercera cerveza en el partido de la NBA de ayer. Va, no seas hija de puta, déjanos entrar más o menos por la cara.
+ No hay descuentos para tipejos como vosotros, a no ser que seáis estudiantes.
- Ah, pues el caso es que somo estudiantes. Aquí están nuestros carnets. Estudiamos música en un coro en Barcelona.
+ Sí, claro, y yo soy Janet Jackson, no te jode.
- No te pega ser tan sarcástica con la cara de mierda que tienes, vas a tener que reflexionar sobre esto. Mira, si no nos das el descuento de estudiante, empezaremos a cantar La Cabra, La Cabra, La Puta de la Cabra a pleno pulmón y a dos voces hasta que te echen de este curro de mierda, sobrada, mierdosa, excremento hecho cajera, mala persona, que dudas de nuestro afán por aprender a cantar.
Total, que el carnet del Taller de Musics nos sirvió para pagar la mitad. Hay buenos cuadros en The Met. Soy un apasionado de Claude Monet, al que le debo mi despertar artístico. No tengo ni puta idea de pintura pero me gusta mucho ir a museos y tengo claro que Monet es mi pintor favorito. Belén lo gozó con la pintura renacentista, pero con las obras, no había nada de Miguel Ángel o Leonardo. Solo vimos tres o cuatro Caravaggios, muy chulos, pero poco más. Eso sí, los impresionantes estaban por todas partes, así que no me puedo quejar. Monet, Van Gogh, Matisse, Degas, mis amigos pintores. Unos genios. Solo hay que ver el brillo de mis ojos en este vídeo. Feliz de la vida.
Esto tenemos que contarlo porque ha sido lamentable. El viaje de vuelta en autobús tenían que ser 22 minutos y han sido casi 55. La conductora de autobús ha parado en todos los semáforos con premeditación, la muy hija de puta. Joder, qué viajecito nos ha dado la tía. Si veía que faltaban 10 segundos para que un semáforo cambiase, ralentizaba la marcha. Ha sido peor que una operación de estómago. Si podéis pillar el metro en New York, evitad el autobús. Mal tráfico y peores conductores. Menos mal que la comida en el Royal 35 Steakhouse ha sido impecable, buenísima, extraordinaria. Desde ya, sitio top para comer en New York, pero solo el menú de mediodía con precio fijo. El resto de precios son completamente prohibitivos.
Por la tarde hemos quedado con Paz, una actriz amiga nuestra que se acaba de mudar de nuevo a la ciudad. Hemos ido a Brooklyn y pasado un rato genial con ella y su novio, Greg. Conversación larga e interesante sobre expectativas, racismo, vivir en esta ciudad y muchísimas más cosas.
Mañana nos vamos al outlet (The Mills at Jersey Gardens) y a ver a David Byrne, que seguro que nos ofrecerá un show sorprendente y tremendamente espectacular. Volveremos a Brooklyn para ver a más amigos. Ya vemos el final de la aventura cercano... pero eso nos da más ganas de disfrutar el tiempo que nos queda en New York. ¡A por ellos!
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